Una vez me encontré
en un bar en Nueva York con el juez Baltasar Garzón. Estaba –estábamos- viendo
un partido del Mundial del 2006. Ya él hacía rato era famoso por su pedido de
extradición de Pinochet. Yo tenía ganas de disfrutar del partido con
tranquilidad pero igual no me pude contener. Me presenté –qué remedio- como
cubano diciéndole: “Se la voy a poner fácil: ¿no pidió la extradición de mi
dictador por puro tecnicismo?”. “Sí, por un tecnicismo –obviamente él también quería
ver el partido en paz-. Mientras sea jefe de Estado goza de inmunidad” creo que
dijo, literalmente.
Pues bien juez
Garzón (o cualquier otro interesado en estos temas). Le recuerdo que ese
tecnicismo ha dejado de tener efecto en el caso de Raúl Castro al cederle la
presidencia a alguien cuyo nombre no viene al caso. Si usted o cualquiera de
sus colegas quieren cubrirse de gloria persiguiendo a un culpable de crímenes
contra la humanidad –requisito que Raúl Castro cumple de sobra con sus
ejecuciones extrajudiciales, derribo de aviones civiles, internamiento de
homosexuales en campos de concentración y un extenso etcétera. Luego no digan
que no avisé.