viernes, 30 de diciembre de 2016

Dios creó...

Dios creó Venezuela para explicar que el problema de Cuba no era el embargo
Maduro implanta "la Libreta de Abastecimiento" en Venezuela
Nueva cartilla de racionamiento venezolana

lunes, 26 de diciembre de 2016

Los post más leídos del 2016

Como todos los años -en los que me acuerdo de hacerlo- les dejo un listado de los posts más vistos este año en el blog. Para mí al menos siempre será interesante intentar adivinar cuáles son los ingredientes que componen esa cosa tan extraña que llaman popularidad. Les debo una disculpa por ser este el año en que menos artículos he publicado en la historia de este blog. Un dato que encima confirma una tendencia decreciente: pasar de dos posts al día en su momento de intensidad máxima a menos de dos semanales este año. Disculpas podrán haber muchas pero piénsese solo en que de todos los blogs que existían en los días en que apareció  este es uno de los pocos que sobrevive. Seamos positivos y pensemos que el próximo El Blog de Enrisco año cumplirá 10 años de existencia. Y eso no es poca cosa si pensamos en el esfuerzo que entraña para el autor y -sobre todo- para sus lectores.
Y hablando del tema, gracias por acompañarme este año y que tengan un feliz 2017. 

















12.- Se entiende pero…

Post data: Mención especial al "Resumen del 2016" que con solo un día de publicado ya se sitúa en el lugar 13 10 entre los más vistos.  

domingo, 25 de diciembre de 2016

Resumen del 2016

Diario de Cuba publica mi resumen del 2016:
Enero
—Revelada la Letra del Año resulta ser un número. El ocho para ser más exactos. "Muerto" en la charada cubana. Se recomienda acostar el ocho y que así parezca el símbolo del infinito. Se vuelve a interrogar los caracoles y la Letra del Año resulta ser otro número. El 64. "Muerto grande", según la charada. Y encima no se deja acostar. A un nuevo intento sale el 68, "Cementerio". Se insiste hasta que por fin la Letra del Año es una letra. Pero es la X.
—El MININT toma cartas en el asunto y revolviendo los titulares del Granma del mes anterior obtiene, por fin, la Letra del Año que anuncia —y esto es textual: "1) Estallidos migratorios; 2) Incremento de las inversiones extranjeras; 3) Apertura de los convenios y encuentro entre países".
—La oposición continúa con su campaña titulada "Todos Marchamos" que consiste en desfilar los domingos por la Quinta Avenida de la capital hasta que la policía los muele a golpes, los arrastra hasta vehículos situados en las inmediaciones y se los lleva detenidos.
—La oposición se pregunta por qué su gesto no es imitado por el resto del pueblo.
Armando Tejuca
—Finalmente se reconoce que el pueblo está secundando el llamado de la oposición a marchar, solo que en vez de hacerlo por la Quinta Avenida lo hace por las carreteras de Centroamérica, rumbo a los Estados Unidos. "Algo es algo", comenta la oposición.
—Se revela que un misil norteamericano de alta tecnología perdido tras unas maniobras de la OTAN en España está en Cuba desde mediados del año anterior. La administración de Obama enérgicamente le exige a Raúl Castro que por favor, y si no le es mucha molestia, le devuelva el misil.
—Teniendo en cuenta el caso de Alan Gross, expertos prevén el siguiente escenario en los próximos meses: 1) Una campaña internacional bajo la consigna "Liberen al cohete" (pero apunten para otro lado). 2)  El misil aparece con cara de zombi ante las cámaras de la televisión cubana declarando que quiere quedarse en Cuba y hacer familia. Que ya tiene un hermano gemelo chino y otro ruso. Ah, y que quiten el embargo. 3) Silvio Rodríguez actualiza su repertorio y graba la canción "Misil contra misil". 4) Al fin el misil liberado aparece, con unos cuantos dispositivos de menos, dando declaraciones sobre lo bien que lo trataron sus captores. 5) Meses después el mismo misil reconoce que mientras estuvo en Cuba lo amenazaban con accionarle el mecanismo de autodestrucción si no colaboraba. Sin embargo ya nadie le presta atención a estas declaraciones. 6) El cohete viaja de vuelta a Cuba para la filmación de una nueva película de la saga de James Bond, entusiasmado con poder contribuir al mejor entendimiento entre los dos países.
Febrero
—Raúl Castro visita Francia pero es su nieto, Raúl Guillermo Rodríguez Castro, alias "Cangrejo", la estrella del espectáculo. Como jefe de su escolta y preocupado por lo que pueda hacer la principal enemiga de su familia —la ley de gravedad— se las arregla para aparecer todo el tiempo en primer plano, obligando al presidente fransuá (Hollande) a ejercer personalmente como coreógrafo de los eventos públicos en los que participa con el abuelo y el nieto.
—Contra todas las predicciones, el misil norteamericano es devuelto a EEUU al tiempo que desde la Casa Blanca anuncian que Obama viajará a la Isla al mes siguiente. El artefacto, por su parte, se niega a dar declaraciones.
John Kerry, secretario de Estado, en medio de los febriles preparativos para la visita de Obama a la Isla, afirma que el respeto a los derechos humanos sigue estando en la agenda de su administración, pero ahora mismo no encuentra la página. O quizás lo anotó en un papelito aparte pero está seguro que lo puso en la agenda y ahí debe de estar. A menos que se haya caído, claro.
—Luego de mil años sin verse, el Papa se reúne con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa en un esperado y trascendente cónclave. "Cuba, tierra de reconciliación", exclama la prensa internacional, mientras a los opositores siguen dándoles palos.
—Desde La Habana, el papa Francisco sale para México donde, luego de quitarse el traje de Clark Kent pontificio y enfundarse el de SuperPapa, regaña a la clase política mexicana y llama a crear un "México donde no haya que emigrar para soñar". Algunos aclaran que quiso decir Cuba en lugar de México, pero la falta de oxígeno en la meseta mexicana lo tenía desorientado.
—Se reporta la presencia de geólogos norteamericanos en Cuba en busca de yacimientos de kriptonita. "Algo tiene que explicar el súbito debilitamiento del discurso de tantas figuras públicas en cuanto llegan a estas tierras", declaran.
Alen Lauzán
—Un par de peloteros cubanos desertan a EEUU. Lo que lo convierte en noticia y no mero acto de reubicación laboral es el apellido de los deportistas, Gourriel, el equivalente en la pelota local al de Castro en la política. Si se añade que uno de los fugados es pareja de una nieta de Raúl Castro se pueden vaticinar cambios dramáticos para el deporte nacional. Como que a partir de la siguiente temporada el equipo Industriales sea rebautizado como los Yankees de La Habana. O viceversa.
Marzo
—El grupo británico Rolling Stones confirma la celebración de un concierto en La Habana al mismo tiempo que los cubanos de Buenavista Social Club cancelan un concierto en Taiwán por motivos políticos. Llama la atención que cuando el Buenavista Social Club de Inglaterra se decide a tocar en un país donde fueron prohibidos a causa de la política, los Rolling Stones de Buenavista castiguen a otro por razones igualmente políticas.  
Alen Lauzán
—Intelectuales en La Habana niegan que en Cuba haya habido nunca censura contra el rock. Incluso recuerdan las sabias palabras del Comandante en Jefe: "Dentro del rockanroll todo, contra el rockanroll, nada".
—A bordo del Air Force One llega a La Habana en una tarde lluviosa de domingo el presidente norteamericano Barack Obama, acompañado de su esposa e hijas. Junto a él viajan también La Bestia y La Suegra, causando ambas gran conmoción entre los cubanos.
—El apretado programa de Obama incluye: 1) ingestión de solomillo en restaurante privado. 2) encuentro con Raúl Castro en el Palacio de la Revolución. 3) discurso en el Gran Teatro Nacional. 4) reunión con los disidentes. 5) reunión con Pánfilo y sus amigos del programa humorístico "Vivir del cuento". 6) visita al estadio de béisbol junto con Raúl Castro para presenciar el encuentro entre los Tampa Bay Rays y la selección local más conocida como Desertores del Futuro.
—El programa de las autoridades cubanas es mucho más sencillo y consiste en: 1) dar doble ración de palos a los disidentes el día de la llegada de Obama; 2) negar que los disidentes existan.
—A su término, el viaje a La Habana es considerado una brillante victoria de la diplomacia norteamericana teniendo en cuenta: 1) la honda impresión causada por La Bestia entre los cubanos; 2) que el solomillo estaba exquisito; 3) que Pánfilo y Chequera se dejaron ganar el partido de dominó; 4) que las frases de Obama en español ya resultan inteligibles; 5) que el presidente pudo repartir analgésicos entre los disidentes golpeados dos días antes; 6) que los Tampa Bay Rays les ganaron a los Future Defectors. De manera que, plastificado su brillante discurso del Gran Teatro de La Habana y guardado en su archivo "Legado presidencial", Obama ya podrá dedicarse a otras tareas. El secretario de Estado John Kerry, por su parte, insiste en que el tema de los derechos humanos en Cuba es parte de su agenda, lo que con todo este trajín no recuerda dónde la puso.
—Al principio la reacción de la prensa oficial y la Iglesia cubana —de un pájaro las dos alas— ante la visita de Obama es cauta: apenas le echan en cara al representante del imperialismo que haya pedido olvidar los pasados conflictos entre ambos países y enfocarse en el futuro. Pero cuando el Retirado en Jefe publica un artículo cuya única frase coherente es "No necesitamos que el imperio nos regale nada" los periodistas oficiales, cediendo a ancestrales instintos, se lanzan contra la yugular del presidente norteamericano. Lo acusan incluso de ser negro y hacerse pasar por sueco. Una vez más, Obama se ve forzado a presentar su acta de nacimiento, que lo certifica como nativo de Hawai.
Abril
Alen Lauzán
—A propósito de los primeros viajes directos de cruceros a Cuba de la época postdiluviana estalla un escándalo al salir a la luz una ley cubana que prohíbe a los nacidos en la Isla entrar o salir de ella por mar (a menos que fueran a estudiar a la Unión Soviética). Dicha ley, que se pierde en la noche de los tiempos y algunos atribuyen directamente a Noé, pone en peligro un símbolo de la normalización de las relaciones entre Cuba y EEUU como son las visitas de cruceros.
—Entre grandes expectativas sobre los cambios que traerá a la estructura y relaciones económicas de país se da inicio al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).
—Ante la absoluta falta de cambios que no trae el congreso los medios de prensa se concentran en el peinado que luce el antiguo Primer Secretario del PCC en su aparición en el cónclave. Allí, lo único alentador sobre el futuro del país que se le ocurre decir es: "Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala".
—Finalmente se levanta la prohibición que impedía a los nativos acceder a embarcaciones que entraran y salieran de la Isla. La noticia llena de esperanza a otras especies a las que todavía se les niega el acceso a los cruceros vacacionales, como es el caso de los rinocerontes y las pirañas.
—Raúl Castro, el rozagante secretario general del PCC de 84 años, propone en el VII Congreso imponer límite de edad a los principales puestos de dirección en el PCC y el Gobierno. El máximo líder del comunismo cubano Raúl Castro comentó entre risas que sugería los cambios "por razones obvias y la propia experiencia". El único que se rió fue él.
—Acatando ejemplarmente la sugerencia del Primer Secretario del PCC, el cardenal Jaime Ortega Alamino renuncia al Arzobispado de La Habana tras 35 años en el cargo. Es sustituido en dicho puesto por Juan de la Caridad García, hasta ahora arzobispo de Camagüey.
Mayo
Alen Lauzán
—Con gran despliegue de publicidad se filma en La Habana la octava parte de la saga hollywoodense Fast and Furious.
—Con gran despliegue de publicidad se celebra en La Habana el desfile de la casa de modas Chanel.
—El cantautor cubano Silvio Rodríguez declara: "Me da lo mismo que filmen o que posen en Cuba siempre que nos paguen bien, para luego usar esos recursos para nuestros sueños de justicia social". Esto resulta confuso ya que el único sueño que hasta ahora el cantautor ha dado a la publicidad estaba compuesto enteramente de serpientes.
—Con gran despliegue de publicidad se anuncia que la próxima temporada de Juego de Tronos NO se va a filmar en La Habana.
—El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba emite una declaración confirmando lo anterior y en la que especifica que en Cuba "ni los principios son negociables ni el trono está en juego".
Junio
—Las tradicionales golpizas que se propinan cada semana a los disidentes son propuestas para que integren el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, junto a la rumba y a la tumba francesa.
—El intelectual residente en la Isla Desiderio Navarro dijo esperar que "lo más comprometido de la intelectualidad y de la sociedad cubana en general" no permita "que, con su silencio, la voz de unos pocos intelectuales aislados resulte, sin quererlo, la única expresión de la conciencia crítica de la sociedad en la esfera pública". Se refiere —y no es broma de este cronista— a los delantales estampados con los colores de la bandera cubana que se venden a los turistas.
—"Aunque aparentemente Cuba no ha cambiado, sí lo ha hecho", dice el escritor cubano Leonardo Padura pero no aclara si se refiere al estampado de los delantales o al contenido de su refrigerador.
Julio
—EEUU y Cuba acuerdan plan para salvar a los tiburones que habitan en el estrecho de la Florida en un esfuerzo encaminado tanto a conservar especies en peligro de extinción como a crear obstáculos naturales al creciente flujo migratorio de los cubanos, una especie cuya existencia de momento no parece estar en peligro.
—En un incidente que conmueve al mundo del arte en la ciudad de México un taxista huye con 12 cuadros pintados por el excanciller cubano Roberto Robaina. Momentos de tensión se viven en los días siguientes ante la posibilidad de que las pinturas del exfuncionario cubano puedan reaparecer.
—Una entrevista televisiva realizada al artista conocido como Kcho revela que los esfuerzos de la Revolución por convertirlo en un reconocido artista debe considerarse uno de los grandes logros de la humanidad. En cambio la tarea de enseñarle a hablar demuestra ser un caso perdido.
—En uno de los momentos de mayor peligro para la supervivencia de la humanidad desde la Crisis de los Misiles se rumora la posibilidad de que Ricardo Arjona y el dúo Buena Fe graben un disco en conjunto. Luego de que diversos organismos internacionales, alarmados, traten de conjurar el peligro los músicos acceden a grabar solo una canción, "Viaje". La humanidad suspira aliviada. No obstante el resultado resulta igualmente desastroso.
Agosto
Alen Lauzán
—Se celebra el 90 aniversario del natalicio del líder de la Revolución y fundador de la Nación con un espectáculo que derrocha un servilismo más que merecido. Ante esto el homenajeado proclama: "Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala".
—El periodista Randy Alonso hace una de las mayores contribuciones a la unidad de todos sus compatriotas al llamar a un deportista nacido en la Isla que competiría por España en los juegos olímpicos "excubano". Compatriotas de todas partes que usualmente no concuerdan en nada llaman a linchar al susodicho Randy Alonso. El único desacuerdo que surge es en cuanto al método que emplearán en el linchamiento.
—En los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro Cuba alcanza 11 medallas, la cifra más baja desde los juegos de Munich de 1972. Esto debe considerarse un logro rotundo en un país cuya producción azucarera de 2016 no consigue sobrepasar la de 1905.
—La directora del Museo del Bronx recauda dos millones de dólares con el fin de instalar en Cuba una copia de la estatua ecuestre de José Martí que se encuentra en el Central Park de Nueva York. La escultura original se opone terminantemente a que una copia suya sea llevada a la Isla y amenaza con lanzar una campaña con el título de "Ni repatria, ni amo" o "La patria no es nada, ni pedestal".
—En medio de la crisis de suministros, subida de precios de productos básicos, aumento de las desigualdades sociales y de represión a todo intento de disentir, Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, eleva su más enérgica protesta… contra la venta de delantales con los colores de la bandera.
—Ese mismo mes Habaguanex y otras instituciones empresariales de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana pasan a manos de las FAR en un movimiento que se sospecha instigado por los fabricantes de delantales.
Alen Lauzán

Septiembre
—Muere en un accidente náutico a los 24 años el pitcher cubano José Fernández, uno de los jugadores más prometedores de las Ligas Mayores e ídolo de muchos seguidores del deporte. No, no hay nada gracioso en esta noticia.
—La prensa cubana ignora la muerte de José Fernández lo que reivindica la lucidez de Randy Alonso al considerar excubanos a los que emigren a otras tierras: en caso de que mueran quiere evitarle sufrimientos innecesarios a sus compatriotas. Y además, así podrán ahorrar lágrimas que necesitarán en un par de meses exactos.
Octubre
—Baracoa, primera villa fundada por los conquistadores españoles y desde entonces uno de los sitios más aislados del resto del país, sufre dos catástrofes con apenas días de diferencia. La primera es el impacto del huracán Matthew que arrasa con toda la ciudad. La segunda es el aluvión de reportes de la prensa nacional que pretenden hacer ver que la situación no es tan grave. Para ello echan mano a metáforas prohibidas por la Convención de Ginebra contra la Tortura. Uno de estos periodistas llega a decir: "Empleando un término actual puedo decir que Baracoa quedó destruida, en ruinas, llena de escombros, pero también desbordada de solidaridad, expresada por el apoyo entre familias y vecinos o en la asistencia, ya palpable, de hombres y medios de otras provincias del país".
—Con el sentido de la oportunidad y los negocios que el Gobierno cubano ha demostrado en esta nueva fase de actualización del socialismo, este consigue que el huracán Matthew le sea rentable al cobrar 20 CUC por cada kilogramo de ayuda que le envían a los damnificados desde el extranjero. "Con un par de huracanes más arreglamos el presupuesto del año. Lástima que la temporada ciclónica sea tan corta", comenta un alto funcionario.
—La respuesta del pueblo cubano al proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y EEUU es esperanzada y rotunda: desde que se inició dicho proceso el 17 de diciembre de 2014 90.000 cubanos se han instalado en EEUU en acto de franca reconciliación con el país vecino. Mientras tanto otras decenas de miles —una vez que pasan por la marxista acumulación originaria de capital— regresan a la Isla a comprar las casas vendidas por los que se van.
—Expertos calculan que para el año 2060 todos los cubanos deben haber pasado por el ciclo de irse-repatriarse-y-volverse-a-ir al menos un par de veces. Bueno, todos no…
—"Alguien debiera poder explicar de forma sosegada por qué puede observarse desde un observatorio a 5.000 metros de altura sobre el nivel del mar una estrella cuya luz tardó 12.000 millones de años luz; es decir, a 300.000 kilómetros por segundo, en llegar a la Tierra. ¡Una insólita medalla de oro! ¿Cómo puede explicarse eso, especialmente cuando se hace referencia a la unión de las estrellas que según eminentes científicos dieron lugar a la teoría del Big Ban [sic]?", escribe el Comandante en Jefe en un artículo que hace sospechar a científicos de todo el mundo que el susodicho se halla en una órbita muy distante de la nuestra.
—La decisión de la Academia Sueca de otorgarle el Premio Nobel de Literatura al cantautor norteamericano Bob Dylan enciende la imaginación de muchos. Entre ellos la del académico francés Paul Estrade quien afirma que "Fidel Castro merece dos Premios Nobel, el de la Paz y el de Economía". Otros piensan que el Nobel de Medicina debiera ser compartido entre Ricardo Arjona y el dúo Buena Fe por haber descubierto una cura infalible contra el estreñimiento.
Noviembre
Alen Lauzán
—Por fin el nuevo arzobispo de La Habana reconoce que en Cuba hay violaciones a los derechos humanos… solo que se refiere exclusivamente al aborto. Buscando estimular la solidaridad del prelado los opositores deciden realizar su tradicional desfile dominical "Todos Cogemos Palos" disfrazados de fetos.
—Contradiciendo todas las encuestas el-admirador-de-Putin-atrapador-de-vaginas-ajenas-racista- insultador-de-latinos-minorías-y-discapacitados-físicos-abominador-de-la-prensa-que-lo-critica-y –especulador-de-la-posibilidad-de-tener-tener-sexo-con-su-propia-hija Donald Trump es elegido como nuevo presidente de los Inmensamente Grandes de Nuevo Estados Unidos de América (IGNEUA). Grupos de cubanos de la oposición y el exilio celebran la perspectiva de que Trump le atrape la vagina a Raúl Castro y especule sobre la posibilidad de tener sexo con este.
—Contradiciendo los persistentes rumores sobre su inmortalidad el Comandante en Jefe decide finalmente reunirse con sus colegas Stalin, Ceausescu, Mao, Franco, Pinochet y Gaddafi. Y con la perrita Laika.
—El pueblo cubano, con la madurez que lo caracteriza, no reacciona ante la noticia a la espera de instrucciones.
—Una vez cursadas las órdenes pertinentes el pueblo cubano rompe a llorar a coro.
—No obstante se registran algunos incidentes —por otra parte comprensibles ante la inesperada muerte de un señor de 90 años— que denotan cierta falta de sincronía en el dolor colectivo. Como la periodista que saluda a Silvio Rodríguez dándole —inexplicablemente— los buenos días. El cantautor, sin perder el aplomo que lo caracteriza, le explica que los días no son buenos. Esto desata una reacción en cadena que impele a los locutores del noticiero nacional a eliminar la expresión "buenos" o "buenas" de sus saludos. Y a que el licenciado Rubiera, meteorólogo del programa, declare que a partir de ahora todos los días serán nublados.
—Por pura coincidencia los cubanos de la ciudad de Miami deciden adelantar la celebración de las navidades de este año y los carnavales del siguiente. También deciden reforzar las reglas básicas de cortesía al punto de decir "buenos días", "buenas tardes" y "buenas noches" al menos cien veces al día.
—En la Isla, el pueblo cubano, dominado por su profundo dolor se entrega a lo que mejor que ha aprendido a hacer tras tantos años de Revolución: colas. En realidad se trata una única e interminable cola para rendir su más profundo respeto a una fotografía y un ramo de flores. Las cenizas del difunto están en realidad en la aledaña Sala Universal de las FAR a la que solo tienen acceso invitados muy especiales. A diferencia de lo que ocurre normalmente la cola se alarga a medida de que la gente se entera que no van a repartir nada.
Ares
—El Gobierno decreta nueve días de duelo nacional en los cuales estará prohibida la música, la venta y consumo de bebidas alcohólicas y los programas humorísticos. La tristeza del pueblo cubano se hace infinita. ¿O es al revés? Ahora estoy confundido.
Diciembre
—La cola se expande a lo largo de todo país para ver pasar el jeep con los restos póstumos del Cenicero en Jefe.
Armando Tejuca
—El pueblo cubano, un pueblo usualmente alegre y feliz como pocos en el mundo, acata con disciplina el luto oficial. Este solo es interrumpido cuando de vez en cuando algún enviado de la CIA intenta perturbar la profunda tristeza circundante oyendo música con sus audífonos o abriendo una botella de ron en casa. Ante estas provocaciones las autoridades les aplica elevadas multas. O, a fin de evitar que los agentes provocadores sean linchados por un pueblo ofendido en su dolor, los encierra en prisión.
—En Miami el adelanto de Navidad, los Reyes Magos y los carnavales ha adquirido tales dimensiones que la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) se ve obligada a tomar cartas en el asunto para evitar una crisis en el suministro de bebidas alcohólicas al condado de Miami-Dade, altamente exigido en estos días.
—Luego de un largo recorrido a lo largo del país el jeep que trasladaba al Cenicero en Jefe se detiene involuntariamente en las inmediaciones del cuartel Moncada y debe de ser empujado por soldados que acompañan la caravana fúnebre. Expertos en detenciones súbitas de vehículos en funerales de Estado y otros sucesos paranormales ven este hecho como una clara señal del destino. Sin embargo no se ponen de acuerdo sobre su significado. Este se aclara un poco cuando se descubre que la piedra que acogerá los restos mortales tiene forma de boñiga de caballo.
—En una conferencia en Addis Abeba la UNESCO anuncia que la rumba cubana, junto a la música tradicional de Uganda y la cerveza belga, son ahora parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Alen Lauzán
—Y hablando de rumba y cerveza, luego de los nueve días de luto oficial el pueblo cubano, consumido por la aflicción se resiste a regresar a su habitual comportamiento jocoso y alegre. Ante presión tan masiva las autoridades se ven obligadas a suspender toda actividad festiva pública y a seguir multando y encarcelando a los agentes provocadores que intentan quebrantar el desconsuelo general. Durante esos días siguen suspendidos los programas humorísticos en televisión. La transmisión de música bailable también sigue prohibida y es reemplazada por música de cantautores.
—Pero la vida no se detiene: antes de iniciarse el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana el ICAIC retoma una de sus más antiguas y acendradas tradiciones: la censura. Esta vez se trata  de la película Santa y Andrés a la que se le niega la participación en el festival porque "presenta una imagen de la Revolución que la reduce a una expresión de intolerancia y violencia contra la cultura". Y no encuentran mejor manera de apoyar esta obra que dándole la razón.
—Autoridades alertan sobre un repunte en el índice de suicidios en el país. Entre las hipótesis que se manejan gana fuerza aquella que apunta a que la población ha estado expuesta demasiado tiempo a música de cantautores. Esto confirma estudios previos que señalaban dicha música como inhibidora de hormonas como la dopamina, una teoría que nunca antes había sido puesta a prueba con tantas personas durante tanto tiempo.  
—En un intento desesperado por sacar al pueblo del profundo estado de tristeza que se encuentra desde la muerte de su Comandante en Polvo (o Polvito de Gente, como empieza a llamársele cariñosamente) el gobierno llama a "celebrar con júbilo y optimismo, la obra inmensa que he­mos creado todos juntos". "Claro está", se añade, "hay sentimientos que todavía se nos agolpan y requieren moderación". Y dichos sentimientos, de más está decirlo, son de desconsuelo absoluto.
—Consultada la Letra del Año resulta ser de nuevo un número: 55, "cangrejo" en la charada. Vuelto a consultar sale otro número: 73, "maleta". El MININT aclara que esto no constituye alusiones veladas a temas tales como las reformas económicas, la escolta presidencial o la emigración sino a otros temas que están todavía por determinar.
—Dominados por el espíritu reconciliatorio de la Navidad los exiliados cubanos en Miami hacen votos por la pronta reunificación familiar… de los hermanos Castro. En Cuba, en cambio, la gente no está muy segura de poder soportar un mes más a dieta de cantautores. 

jueves, 22 de diciembre de 2016

Últimas páginas

Texto aparecido hoy en Diario de Cuba

Últimas páginas del diario del Comandante en Jefe Fidel Castro

Me morí.
No se puede culpar a nadie. Es absolutamente mía la responsabilidad.
Alguna vez lo dije. Si la Revolución fuera destruida sería por causa nuestra. Después de más de seiscientos atentados fracasados de la CIA contra mi persona fue mi propio corazón el que dejó de funcionar. Por voluntad propia. Y sin mi consentimiento, debo decir. Pero no es este momento de culpar a nadie aunque siempre haya abrigado sospechas contra él. Temí que por debilidades propias de su naturaleza inconscientemente actuaría de acuerdo con el enemigo. La ya conocida generosidad de nuestra Revolución me impidió actuar por anticipado temiendo que cualquier acción preventiva pudiera poner en peligro una vida que no me pertenecía solo a mí sino a todo un pueblo. Aprovechando un descuido mío mi corazón se detuvo y la circulación de la sangre, descrita hace siglos por el científico Miguel Servet, español como mi padre, se interrumpió y mi organismo todo dejó de funcionar. Mi conciencia, en cambio, ha sobrevivido. He ahí una ardua tarea que deberá resolver el materialismo dialéctico.
Así que estaba muerto pero nadie quiso asumir la inmensa responsabilidad de darse por enterado. Ni siquiera se atrevieron a cubrirme la cara con una sábana que es lo que se hace en las películas producidas por el imperialismo, un imperialismo que se regodea innecesariamente en la muerte y la violencia. Ese mismo imperialismo del que más temprano que tarde veremos pasar su cadáver. Pero gracias a que no me cubrieron con una sábana pude seguir atentamente todo lo que ocurría en la pantalla del televisor (Tampoco se atrevieron a apagarlo por temor, supongo, a que yo no estuviera muerto y que, al despertar, me enfureciera por haberme perdido alguna noticia. Como esta de mi muerte. No sería la primera vez). Y sí, pude ver a mi hermano anunciando mi fallecimiento. No lo hizo mal, debo reconocerlo. Realizó la tarea con una sobriedad extraña en él. Y aunque reconozco que yo lo hubiera hecho mejor, lo felicito. Ciertamente yo le habría impreso mayor solemnidad al anuncio pero no se puede estar en todo.
Al hacerse pública la estremecedora noticia de mi fallecimiento el primero en llamar fue el presidente venezolano Nicolás Maduro. Aunque se le explicó varias veces que la noticia era real y no una maniobra para confundir al enemigo insistió en ponerse al habla conmigo. Cuando ya no quedó otro remedio Raúl hizo traer a una espiritista –recomendada por Abel Prieto, un joven valioso- para que nos pusiera en contacto ultrasensorial al querido presidente venezolano y a mí. Gracias a esto Maduro me felicitó y me deseó suerte en mi nueva etapa que él llamó eterna pero a la que prefiero referirme en términos menos dramáticos. No obstante, la insistencia de Maduro nos fue útil al permitirnos dirigir cada detalle de las complejas operaciones que se requirieron para mis exequias.
Lo primero que hubo que decidir fue qué hacer con mi cuerpo. Compañeros especialistas explicaron que había pasado demasiado tiempo desde la traición de mi víscera pretendidamente más importante. De modo que ya serían impracticables los procedimientos taxidérmicos que me permitirían conservar una cercanía física con mi pueblo. Hice saber que no lo pensaran más. De no estar de cuerpo presente ante mi pueblo prefería que me cremaran. Así evitaría el lento y humillante proceso de la descomposición del cuerpo. En eso intervino mi querido Hugo Chávez quien me felicitó por la audaz iniciativa que habíamos tenido Maduro y yo de reunirnos con él. Fue difícil explicarle a Chávez que Maduro seguía vivo. Pero más difícil fue explicárselo a Maduro quien al escuchar la voz de Chávez tuvo una confusión que tardamos horas en aclararle: él, Raúl y el imperialismo seguían vivos y Chávez y yo, muertos. Y Stalin. Y Napoleón. Cuando preguntó por Cristo decidimos cambiar de conversación.
No quiero aburrirlos con detalles. Porque no voy a engañarme: sé que estas páginas serán leídas por miles de millones de personas en busca de inspiración y por tanto no deben contener detalles intrascendentes. Debo resignarme a que nada en mi vida es privado (excepto mi vida privada, que es secreta). De común acuerdo los especialistas y el difunto, decidimos proceder de inmediato a la cremación. El propio difunto ordenó, ante la mirada incrédula de la compañera espiritista, que aplicaran al cadáver la máxima temperatura posible. El fallecido estaba dispuesto a tolerar esa incomodidad con resignación, como mismo estuvo dispuesto a tolerar las peores pruebas mientras vivía. Y así fue. En medio de aquellas asfixiantes temperaturas me comportaba estoicamente cuando escuché la voz de mi querido Hugo Chávez advertirme que eso apenas era el comienzo. Pero, antes que le pudiera preguntar a qué se refería, Maduro le gritó a Chávez que la iguana que tenía de mascota en Miraflores lo miraba fijamente mientras le decía que tenía mucho calor. “Yo creo que el Comandante Fidel ha encarnado en la iguana” concluyó. Le tuve que pedir a la espiritista que cortara por completo la comunicación con Maduro para poder concentrarme en el duro trayecto que tenía por delante.
Porque todavía me quedaba por recorrer todo el país a bordo de un arcón rodante tirado por un jeep militar soviético. A todos les debía quedar claro que, aunque mi cuerpo hubiera sido reducido a cenizas, mi espíritu seguía en pie de guerra. Había perdido la batalla biológica mas no la guerra espiritual. Sólo lamento que la isla no fuera más larga para haber dilatado algo más el viaje hasta mi última morada. Y que la capital no hubiese estado en el cabo de San Antonio y darle a nuestra provincia más occidental la misma oportunidad de despedirme que al resto del país. Ya en las inmediaciones del cuartel Moncada, lugar de tanta trascendencia para la Historia patria y universal, el motor del jeep soviético, testigo de mis batallas contra los elementos, se detuvo. Como antes lo había hecho mi corazón. Tal parecía que lo sobrecogiera la significación del momento. Hubiese querido lanzarme desde el jeep como antes lo había hecho desde un tanque en las arenas de Playa Girón. Ser yo quien empujara el vehículo detenido, en lugar de esos soldados tan poco marciales que me acompañaban. Sin embargo comprendí, con la claridad de quien redescubre su lugar en este mundo, que mi misión en ese momento era mantenerme sereno al pie de mis cenizas. Que debía empezar a acostumbrarme a que mi pueblo aprendiera a arreglárselas sin mí.
“Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz” dijo el Héroe Nacional junto al cual, humildemente, di orden de guardar mis restos. Porque a eso recuerda la enorme piedra que hicimos bajar desde la Sierra Maestra para acoger mis cenizas: a un grano de maíz. Solo que en esa mole de roca sedimentaria no caben uno sino millones de granos de maíz.
Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Chávez tenía razón. Acá el calor es infernal, muy al contrario de la edulcorada descripción que del paraíso nos dieron en escuelas regidas por jesuitas o hermanos de La Salle. Pero no pienso permanecer aquí por mucho tiempo. Mi espíritu inquieto y rebelde no lo soportaría. Trataré de reencarnar lo más pronto posible aunque quizás no lo haga en un ser humano. La escasa aptitud para la longevidad que posee la raza humana me ha resultado decepcionante. Quizás reencarne entonces en un galápago como el que vi en el patio del palacio de Miraflores. Mi única preocupación es cuán difícil le sería a una tortuga de tales dimensiones lanzarse desde lo alto de un tanque de guerra.
Porque me temo que alguna guerra habrá.

Y muertos, muchos muertos. Parece algo inevitable en el destino de ciertos ejemplares superiores, dicho sea esto con toda la humildad del mundo.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Cambio de señas

Parece que se han dado cuenta de que se les ha ido la mano con el luto y le dieron vuelta al asunto. Van a celebrar el fin de año pero a mayor gloria del innombrable. Ordena el Granma:
"Fidel, ese corazón palpitante que nos conduce siempre a la superación de los obstáculos, a enfrentar los retos y alcanzar nuevos logros, es también una razón para celebrar con júbilo y optimismo, la obra inmensa que he­mos creado todos juntos.
[...] El 1ro. de enero es orgullo para los cubanos, y volverán las banderas a nuestras ca­lles, a los centros de trabajo, de estudio, a las comunidades y pueblos.Será ese el preámbulo para acoger el día 2, en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana, la Revista Militar y marcha del pueblo combatiente, la cual está dedicada al aniversario 60 de la fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, al desembarco del yate Gran­ma, al aniversario 58 del triunfo de la Revolución, y que servirá de homenaje al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y a la juventud cubana.
[...] Se trata de otro fin de año con nuevas ex­pectativas y metas de trabajo, con ferias po­pulares y agropecuarias, como ya es tradicional, así como el reforzamiento de la red gastronómica y otros servicios en todas las provincias del país.
No faltarán las actividades festivas en los centros recreativos (cabarets, restaurantes, círcu­los sociales y otros), que se mantendrán como de costumbre, así como las que se organizan en áreas públicas.
En todas ellas participará el pueblo que habita este archipiélago, el mismo que se com­prometió a llevar adelante la obra y el pensamiento de Fidel y que lo conducirá, con cada enero, en caravana libertaria por toda la nación, hacia la victoria, siempre"
Reacuerdan al rey de El Principito, dictando por decreto alegrías (la normal, de disfrutar del fin de año junto a la otra, más perversa, de celebrar una muerte largo tiempo esperada) que no es necesario alentar demasiado. Cosas de Raúl I, El Pragmático.

viernes, 16 de diciembre de 2016

José Ramón Fajardo Atanes o vivir y morir en el submarino amarillo

Ni siquiera de la fecha de nacimiento puedo dar seguridad. Ecured, la Wikipedia del pobre, dice que nació en 1953 pero un amigo me corrige afirmando que nació en 1957*. Tampoco recuerdo cómo di con él aunque en aquellos días vivíamos a metros de distancia. Hacía rato que había publicado su único libro, el que le había dado el premio juvenil más importante del país y la condición oficial de escritor (que no de escritor oficial, que eso nunca fue). Un libro con un título que todavía sonaba subversivo –Nosotros vivimos en el submarino amarillo- en tiempos en que apenas se levantaba la veda contra los chicos de Liverpool pero con cuentos que sobreviven a la veleidad de las prohibiciones. Porque Fajardo escribió cuentos de becas y escuelas al campo cuando todavía no eran un subgénero del realismo postsocialista, (esas cosas atroces empezando por los subgéneros) y podía contarse aquella realidad andrajosa con frescura y penetración.

Cuando lo conocí ya Fajardo llevaba años de encierro en su caserón de La Víbora, acompañado de un perro enorme y cocinándose el hígado lentamente (Pepe no tenía apuro para casi nada) con los peores alcoholes del mercado en una época en que lo peor era lo único que había. Fajardo no aprovechaba mis visitas para obligarme a leer algún cuento suyo (que es mucho más de lo que puede decirse de la mayoría de los escritores) sino para ofrecerme lo más espléndido que encontraba a mano: su alcohol asesino, espacio en alguna antología que andaba preparando sobre el SIDA (y en la que no me animé a participar), la lectura generosa de mi último manuscrito en aquellos días y, sobre todo, su conversación. Una conversación llena de muertos recientes, de suicidas que en aquellos años se habían convertido en epidemia, de desencantos algo más viejos que los suicidas pero también de mucho humor, un humor que parecía inmune a la muerte y al desencanto. Tuve la tremenda suerte de reencontrarme con él hace un par de años en Miami pero ya para entonces era como recibir un adelanto de la noticia que me dieron ayer: su cuerpo y su voz eran frágiles como si cargara con muchos más años de los que llevaba acumulados aunque esa condición amable que lo definía siguiera intacta.

Hoy, he vuelto como por primera vez a su cuento más famoso. A reencontrarme con aquella voz que iba a buscar al caserón de La Víbora hace muchos años. Me acerqué –lo confieso- como con los ojos entrecerrados. Con el temor a encontrarme con algún detalle que no estuviera a la altura de mi recuerdo de Pepe, alguna fractura donde antes todo parecía sólido. Pero en ese cuento en el que cubre su estructura delicada y perfecta con salpicaduras de fango y gofio (un relato que puede leerse como "Una semana de Totico Denísovich y sus socios en la escuela al campo") me di de bruces con la decencia del autor. Una decencia –en este caso narrativa- no muy distinta de aquella con la que Pepe se acercaba al mundo, empezando por sus amigos. Una decencia que protege sus palabras contra el tiempo y les hace decir más cosas incluso que las que pudimos leer cuando aparecieron impresas (eso también es mucho más de lo que puede decirse de la mayoría de los escritores). Y lo primero que nos dice Pepe es que la decencia misma no es cosa barata. Sobre todo en los sitios donde más escasea.

*Otro amigo muy cercano a Fajardo, Luis Leonel León precisa que su fecha de nacimiento fue el 13 de febrero de 1957. Y la de muerte, al parecer, este 13 de diciembre.

[Puede encontrar el PDF del cuento -le falta una página, por cierto- aquí

De izquierda a derecha: Luis Leonel León, Enrique Del Risco, José Ramón Fajardo en el patio de la casa de Armando Tejuca, en Miami, septiembre de 2014

martes, 13 de diciembre de 2016

La isla de Bernarda Alba


Fiestas populares ancestrales como las Parrandas de Remedios o las Charangas Bejucal suspendidas. Es el pueblo que no quiere celebrar con tanta tristeza que lleva consigo, dicen. Pero entonces no se entiende que se lleven presos a los borrachitos del barrio por tomar ron donde siempre. O que le incauten a otro el equipo de música. O hasta le confisquen el radio a otro desatornillándolo de su carro. Por incumplir con un luto a lo Bernalda Alba, dicen.
(Insisten mucho en estos días en que al difunto no le erigiran estatuas ni monumentos. Ni falta que hace. Con ese silencio mortuorio que han levantado a la fuerza quieren convertir a la isla toda en su tumba. Y algo hay de cierto: ese país hecho escombros es el mayor monumento a su existencia.)

martes, 6 de diciembre de 2016

El Apóstol en Greenwich Village

Les recomiendo asomarse al blog de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio para que vean el último post que he colgado allí sobre La Liga. Se trata de la famosa escuela fundada por el tabaquero y periodista negro Rafael Serra en estrecha colaboración con José Martí. Martí muy pronto se convertiría en alma de un proyecto encaminado a elevar el nivel educativo de emigrados cubanos y puertorriqueños "de color" aunque sin excluir a los blancos pobres. Fue allí donde Martí recibió por pirmera vez el sobrenombre de El Maestro. La sede de esta escuela se encontraba en pleno Greenwich Village, el corazón de la bohemia de Nueva York en un área conocida entonces como Little Africa. La persistencia de La Liga durante varios años, con actividades culturales semanales y un gran activismo político, fue una suerte de milagro que no ha encontrado equivalente con posterioridad.
[Pinchar aquí

lunes, 5 de diciembre de 2016

Sátira o muerte (valga la redundancia)

Con el discurso que les pongo a continuación abrí el evento que la revista Viceversa organizó en Cooper Union el pasado 15 de octubre. La propia revista publicó hace unos días la versión en inglés.


 Sátira o muerte (valga la redundancia)
[Debo empezar este discurso con una disculpa que es a su vez una fe de erratas. Resulta que pensé que este evento tendría lugar en el viejo edificio de Cooper Union, un edificio superpoblado de fantasmas en lugar de este otro, flamante y desfantasmado. De manera que corrijan mentalmente la alusión a los fantasmas que haré al inicio de mi discurso ya sea transportándose imaginariamente a aquel edificio o asumiendo que los fantasmas instalados allá han decidido cruzar la calle para acompañarnos esta tarde].
Y ahora pasaré a leer discurso el real con comienzo totalmente inapropiado:
Señoras y señores, compañeros y compañeras, público y pública en general:
Es difícil para mí, devoto de la historia, hablar en un recinto tan cargado de ella, un edificio donde todavía deben flotar los espíritus de Lincoln, de Grant, de Teddy Roosevelt. O de Barack Obama, que seguirá vivo por un buen tiempo pero que hace rato se imagina flotando en la eternidad. Pero más difícil aún resulta para cualquier devoto de la risa hablar aquí, en el lugar donde primero se presentó al público neoyorquino el santo patrón de los humoristas modernos, Samuel Clemens, más conocido por el sobrenombre de Mark Twain. Y temo que no sea fácil pronunciar un discurso acompañado por el espíritu del creador de Tom Sawyer y descubridor de que el sentido común es el menos común de los sentidos. Todo se complica más si el tema de mi discurso debe ser la sátira política en América Latina. Repito: Sátira. Política. América Latina. Porque en nuestro continente siempre se vive bajo la sensación de que no importa cuánto prospere la sátira política esta será una especie en permanente peligro de extinción. Igual que los osos pandas en China por falta de brotes frescos de bambú. Y no es que en Nuestra América escasee el material de que se nutre la sátira. Todo lo contrario. Del Río Bravo a la Patagonia siempre han abundado los políticos corruptos, las autocracias de derecha, las de izquierda y las que son ambidiestras según se presente la ocasión. (Les recuerdo que en este edificio todavía debe revolotear el eco de los discursos del difunto Hugo Chávez reencarnado en el pajarito de Maduro y el espíritu vivo de Evo Morales, ese gran calumniador de los pollos). Esta América Nuestra es un continente donde los trenes y aviones aspiran a tener tanta regularidad como los escándalos políticos, un continente donde los presidentes pueden ser tan idiotas que dan ganas de reír, o tan listos que dan ganas de llorar; un continente donde los parlamentos están tan atestados de impresentables de toda clase que envidiamos la ocurrencia de Calígula de nombrar a su caballo como senador. En Nuestra América la presidencia es usada como botín personal al punto de confundir el erario público con un cajero automático. Allí a los gobernantes no les basta con vaciar las arcas del país en su beneficio sino que luego terminan pasándole el cargo a su hermano, a su mujer o al más bruto de sus choferes. Ante tal abundancia de fresco retoño de bambú para la sátira, cabría preguntarse ¿por qué no ha producido más y mejor sátira política? ¿Por qué un continente con una historia tan animada por dictaduras, juntas militares y genocidios, un continente creador de engendros tan originales como la narco-guerrilla y el secuestro exprés, un continente que ha estado a la cabeza de la producción de golpes de estado no sea asimismo el campeón mundial indiscutible de sátira política?
Admitamos que si la sátira política latinoamericana no goza de un prestigio aun mayor no es por falta de materia prima. Más bien se trata de falta de estímulo. O para decirlo con más precisión, se trata de la abundancia de estímulos negativos. Tanta inestabilidad política y tanta demagogia para encubrir el abuso de poder hacen de la sátira una de las profesiones más desprotegidas del continente. Mientras en el mundo occidental los creadores de sátira están amparados por el derecho a ejercer la libertad de expresión, en nuestros países la libertad de expresión también existe solo que suele estar reservada a quien está en el poder en ese momento y a los que lo apoyan. Debo recordarles que acá en los Estados Unidos hay un día al año en que el presidente debe burlarse de sí mismo para entretener a la prensa. O que cada año se le otorga a un humorista el premio Mark Twain y se le ofrece un homenaje en presencia de sus colegas y hasta del mismo presidente. En cambio en nuestros países los mejores humoristas se sienten afortunados el año en que no se ha cursado una orden de detención contra ellos. Eso me recuerda una entrevista que alguna vez le hicieran a ese pequeño gran escritor que fue Augusto Monterroso. Este creador ocasional de sátiras políticas y exiliado permanente al preguntársele por qué los escritores latinoamericanos debían enfrentar la política de manera distinta a otros intelectuales como Bertrand Russel, respondió que “En Inglaterra y en Estados Unidos las ideas de Russel podían ser perseguidas, pero no sus testículos”. Y en cambio, añadió Monterroso, en Latinoamérica “la policía no persigue esas ideas, no le importan ni las entiende: persigue sus testículos y hará todo lo posible por arrancárselos”.
En el caso de los humoristas latinoamericanos no se trata de meras suposiciones. Latinoamérica cuenta con un humorista mártir, el colombiano Jaime Garzón, asesinado en 1999 por fuerzas paramilitares en aparente contubernio con miembros de las fuerzas armadas de su país. Y la lista de humoristas encarcelados, perseguidos o empujados al destierro es mucho más larga que la de políticos juzgados por los crímenes que dichos humoristas se han atrevido a denunciar. Pero no se trata solo de la violencia que se ejerce sobre ellos. Al fin y al cabo, el peligro podría crear una aureola heroica sobre el humorista y el riesgo inminente podría servir como invitación a valorar su trabajo. Sin embargo resulta que la sátira por lo general no se ve en Nuestra América como un trabajo. O mucho menos como un arte. La sátira se ve como una pésima manía que debe curarse a palos o, si acaso, tolerarse de mala gana.
Aquel que ande en busca de fama o fortuna hace mal dedicándose a la sátira, pues ni se paga bien ni se aprecia como se debe. En sociedades como las latinoamericanas, donde las jerarquías resultan tan forzadas y artificiales, la risa política se verá siempre como insulto imperdonable. Ese poder inflado y fofo se obliga a retóricas y poses ceremoniosas y siente como una amenaza mortal que no se lo tome en serio. En ese aspecto la oposición tampoco resulta muy diferente a los que ejercen el poder. Para la oposición la única sátira que merece existir es aquella dirigida a su rival y ni siquiera así le da muestras de aprecio. En parte porque su mayor aspiración es algún día ejercer la misma autoridad falsa e inflada que critica, lucir ella misma los atributos del poder. En parte porque incluso la oposición más desinteresada considera que cualquier burla de un poder al cual resisten -muchas veces con heroísmo- rebajará el valor de su propia resistencia.  
Y lo que ocurre con la política en Nuestra América a su vez se reproduce en el plano de las jerarquías culturales, jerarquías tan forzadas y frágiles que no puede esperarse que en ella encuentren espacio los bufones y los sátiros. Si las más elevadas voces poéticas malviven o malmueren en nuestros países, ¿qué pueden esperar los que se dedican a asuntos bastante menos serios que describir un atardecer? En América Latina se vive bajo la impresión de que el equilibrio de la república de las artes es tan delicado como el de la otra república y solo se conservará en pie si sus habitantes no se menean demasiado. Pero, me pregunto, ¿qué es la sátira sino el remeneo furioso de las rutinas del espíritu?
Por otra parte, y a diferencia de los científicos, a los creadores de sátiras no les queda siquiera el consuelo de justificar su vida en la búsqueda de una verdad porque la verdad de la que habla la sátira hasta el cansancio no hay que buscarla ya que está a la vista de todos. Y esa verdad no es otra que la absoluta desnudez del rey. Mientras sus aduladores exaltan el rico terciopelo que cubre el cuerpo del poder, lo elegante de sus costuras o lo sofisticado del diseño (o mientras los opositores cuestionan lo impropio de usar las arcas del reino para costear el traje), la sátira insiste una y otra vez en lo que todos ven y no se atreven a mencionar: que pese a lo que se diga el rey nos está restregando en la cara sus partes privadas ya vueltas groseramente públicas.
Todo lo anterior quizás explique que a pesar de que la cultura hispanoamericana hunda sus raíces en satiristas tan notables como Cervantes y Quevedo sean relativamente pocos los escritores y artistas reconocidos que se dediquen de manera sostenida a la sátira política. Se comprende que sea así. Si es cierto que no hay mucho dinero en ese negocio tampoco hay demasiadas posibilidades de gloriosa trascendencia. Porque al contrario del vino, la sátira política no mejora con el tiempo, sino más bien envejece rápido y mal, como mismo le ocurre a los alcohólicos. Y cuando no envejece puede resultar más peligrosa que cuando se produjo, y en ese caso es preferible no andar cerca. (Llega ahora ese momento de todos los discursos en que todas las abstracciones previas se convierten en algo personal: como el recuerdo de aquella vez, a inicios de los 90, en que me propuse con un par de amigos crear una exposición sobre un caricaturista cubano de los años 30, el gran Eduardo Abela y su más famosa creación, El Bobo. La falsa ingenuidad con que el Bobo se burlaba del dictador de turno de los años treinta resultaba todavía más incómoda para los censores del dictador de turno sesenta años después. Caricaturas como aquella en que el camarero encaraba al Bobo para que le dijera por qué cada vez que le preguntaba “qué quería” le respondía que “nada”.  A la inquietud del camarero el Bobo respondía con otra pregunta: “¿Entonces aquí no se va a poder decir nada?”. Pues caricaturas como aquella a los censores de los noventa les resultaban más actuales, o sea, más peligrosas e intolerables que a los que sesenta años atrás habían permitido su publicación. Fue una suerte que por esa vez los censores la emprendieran contra la exposición y no contra nuestros testículos).
Con todo lo anterior no intento descalificar la sátira política latinoamericana, sino justo lo contrario: trato de aquilatar el justo mérito de sus creadores en las dificilísimas circunstancias en las que tienen que trabajar. Porque no solo se trata de la violencia directa o solapada que deben soportar desde el poder sino también la suspicacia de la oposición, el desdén del mundo intelectual o la incertidumbre propia. No es extraño entonces que la más profusa producción satírica venga del mundo audiovisual, ese que le es más cercano a los que menos supersticiones culturales tienen. Desde la caricatura, los chistes y las canciones populares hasta los programas de televisión y los canales de Youtube. Desde los magníficos y seminales grabados del mexicano José Guadalupe Posada, las publicaciones históricas como la brasileña Topaze, la chilena La Chiva, la argentina Caras y Caretas, la cubana La Política Cómica hasta las canciones filosóficas del argentino Facundo Cabral, las cultas y juguetonas de Les Luthiers, el dibujo punzante y relajado de sus compatriotas Quino y Roberto Fontanarrosa y quien quiera que haya hecho aquella en que alguien señalaba a un cura diciendo “Ese fue de los que no se calló ante los crímenes de la dictadura”. “¿Y qué decía?” preguntaba su interlocutor. “Decía: ‘Por algo será’”. También reconozco mi parcialidad hacia la sátira enloquecida de las canciones y las obras teatrales de Leo Masliah, hacia el humor tan poco hospitalario de la publicación chilena The Clinic o los poemas del venezolano Aquiles Nazoa que hace mucho han devenido género oral. Ahí están los caricaturistas Pedro Molina y Manuel Guillén de Nicaragua, Kemchs y Naranjo, de México o los cubanos Osmani Simanca, Eduardo Abela (nieto), Boligán, Ares y Ajubel que se hacen con los premios de cuanto concurso de sátira internacional en que participan. O el ecuatoriano Bonil que tiene como rival en los tribunales y en el humor al gobierno de su país, un gobierno que es autor de una de las constituciones más cómicas del mundo. Y en televisión -o esa televisión de bolsillo que es youtube- confieso mi debilidad absoluta por el argentino Diego Capusotto, por los venezolanos de “La isla presidencial” o los brasileños de Porta dos fundos.
Frente a la producción audiovisual la sátira escrita resulta comparativamente pobre aunque con una dignísima representación. Pienso en el venezolano Miguel Otero Silva y en su compatriota Otrova Gomas, autor de libros como “El hombre más malo del mundo” y de la frase “La opinión pública no es más que la opinión privada convertida en epidemia”. Pienso en el mexicano Jorge Ibargüengoitia y en los argentinos Copi y (de nuevo) Fontanarrosa, que además de dibujar también escribía. No debo olvidar al colombiano Daniel Samper, uno de los humoristas más capaces del continente, para quien el destino no tuvo ocurrencia más cruel que convertirle al hermano en presidente del país. Sin embargo confieso que si se trata de la sátira escrita me tienta la de aquellos que incurrieron en el género ocasionalmente, pero con una sutileza rara en la profesión. Pienso en las sátiras bananeras del ya mencionado Monterroso en su “Mr. Taylor” o el García Márquez de “Blacamán el bueno, vendedor de milagros” o de ciertos momentos de “El otoño del patriarca”. Pienso en el Julio Cortázar de “Con legítimo orgullo”, en el Juan José Arreola de “El prodigioso miligramo” y “El guardagujas”, en el Virgilio Piñera de “Los siervos” y “Otra vez Luis XIV” o en el Vargas Llosa de “Pantaleón y las visitadoras”.
Pero si se habla de sátira política me tendrán que permitir acá un ataque de chovinismo. No debe olvidarse que Cuba en sus ciento catorce años de nación independiente ha tenido proporcionalmente más años de dictadura que cualquier otro país latinoamericano. Se puede decir que la historia cubana de los últimos dos siglos es la de una larga autocracia salpicada por pequeños recesos democráticos. En cualquier esquina del continente un cubano puede proclamarse perito en distopías, profeta de totalitarismos, gurú de armagedones sociales. Así, sin quererlo nos hemos convertidos en expertos de lo que pueden hacer las ideologías y rencores sociales con un pueblo distraído de sus deberes ciudadanos. O sea, con casi cualquier pueblo. (Y es que el daño demoledor y unánime que produce la implantación de ciertos regímenes abre las entendederas del humor como bien lo saben los venezolanos que han dado el salto evolutivo de aquel programa televisivo titulado “Bienvenidos” a “La isla presidencial”, a caricaturistas como Rayma o al “El Chiguire bipolar”). En referencia a Cuba ya mencionaba a Eduardo Abela que iluminó con su chispa la noche machadista pero también podría hablar del cubano –boricua Pablo de la Torriente Brau quien en esta misma ciudad –a donde vino en busca de refugio de la siguiente autocracia- escribiera una de las burlas más salvajes que se conozcan en nuestro idioma en contra de la guerra. Pero tenía que ser la más dilatada y perfecta de las dictaduras latinoamericanas, esa que hoy aceptamos como parte del paisaje continental, como los Andes o el Amazonas, la que haya engendrado uno de los más serios contingentes de artistas satíricos que se conozca al sur del Río Bravo. Se puede mencionar a esos campeones del disimulo satírico que fueron publicaciones como Zigzag, El Sable, El Pitirre, DDT, La Hiena Triste, Aquelarre, el radial Programa de Ramón, el malogrado Marcos Behemaras o al maestro de la sátira escrita Héctor Zumbado, muerto hace muy poco. Pero ese disimulo no les valió de mucho cuando todas las publicaciones fueron suprimidas y el maestro Zumbado sufrió un muy extraño accidente que anuló para siempre su capacidad para hablar o escribir con coherencia. Está también ese potente movimiento teatral que se compuso por grupos como la Seña del Humor, la Leña del Humor, Sala-manca, Nos-Y-Otros, Onondivepa, los Hepáticos, Lengua Viva, La Piña del Humor, Pagola la Paga, Honoris Causa y un largo etcétera que incursionaron con más o menos insistencia y bastante fortuna en la sátira y han dejado una extensa y popular descendencia en el teatro y la televisión de la isla en personajes como Mentepollo, el Bacán o Pánfilo. (No es casual que uno de los fantasmas que pueblan esta sala, Barack Obama, durante su ya famosa visita a La Habana prefiriera reunirse con el humorista Pánfilo en lugar de con otro anciano bastante menos simpático).
Sin embargo es en la a veces desolada libertad del exilio donde la sátira cubana ha dado lo mejor de sí. Desde aquellas caricaturas políticas de Prohías creador de la todavía famosa serie de Spy vs Spy y el humor antropológico de ese contador de historias que fue Guillermo Álvarez Guedes a las cartas de Ramón Fernández Larrea a próceres de diversa ralea, a las exquisitas viñetas literarias de Fermín Gabor, las caricaturas de Omar Santana, de Pong, de Varela cuando era Varela, y de Garrincha que no deja de ser Garrincha. O al indescriptible proyecto Guamá creado por ese genio que responde al nombre de Alen Lauzán y de quien Garrincha acaba de proclamar “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo dibuja Lauzán”. O también puedo referirme a buena parte de los humoristas mencionados en el párrafo anterior que han puesto la mayor cantidad de agua salada de por medio para seguir creando: sin patria pero sin compañero que lo atienda.
Cualquiera que escuche tanta alabanza a los humoristas cubanos pensará: “Sí, mucha sátira pero la dictadura sigue intacta”. Como si el deber de la sátira fuera derrocar gobiernos. No, nunca lo ha sido. No tengo noticias de caricatura que provocara la caída de un gobierno en alguna parte del mundo. Si así ocurrió fue por pura distracción, accidente puro. Porque la función de la sátira no es esa. Debe recordarse a Borges, quien tantas veces se equivocó en política (y tantas veces acertó) cuando dijo que “las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir esas tristes monotonías es uno de los muchos deberes del escritor”. Y el primer deber del artista satírico, agregaría yo.
Aquellos eran otros tiempos, claro. Ahora se comprende que no siempre hay que apelar a la violencia para arribar al poder o mantenerse en él. No hay por qué exterminar pueblos enteros si se pueden masacrar sus neuronas. Las técnicas de control social han cambiado aunque la idiotez sea la misma. En cualquier caso el deber de la sátira seguirá siendo el de combatir esas tristes monotonías que nos exigen que abdiquemos nuestras obligaciones como seres pensantes. Esas monotonías que se empeñan en derrocar para siempre el sentido común para que aceptemos que dos más dos es igual a cinco. O que la redención eterna se alcanza con la llegada de determinado político al poder. Antes hablaba de la simple y ardua tarea de la sátira política de denunciar la desnudez del poder. Pero incluso esa, por decisiva  que parezca no es la única ni la más importante. Más importante aún es defendernos de la estupidez y del sin sentido que inevitablemente generan las pasiones políticas. Y más ahora cuando comprobamos que ningún rincón de este universo –no importa cuán civilizado y democrático se pretenda- puede sentirse a salvo del imperio de la idiotez. De nada vale que ataquemos lo que nos parece injusto y ridículo sin al mismo tiempo defender y conservar al menos común de los sentidos, ese que nos permite comprobar a cada rato quiénes somos en realidad y quiénes debemos intentar ser. Ese sentido común que nos hace entendernos por encima de nuestras inevitables diferencias. Ese sentido común que nos recuerda que nuestra clasificación como homo sapiens quizás sea exagerada pero nunca deberá dejar de ser un anhelo legítimo.

Muchas gracias.