Lo habitual es que el equipo inglés
empiece todos los campeonatos de manera prometedora y se vaya desinflando por
el medio del camino, hundido por un penalti fallado o por las manos de trapo de su portero. Esta vez, en cambio Inglaterra ha tenido la cortesía de evitar
falsas expectativas entre sus seguidores y ha llegado desinflada al primer
juego. Si generó algún entusiasmo con el primer gol de Kane poco después el VAR -abierto, democrático- concedió un penalti a Túnez que lo aprovechó sin falta. Y así empatados ambos equipos
pasaron la mayor parte del juego con Inglaterra insistiendo con llegadas tan
poco claras como una explicación de adulterio. Hasta que al minuto 91 Kane
volvió a cabecear el rebote de un corner y resolvió el juego a favor de
Inglaterra. El juego, porque lo que es hacerse ilusiones con el resto del
campeonato ya es responsabilidad de cada uno.
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