La última jornada del grupo B se presentaba aparentemente apacible. A
Portugal y a España les bastaba con empatar con Irán y Marruecos para
clasificar en partidos en los que debían ganar sin perder la raya del peinado. (Bueno,
en este mundial todavía no hemos visto un futbolista despeinado. Así de bueno
debe ser el gel que usan). El caso es que a Portugal parecía irle todo viento
en popa. Empezó ganando con gol magnífico de Quaresma pero luego cogieron
demasiado en serio lo de no despeinarse y apenas atacaban. El partido se
convirtió en realidad en un video juego: se pasaban más rato revisando las
jugadas en el VAR que jugando en la vida real. El VAR le ragaló un penalti a
Cristiano (que falló en la vida real), le rebajó una tarjeta roja a amarilla y
le concedió otro penalti a los iraníes que sí aprovecharon: cuando se viene del
Tercer Mundo se aprecia mejor el valor de las cosas. Y una vez empatados
insistieron en amenazar la portería: con un gol más clasificaban y de paso
dejaría fuera a Cristiano y al resto de los portugueses.
Mientras tanto Marrueco
se le adelantaba a España un par de veces. Primero Iniesta y Sergio Ramos
cayeron en un “¿el balón este es tuyo?”, “no, yo creo que es tuyo” que fue
aprovechado por un delantero marroquí para anotar y mudar a toda su familia a
Melilla. Iniesta se redimió dándole un pase a Isco que era como regalarle la
portería contraria. Pero poco dura la alegría de las diferentes comunidades
autónomas que tienen a bien a representar al Estado Futbolístico Español y el
marroquí Nesiry la clavó en un corner. Ya se acababa el tiempo y España ya no
sabía si con un gol de Irán a Portugal tenía que hacer las maletas o sacar
prórroga en el hotel. Al final, VAR mediante, el árbitro concedió un gol dudoso
a Iago Aspas y España queda como cabeza de grupo lista para enfrentarse a los
anfitriones del mundial machacados por los uruguayos horas antes. “Nadie sabe
para quién trabaja” habrán dicho los iraníes que con el empate apearon a los
portugueses del primer puesto del grupo y ahora deberán jugar con los
agrandados uruguayos.
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