Me parece tan lícito dejarse impresionar por las maneras desaliñadas y las sandalias de Mujica como por un traje de Armani pero yo, que en modas ando más cerca de Mujica que de Armani, reconozco que el primero –en cuanto a vestimenta y demás atributos de humildad- no me impresiona demasiado. Tampoco me impresionan esas inspiradas frases sobre la pobreza y la felicidad que lo han convertido en una suerte de Paolo Coelho de la política latinoamericana. Reconozco, eso sí, que en el manejo de la cosa pública de su país se ha portado como un hombre honrado así como el mérito de que a un ex guerrillero como él no le haya dado por destruir su país en nombre de la ideología que profesa (al menos verbalmente). Me parece bien que sea alguien lo suficientemente sensato como para afirmar que las políticas para combatir la desigualdad dejan de tener sentido “cuando las medidas que se toman paralizan a la economía, porque querés repartir tanto que al final quebrás el interés en el trabajo y la inversión. Si matás eso no tenés para repartir”.
Ah, pero si se trata de ayudar aliados ideológicos en apuros la sensatez le puede ser un estorbo y se convierte en un político tan falaz como cualquier otro.
Así puede llegar a decir:
Y uno se pregunta por qué ese chamán de la progresía que es Mujica no explicó si tantos estudiantes muertos a manos de los partidarios del régimen venezolano también son parte de las tácticas de la perversa oposición frente al inocente Gobierno.
Ah, pero si se trata de ayudar aliados ideológicos en apuros la sensatez le puede ser un estorbo y se convierte en un político tan falaz como cualquier otro.
Así puede llegar a decir:
“Creo que hay un interés en ir preso en Venezuela. Es una técnica, es la forma de luchar de la oposición. Inducen al Gobierno a pasarse de la raya. Le crean una contradicción internacional notable y estos bobos entran”
Y uno se pregunta por qué ese chamán de la progresía que es Mujica no explicó si tantos estudiantes muertos a manos de los partidarios del régimen venezolano también son parte de las tácticas de la perversa oposición frente al inocente Gobierno.