El partido fue una reedición de la fábula de la hormiga y la cigarra. La
perseverancia y el orden japonés frente al talento y la inconstancia senegalesa.
Empezó anotando la cigarra aprovechando un mal rebote del portero japonés y al
poco rato la hormiga empató. Los senegaleses volvieron a adelantarse en el
segundo tiempo con una linda jugada iniciada por la banda izquierda. Pero al
poco rato Honda, acabado de entrar en el juego, remató bien tras pésima salida del portero
de las cigarras empatando el partido. Difícil mantener ventajas cuando se sufre
de Attention Deficit Disorder colectivo. Pero pudo ser peor. La cigarra pudo
haber muerto de frío en el invierno por falta de precaución. O a la hormiga no
bastarle con la persistencia.
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