sábado, 29 de octubre de 2011

Las musas de Guamá

Tanto dinero que se gastan los americanos en Radio Martí, Tele Pepe y en todas esas campañas mediáticas cuando muy bien le podrían pagar giras por todo el mundo a las princesas del raulismo y así la humanidad sufra en tímpano propio al castrismo sin maquillaje y con los rolos puestos. Que si hay que nacionalizar la prensa para que el pueblo no se confunda y le crea a Chávez. Que si en todo el mundo los medios de comunicación están en manos del estado. Que si en Cuba las mujeres se prostituyen para que les arreglen el baño. Con campañas como esas el exilio y la disidencia puede sentarse a descansar y esperar a que se cumpla la profecía del capo di tutti capi de que aquello lo van a tumbar ellos mismos. Y de contra mientras tanto le ofrecen material de sobra al Cacique que está encendío. ¡Larga vida a las musas de Guamá!


viernes, 28 de octubre de 2011

El exiliado y el Tiempo

“Sándor Márai se quitó la vida en San Diego, California, pocos meses antes de la caída del muro de Berlín” así finaliza la nota de solapa que acompaña todos los títulos del escritor húngaro que ha publicado la editorial Salamandra. La lectura de su “Diarios 1984-1989” despeja el misterio de esa frase. En sus páginas Márai va anotando de manera más bien transparente las razones del suicidio: muerte de la mujer y el único hijo y pérdida progresiva y torturante de sus capacidades vitales. Esos diarios explican algo que al parecer no entienden los escritores de notas de solapa: que por mucho que se intente sincronizar a la gente con la Historia una y otra se rigen por ritmos y preocupaciones distintas. (Conste que no culpo a los editores por su incomprensión porque respecto a los extraños todos somos –en el mejor de los casos- redactores de notas de solapa). ¿De qué le valía a Márai –incluso poseyendo el don de la profecía- aguantar unos a meses a que cayera el muro de Berlín si ya no le quedaba a nadie querido con quien celebrarlo, si los giros de la Historia le importaban menos que su creciente incapacidad de caminar o leer?

Pero ni la mengua física ni su desgana por seguir los pasos de la Historia le impedían aferrarse a su deshilachada dignidad de exiliado, más bien lo contrario. Como si entendiera en el anacronismo de su exilio la única manera de sobrevivir a los sobornos del Tiempo, de permitirle –achacoso como estaba- negarse a ser arrastrado por la corriente de las noticias y las nuevas esperanzas y así seguir jugando a ser eterno. Sospecho que fue por eso que en 1985, cuando la caída del comunismo era apenas una ilusión en la que ya había dejado de creer, anotara en su diario:

Un director de cine de Budapest (nunca había oído su nombre) me escribe una carta donde me pide que vuelva porque “el gesto vacío”, esto es, el exilio, carece ya de sentido; en Hungría todo ha cambiado para bien, la vida es alegre, etc. Califica de “gesto” el hecho de que yo lleve treinta y seis años en el extranjero y me invita volver a casa, donde me recibirán "a bombo y platillo o de incógnito”, como yo prefiera. En estos casos me dejan estupefacto por lo poco que saben los contemporáneos sobre las razones que motivan a cada uno. Mi desconocido corresponsal da por supuesto que voy a formar parte de los “idiotas útiles”, por emplear la expresión de Lenin. Y entonces siento un gran alivio al pensar que todo un océano me separa de esa clase de gente.

jueves, 27 de octubre de 2011

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Los iguales?

[De derecha a izquierda: Rolando Rodríguez, autor de “La conspiración de los iguales”, Luis Morlote, Presidente de la Asociación Hermanos Saíz y el Doc. Esteban Morales]

Sale un libro en Cuba –“La conspiración de los iguales” de Rolando Rodríguez- sobre la llamada Guerrita de los Negros de 1912, alzamiento del Partido Independiente de Color aplastado a sangre y fuego por el gobierno de José Miguel Gómez (las cifras de muertos que se manejan son espeluznantes: unos 3000 muertos en un alzamiento que duró semanas: algo así como los muertos de Machado y Batista juntos). Según el reporte de la UNEAC

“Un alzamiento erróneo» es la tesis que recorre el texto, fundamentada en ocho afirmaciones que exponen sobre todo el atentado que, hacia la unidad de la nación, hubiese implicado una nueva intervención estadounidense, esta vez alentada por el supuesto respaldo que le diera ese gobierno al PIC”.

Poco falta para que acusen póstumamente a los alzados de mercenarios del imperialismo, aliados de la embajada americana que es el argumento al que Tiburón Gómez, Menocal y Machado echaban mano para conjurar cualquier movimiento opositor, tradición felizmente reestablecida por nuestros actuales gobernantes.

Durante la presentación del libro en el Pabellón Cuba el profesor universitario Esteban Morales “realizó una especie de réplica, o sea, una interpretación un tanto diferente de la del autor en las páginas del libro”. En una prensa tan dada al eufemismo cabría imaginar que esa “interpretación un tanto diferente” fuera una refutación en toda regla. ¿Dijo el presentador que la tesis del libro es como mínimo racista? Al parecer no. Según otro artículo afirmó que “los dirigentes de este partido de afiliación racial cometieron el error de buscar la justicia apelando al poder existente, que en este período era el gobierno de los EE.UU”. aunque matizó que “aun cuando se equivocaron y entraron en una turbulencia política, llevaron el partido hacia adelante con dignidad y por una causa justa”.

Sospecho que lo que corría en el fondo del debate era la cuestión de si es lícito reprimir inmisericordemente usando los mismos pretextos de José Miguel Gómez y la respuesta oficial, con independencia del color de quien la dé, es un rotundo “sí”.
[Sobre las posiciones del Dr. Morales pueden ver su polémica con Carlos Moore aquí.]

Eufemismos cubanos

A la miseria llamarle “dificultades de todos conocidas”.

A la principal familia mafiosa llamarle “gobierno”.

Llamarle “reformas” a lo que no es más que un reajuste de grilletes. Aflojar las manos y apretar los pies y la boca.

A las verdades llamarle “campaña mediática”.

Llamarle “nacionalismo” a la resignación.

Llamarle "marginal" al 80% de la población.

A la censura y la represión llamarle “protección de los intereses de la nación”.

A cualquier bobería insulsa llamarle "arte" y al arte "tendencias preocupantes".

Al cáncer llamarle “larga y penosa enfermedad”. Y una larga y penosa enfermedad, “Revolución”.

Al miedo llamarle autocensura. O “equilibrio”. O “no estar pa’ eso”. (En Cuba el miedo tiene muchas palabras para designarlo por la misma razón por la que los esquimales tienen tantas palabras para la nieve. Está por todas partes).

A la censura decirle “criterio estético”.

Al criterio estético llamarle “mariconerías”.

A los homosexuales llamarles a la policía o Mariela Castro, según sea el caso.

lunes, 24 de octubre de 2011

El desastre del 2011

Cuba pierde en beisbol con Estados Unidos en los Panamericanos y queda fuera de la discusión del primer lugar. Si a eso se añade que perdió hace unas semanas la final del campeonato mundial frente a Holanda se puede hablar sin dudas de la peor actuación cubana desde que perdiera el campeonato taíno de batos frente a Quisqueya allá por 1488. Aquel fue un golpe durísimo para nuestros taínos, y eso que la producción de casabe no estaba tan mal. "Convertiremos el revés en victoria" dijo el cacique Tumbamamey, director del equipo para a continuación asegurar que en cuatro años recuperarían el cetro. Pero entonces llegó Colón...

La cita

Ha dicho Mariela Castro:
En Cuba, como en todas partes del mundo, los medios de comunicación son estatales y responden a la política estatal.
Que alguien la instruya un poquito más sobre ese mundo del que habla con tanta autoridad. Que le explique que en casi cualquier parte del mundo los medios estatales deben compartir espacio con los privados.

Gadafi y la muerte

No es difícil congeniar la defensa de los derechos humanos y el modo tumultuoso y brutal en que murió el que hasta no hace mucho era la gran pesadilla de los libios y sus alrededores. Gadafi como todos los tiranos hizo lo suficiente por distanciarse de la humanidad, para elevarse por encima de ella, trató con tanto desprecio las vidas ajenas que lamentar su muerte solo está al alcance de los hipócritas o de los que imitan o aplauden desmanes como el suyo. Para alguien que puso tanto cuidado en deshumanizarse la jauría que asaltó su cuerpo hasta convertirlo en cadáver no fue más que el modo de devolverle su única y atroz humanidad posible. Como para cualquier tirano, la aureola de invencibilidad con que se cubrió durante décadas se volvió contra él a última hora.

Porque sospecho que la violencia desatada contra lo que quedaba del dictador libio no solo obedecía al deseo de vengar los ametrallamientos de protestas pacíficas desde helicópteros o ambulancias o las fosas comunes recién descubiertas pero siempre presentidas (sin contar a aquellos que buscaban sacudirse sus tratos con el régimen depuesto hasta hacía unos meses o días). Temo que solo matándolo lo antes posible podrían convencerse de que aquella figura, todopoderosa hasta hacía poco, era tan humillable y mortal como cualquiera de ellos. Que en ellos todavía sobreviviera el temor de que el tirano estuviese en lo cierto y la única manera de asegurar su derrota era demostrando su mortalidad. (Siempre queda –por otro lado- la opción de que ese caos de sangre estuviese milimétricamente ensayado. Que la muerte de Gadafi se deba menos al deafuero de la multitud que al deseo expreso de nuevos aspirantes a tiranos y en ese caso todo lo que digo aquí sobra).

Las escenas que circulan por internet en las que Gadafi aparece zarandeado y aporreado primero y muerto después poblaban desde mucho antes el sueño de muchos oprimidos y las peores pesadillas de sus opresores. Que se hayan verificado una vez más –como antes con las imágenes finales de Mussolini o Ceausescu- es al mismo tiempo una advertencia para cada tirano y la victoria póstuma del muerto de turno. No porque le substituya la aureola de invencible por la de mártir –algo que no conseguiría ni con la crucifixión- sino porque nos demuestra incapaces de resistirnos a la invitación a actuar como ellos y dispuestos a complacernos con el asesinato –aunque sea el suyo-, a aceptar la superstición de que la vida o la muerte no tienen otra alternativa que la de obedecer su manera de entenderlas. En eso radica la magia de los tiranos: darles exactamente lo que se merecen no hace más que acercarte a ellos.

viernes, 21 de octubre de 2011

Profecía cumplida


El órgano del autodenominado Partido Comunista de Cuba da un escueto parte de la muerte del tirano libio. Por supuesto que no le llaman tirano sino "líder libio" pero debe considerarse un avance que anuncien su muerte. En La Habana todavía están esperando que anuncien el asesinato del líder rumano Nicolae Ceaucescu. Esta vez el comienzo del parte dice así:
Efectivos del autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT) asesinaron ayer en Sirte al líder libio Muammar al Gaddafi con sendos disparos en la cabeza y el abdomen durante una caótica captura, informó Reuters.
Pero hay que felicitarse de que recuperen la palabra asesinato, tan descriptiva, la misma que se les perdió a los redactores del autodenominado periódico al anunciar (una semana después) la muerte de decenas de personas que huían en el remolcador Trece de Marzo. O el asesinato de cientos de personas que viajaban en aviones mandados a reventar por el ahora fallecido líder libio. De todas maneras el papel menos higiénico de este hemisferio insiste en darle un giro épico a la barahúnda de golpes, tirones de pelo y algún que otro disparo en la que el heroico líder libio murió mientras pedía clemencia.
Por su parte, el vocero del Gobierno libio [nótese que según el Granma el gobierno de Kadafi sigue en el poder], Moussa Ibrahim, confirmó la muerte del líder, quien cumplió con su promesa de resistir hasta el final y no irse de Libia, e instó al pueblo a mantenerse firme. De acuerdo con Telesur, Ibrahim recordó las palabras de Gaddafi en su último discurso: "deben continuar resistiendo incluso si ya no pueden escucharme más".
Ni una mención a que lo capturaron mientras huía de la furia de los autodenominados rebeldes. Ni siquiera para aprovechar y culpar a la OTAN de haber frustado la fuga del convoy en el que escapaba. Pero hay que encomiar, insisto, que el Granma haya recuperado una palabra que se les había extraviado, "asesinato". Ahora falta que reencuentren "tirano", la palabra correcta para designar a los miembros de esa secta que anoche durmió cabronamente mal.

jueves, 20 de octubre de 2011

Profecía a corto plazo (con postdata)

El castrismo luego de pensarse durante un rato cómo dar la noticia de Muamar el Kadafi dirá que fue asesinado cobardemente luego de haberse rendido, que su cuerpo fue mancillado y desaparecido. Eso dirá el mismo régimen que hace unos días luego de la muerte de una opositora en condiciones muy extrañas le arrebató el cadáver a sus familiares para incinerarlo.

Post data:
Cubadebate no solo no decepciona mis predicciones sino que, una vez más, las supera. Dice la escueta noticia entre otras cosas que:
Según el médico que examinó el cuerpo del líder libio Muamar el Gaddafi en Misurata, este murió por heridas de bala en la cabeza y el abdomen, obviamente ejecutado, afirma RT Noticias.
Es al parecer una traducción un tanto imaginativa de estas declaraciones en inglés:
Abdel-Jalil Abdel-Aziz, a doctor who accompanied the body in the ambulance and examined it, said Gaddafi died from two bullet wounds – to the head and chest.
"You can't imagine my happiness today. I can't describe my happiness," he told The Associated Press. "The tyranny is gone. Now the Libyan people can rest."
Traducidas al español las palabras del médico vienen a decir: “Lo han asesinado salvajemente. Yo y mi pueblo estamos de luto y lo recordaremos toda la vida como un gran luchador, un revolucionario y un mártir”.

Secuestro

Si hay algo que me gusta de esta nueva generación es que poco a poco van cambiando el vocabulario heredado por otro que los acerca más a sí mismos y con ello a su idea derechos que creen consustanciales a su condición humana. Como debe ser. Como aquí El Sexto al describir -y en eso es muy puntilloso- su secuestro. Como si ilegalizara las acciones de un régimen con solo recurrir a la palabra que mejor se ajusta a una arbitrariedad convertida en costumbre.

Remember Clifford

[En la foto Francisco García González (derecha) al recibir el premio de manos de Guillermo Rose, organizador del concurso]

El escritor Francisco García González –guionista de la recién estrenada “Boleto al paraíso” y en lo que me concierne mi más antiguo compinche literario- acaba de recibir el premio principal del VIII Concurso de Cuentos Nuestra palabra en Canadá por su cuento “Remember Clifford”*, un capítulo más de la epopeya de los escritores que lo siguen siendo a pesar de todo, incluso de sí mismos. Una lección de cómo se le puede exprimir literatura al fregadero de un restaurante:


“Remember Clifford”

Yo llegué primero a Frankie Pesto´s.
Un infierno allá abajo entre el agua llena de inmundicias, las montañas de sartenes y platos sucios.
Otras veces era raspar el fondo de las inmensas cazuelas usadas para preparar salsa de tomate. O barrer
y limpiar el piso, sacar a la calle las bolsas de basura.
Un infierno por el salario mínimo de la provincia.
Lo peor era la velocidad.
Endemoniada.
Cada noche era tragado por aquel estómago insaciable. Pasadas seis horas, era escupido de vuelta a la
calle. Fregaba decenas de platos y a mi espalda escuchaba las sartenes caer sobre la gran bandeja.
Perder cosas y vivir lejos era jugar al duro.
Increíble que lo estuviera haciendo.
No había manera de escapar. Me dejaba llevar por el ruido y los gritos de los cocineros, hasta que el
cerebro se me embotaba y perdía la noción del tiempo.
Con la espalda y las manos adoloridas, despellejadas… Pero era un hombre fuerte. Podía darme el lujo
de dejar la piel donde fuera.
Las camareras eran lindas y bien entrenadas. Demasiado hermosas para que fueran cercanas o posibles.
Las camareras eran lindas y los cocineros rudos.
Todo el tiempo gastándose bromas y riendo de cosas que no entendía. Ellos, ellas, vivían en un fucking
mundo, de una fucking manera… Ellos, los cocineros, también le miraban el culo, a ellas, las muñecas
que bajaban por los platos. Culos para servir comida italiana. A veces me hacían señas cómplices. Un
lenguaje distante de las palabras.
En el infierno.
En aquel momento había dejado de escribir. No porque fuera un acto criminal. Tantos libros necesitan
de toneladas de pulpa, la necesaria para ahogarnos o vivir en un desierto. De ahí lo absurdo de
reproducir memoria alguna. No era eso, simplemente no tenía nada que decir o sugerir y, en caso de
hacerlo, tampoco serviría para nada. Solo intentaba hurtar cuerpo de la corriente que empujaba hacia el
salto en que me esperaba la fucking vida.
Nadie sabía que era escritor. No me hubiesen contratado. Nunca le des un trabajo miserable a un
escritor por mucho que lo merezca. Te puede hacer quedar mal.
Entonces apareció Clifford Sutherland.
[Seguir]

*El guiño jazzístico es bastante obvio. "I remember Clifford" fue una pieza compuesta por Benny Golson a la memoria del trompetista Clifford Brown, muerto a los 25 años y es al mismo tiempo el título de un disco de Arturo Sandoval (Paquito D'Rivera por su parte ha compuesto "I remember Dizzy", su particular homenaje a Gillespie). Abajo el propio Benny Golson en el saxo tenor junto al trompetista Lee Morgan interpretándola. Disfrútala Franky.

Reunión


Luego de meses de mostrarse un tanto reacio a hacerlo (suponemos que por tener la agenda un tanto cargada) por fin Muamar el Kadafi decidió ir a celebrar un encuentro de líderes revolucionarios junto a Saddan Hussein, Osama bin Laden, Nicolae Ceaucescu, entre otros, bajo la atenta mirada del compañero Satanás.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Háblame

La Tribu Mokoya, proyecto que incluye a Cepero, Escuadrón Patriota, Bárbaro el Urbano Vargas, Macabro 12, Soandri,( Hermanos de Causa), Silvito el libre, y Al2 (de Los Aldeanos) estrena disco. Ahí va una canción al parecer destinada al próximo congreso de la UPEC.

“Háblame”



H/T: Guamá

David Lago González

Ha muerto en Madrid el poeta David Lago González (1950- 2011), autor de los blogs El Penthouse de Heriberto, Indicios de desorden y Strawberry Fields Forever. Abajo uno de sus últimos poemas:

Una noche del año de 2006


para Isabel



Una noche del año de dos mil seis

yo estaba para morir.

Cerca ya de abrirse la madrugada

Isabel limpiaba las decadencias

de mis años que se iban.

.

Al sentir tantas cosas inusuales

le pedí que llamara a la doctora M…

La doctora contestó que su guardia terminaba

y que mejor esperara a la entrada del nuevo turno,

frialdad y rutina de fábricas.

Yo pensé, con tan pobre disposición

poco puede hacer por mi cuerpo y sus anclajes.

No insistí. No me puse pesado.

Isabel me arropó y me besó en la frente,

o yo creí, o yo vi que me besaba

y me decía “Hasta mañana.”

Entonces me morí por un rato,

pero al cabo de unas horas

volvieron las mismas decadencias a devolverme la vida.


(Hospital “Ramón y Cajal”, Madrid, 1 de septiembre de 2011)

martes, 18 de octubre de 2011

Testimonio

Testimonio (y foto) del reverendo Ricardo Santiago Medina Salabarría quien asistió al velorio de Laura Pollán. de este se desprende que la decisión de cremarla fue de la familia pero también que el gobierno les arrancó practicamente el cadáver de las manos para hacerlo cuanto antes además de montones de detalles humillantes. De acuerdo con el reverendo el apuro en cremarla no fue lo único sospechoso esa madrugada:
Pasé al recinto y quedé perplejo al ver el grado de inflamación del cuerpo. Descubrí que habían mentido en los partes médicos cuando decían que las funciones renales estaban perfectas, esos edemas podrían haberse evacuado con diuréticos y sinceramente no creo lo hayan hecho por dos razones:
1- Porque con esa retención de líquidos se inhibe la capacidad de ventilar de los pulmones, la sangre fluye menos y se provoca el paro cardiorespiratorio.
2- Porque en caso de no producirse el paro cardiorespiratorio la falta de oxígeno en el cerebro dejaría secuelas cerebrales severas; Laura sería entonces un vegetal

Dice el reverendo que mientras ayudaba a arreglar el cadáver consiguió tomarle muestras del pelo con el objetivo de enviarlo a un laboratorio en el extranjero y hacerle un análisis.

H/T: Aguaya Berlín

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Instinto básico, no básico o dirigido?

Muere (matan a) Laura Pollán en La Habana y al dúo oficial de blogadores del castrismo Lagarde y Silvio lo primero que se le ocurre es hablar de las manifestaciones de indignados en Miami y Nueva York. Como si se lo hubiesen ordenado. O como si fuese el instinto básico cuando se lleva la miseria en vena.

P.D.: Lo curioso con Silvio es que cuando se aleja de la línea del partido (y empleando cantidades ingentes de inconsecuencia y cursilería) llega a decir cosas como que "Las instituciones internacionales no democráticas son nuestro Mubarak global, nuestro Assad mundial, nuestro Gaddafi internacional" olvidando que la consigna oficial es que Gaddafi es un líder popular amado por su pueblo, tanto como el Gaddafi que vive en su barrio, amiguito del de verdad e íntimo de Assad. O que hace unos meses rechazaba la intervención militar en Libia diciendo que "hay que respetar las tradiciones culturales de los pueblos y de sus lugares".

sábado, 15 de octubre de 2011

La evidencia del crimen


No soy partidario de las teorías conspirativas, ni siquiera cuando me dan la razón, porque las considero como un modo de asumir la misma paranoia que las engendra. En el caso de Laura Pollán, sin embargo, el apresuramiento en cremarla apenas unas horas después de muerta, a una hora tan alevosa como las tres de la madrugada, excede el habitual desprecio de la dictadura cubana por la dignidad de sus oponentes, estén vivos o muertos, su rutinaria grosería. Si sospechosa era una muerte tan oportuna para el régimen tanta premura en desintegrar su cuerpo, en no dejar prueba material que pudiese esclarecer las causas de esa muerte, es la evidencia más clara –que no prueba- de que estamos ante asesinos borrando las huellas de su crimen.

[La imagen de este post es de Armando Tejuca]

viernes, 14 de octubre de 2011

Muere Laura Pollán

Muere Laura Pollán, el rostro más conocido de las Damas de Blanco. El cubano de a pie hoy dirá que no sabe quien es. Algún día se enterará que el poquito de libertad que ahora tiene se la debe a gente como ella. Porque si a la libertad y al valor hay que darle un nombre cubano el de ella le sirve a la perfección. Hasta hoy era esperanza de los cubanos por esa libertad. A partir de mañana será su compromiso.

P.D.: P.D.: Como era de esperar se ha lanzado un operativo para impedir que disidentes en todo el país le rinda homenaje a Laura Pollán y se han apresurado a cremarla (3:00 am). ¿Qué se puede esperar de un gobierno que reprime a los vivos y le teme a los muertos?

Delirium tremens

Hablar ahora de una obra de teatro estrenada hace diecisiete años debe parecer tan anacrónico como contar las primeras impresiones de la llegada de Colón a América. Pero Delirio habanero, pieza firmada por el dramaturgo cubano más importante en los últimos treinta años, el ya fallecido Alberto Pedro, ya lleva en sí el estigma de la atemporalidad. O no. Delirio habanero parecería la respuesta teatral a la última Cuba, la de las atrofiadas concesiones a los negocios particulares cuando en realidad nos hace sospechar que su feroz actualidad se debe a que pese a los cambios epidérmicos el país actual no escapa a la época en que se concibió la obra.

La situación dramática no puede ser más sencilla: en un bar dilapidado por la ofensiva revolucionaria de 1968 y las erosivas décadas que le sucedieron tres locos traman la manera de devolverle el esplendor que nunca tuvo. Solo que los personajes en los que su locura encarna son la esencia redescubierta de la nación. El Bárbaro (Mario Guerra) dice ser el mismísimo Benny Moré, La Reina (Laura de la Uz) es una Celia Cruz regresada de incógnito de su largo exilio y Varilla (Amaryllis Núñez) es el antiguo barman de un restaurante legendario de La Habana que intenta atenuar en el choque entre los egos de El Bárbaro y la Reina y así evitar que naufrague su plan de abrir el utópico Varilla’s Bar.

¿Por qué, entonces, representar una obra tan local e intrascendente, por qué empecinarse en personajes que pierden buena parte de su significado fuera de los límites en que surgieron? La respuesta más económica es que no hay nada más local e intrascendente que la vida que nos ha tocado vivir a cada uno de nosotros como intrascendente y local debió parecerle a Homero la conquista de una ciudad que solo con mucha paciencia arqueológica ha conseguido ubicarse en el mapa. A menos que intentemos imitar la locura de los personajes el tema central de Delirio habanero no es lo que en el gusto cubano por el eufemismo se ha dado en llamar “el problema de la diáspora”. Más allá de su delirio ni el Bárbaro, ni la Reina, ni Varilla han puesto un pie fuera de la isla. El gran tema de la obra no es la relación de una nación con los que se van, los que escapan de su asfixiante abrazo, sino la de un pueblo consigo mismo y con su destino en un país debatido entre la grandeza perdida y el sueño -cada vez más infundado- de recuperarla.

Pese a condición subalterna, abrumado por la gloria imaginaria del Bárbaro y la Reina, es Varilla el personaje decisivo de la trama. No recuerdo un retrato más fiel y comprensivo del pueblo cubano como en esa mezcla de entusiasmo, tenacidad voluble, espíritu soñador, desprecio por el prójimo, reverencia por sus ídolos e ingenuidad tierna y frívola que el que se condensa en el personaje de Varilla. Si la Reina y el Bárbaro son el delirio de la gloria perdida Varilla representa la única (y remota) posibilidad de darle alguna consistencia a sus quimeras. La cercanía inteligente e intensa del director Raúl Martín hacia el texto, la fuerza con que los actores Mario Guerra y Amaryllis Núñez enfrentan sus papeles y la maestría con que Laura de la Uz asume ese espíritu cuya envoltura humana fue conocida como Celia Cruz le da a esta puesta de Delirio habanero una sustancia insondable y milagrosa. Un modo de recordarnos por qué los griegos iban al teatro como quien se prepara para una decisiva entrevista con los dioses.

[Delirio habanero se presenta en Nueva York en el Repertorio español hasta el domingo 16 y en Miami los días 20 y 21 en el Miami Dade County Auditorium]

jueves, 13 de octubre de 2011

Delirio habanero en NY

No se pierdan -los afortunados que puedan- “Delirio habanero” de Alberto Pedro desde hoy hasta el domingo en Nueva York en el teatro del Repertorio español. La obra tiene una fuerza inmensa y Laura de la Uz en el papel de La Reina (una loca que se cree Celia Cruz) consigue una actuación que roza el espiritismo, la transmigración de almas. Vi la obra anoche y todavía ando recuperándome. Luego hablo de ella con más tiempo y calma.

Dos obras de Geandy Pavón

Acid Obama


Sísifo

Gabriela Moya en Time Out

Gabriela Moya, diseñadora cubanoamericana (hija del publicista y documentalista Jorge Moya) en la revista Time Out:

domingo, 9 de octubre de 2011

Dr. Evil y el rap


Hugo Chávez, con su nuevo look de Dr. Evil intenta recuperar terreno superándose a sí mismo. Cuatro horas de intervención en las que confiesa: “A mí me espantaba, por ejemplo, la posibilidad nada más de dejarlos, la posibilidad de la muerte, me espantaba. Ya no me espanto, porque sé que no voy a morir todavía". Pero por suerte, refiriéndose a sí mismo en tercera persona como los caciques indígenas de los chistes, aclara que ya no es el viejo payaso de antes “Yo creo que el Chávez que vuelve es un nuevo Chávez, es una nueva etapa de mi vida; en el fondo uno es el mismo, una línea recta, quizás más maduro". Y para confirmarlo aquí lo tienen, cediéndole el micrófono a alguien que lo aventaja en cantidad de tonterías por segundo (aunque decirlas cantando probablemente se considere competencia desleal):

sábado, 8 de octubre de 2011

Harlem nocturne

Una breve y discreta maravilla. "Harlem nocturne" tocada por Herbie Mann en la flauta, Willie Bobo en las pailas y Patato Valdés en las congas. Pueden oír también "Jungle fantasy" del propio Mann aquí con Charlie Palmieri en el piano.

viernes, 7 de octubre de 2011

Más sobre el funk cubano (y algo sobre el soviético)

Mi insistencia con el funk cubano tiene dos buenos motivos. Uno es por las posibilidades que le aportaba el timbre cubano a un género afín. El otro es que, como demuestran las antologías más serias del funk cubano, este género no existe. Apenas resulta un leve desvío de la norma, pura anécdota. A duras penas le he podido exprimir a la discografía de la Monumental cuatro números que son lo que más se acerca a eso que llamamos funk, piezas por otro lado no sólo de una sorprendente calidad sino muy prometedoras de haber surgido en épocas más propicias. El caso es que el surgimiento de la Monumental coincidió con el período clásico del castrismo, la época de mayor control político y el apogeo de la persecución de todo lo que oliera a diversionismo ideológico. Una de las piezas más valiosas de esa cacería era –por supuesto- la música. Sólo así se logró interrumpir la que fuera –y todavía es- una de las más largas tradiciones de la música cubana: era extraer todo lo que le interesaba de la música norteamericana (y de cualquier otro lado) e irlo adaptando a sus necesidades de desarrollo y modernización.

Ese tráfico continuo entre ambas músicas lo demuestran los danzones de Enrique Peña con aires de ragtime, los experimentos danzoneros con el jazz que desembocaron en el mambo y la adopción del formato de la big band, los acercamientos del bolero al blues que derivó en el filin, la adopción de las jam sessions en forma de descargas y luego un largo hiato en el que la música cubana iba al encuentro de la norteamericana en forma subrepticia como lo refleja lo mejor de la obra de Irakere o Los Van Van la vuelta al comercio público sobre todo en la forma todavía duradera del hip hop. O la menos visible pero igualmente constante influencia cubana en la música norteamericana que a partir de los 60’s tuvo que contar con intermediarios.

El caso de la Monumental es sintomático porque se trataba menos de una orquesta con pretensiones de renovar la música local que de una agrupación que trataba de satisfacer las demandas de los bailadores. Así que en tiempos en que a la música norteamericana y en concreto el soul y el funk se le llamaba “la onda” lo de la Monumental se dieron a inventar el son onda que no era otra cosa que un funk muy cubanizado. El invento no debió ser visto con buenos ojos cuando la palabra “onda” desapareció de la contraportada de sus discos y empezaron a anunciar las piezas más cerca de la sensibilidad funk con la más tradicional denominación de son. Es por esa tenaz persecución de los años 70’s que hoy es más fácil hacer antologías de funk local en Brasil o en varios países africanos (Nigeria, Ghana, Benin, Sudáfrica o Mali) que en Cuba, con el curioso contrasentido de que varias de las bandas o piezas asociadas con ese sonido usaban nombres cubanos. Incluso en la Unión Soviética, nuestra severa tutora de aquellos años, el jazz y el funk circulaban con más holgura que por su imitadora caribeña:



jueves, 6 de octubre de 2011

Los amigos del asesino de Dios


Se organiza en Cuba un concierto en homenaje a Bob Marley y en Penúltimos Días (vía Notes from the Cuban Exile Quarter) se recuerda una entrevista al cantante en que él de algún modo rechaza la presencia de las tropas cubanas en Etiopía por su condición de representantes del ateísmo. Pero el asunto va mucho más allá de lo que pudo decir Marley envuelto en su sempiterna nube de ganja. Debe recordarse que la dictadura castrista fue el más decidido aliado que tuvo Mengistu Haile Mariam, asesino directo del depuesto emperador Haile Selassie (de acuerdo con Norberto Fuentes oficiales cubanos participaron en el asesinato de 200 altos miembros de la Derg, la organización marxista leninista que controlaba el poder en Etipía pero que amenazaba con írsele de las manos a Mengistu). Si tenemos en cuenta que Selassie según la teología rasta es Dios encarnado y que Bob Marley es de hecho su apóstol más conocido esto equivaldría más o menos a que Poncio Pilatos le hiciera un homenaje a San Pedro. Es algo que no sé si tengan en cuenta los rastafaris en Cuba.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Lo progre

El problema de los progresistas no es que piensen que el progreso es la tendencia normal de la historia sino que suelen confundir cualquier evento diferente a una vida que por otro lado le parece mortalmente aburrida con alguna modalidad del progreso humano. Iba a decir “drama” en lugar de “problema” pero me detuve porque hay que reconocer que los progresistas –los reales porque en abstracto hasta yo me reconocería como uno de ellos- asumen sus incongruencias con suma ligereza. Pongamos por caso lo que se ha dado en llamar “la Primavera Árabe”. Los mismos que ayer veían a los tiranos de esa vaga zona que la geopolítica llama Mundo Árabe, Oriente Medio, como representantes de la resistencia a los desmanes de Occidente hoy saludan con efusión su derrocamiento.

Los que consideraban la dictadura como un acendrado y necesario rasgo cultural de las sociedades árabes ahora aplauden su destrucción sin que ello afecte en lo más mínimo la confianza en una manera de ver el mundo que la realidad se empeña en desmentir. El ejemplo más circense es el del actor Sean Penn antiguo admirador de Sadam Hussein y actual de Hugo Chávez -el aliado más persistente que le queda a Gadafi- apareciéndose en Trípoli para felicitar a los libios para derrocar al dictador. Pero ese es un caso extremo, los que abundan son los más sutiles que transitaron desde su veneración discreta de la mayor reserva de antiamericanismo del mundo que era el despotismo árabe –la progresía sobrevivió sin problemas la desaparición de la Unión Soviética pero cuesta trabajo imaginársela sin los Estados Unidos- a su exaltación actual por revueltas pidiendo esa democracia que solo parecía tener sentido –y no mucho- en Occidente.

Donde otros ven hipocresía yo me inclino a verlo como una muestra de sensibilidad. La misma con la que los progres celebraron la caída del Muro de Berlín o las ocurrencias de Hugo Chávez y Evo Morales. Porque aunque los sucesos de 1989 o las revueltas árabes hayan introducido mínimos cambios en su idea del socialismo real o de las autocracias del Medio Oriente no consiguen modificar su impulso primordial que es el de celebrar cualquier amago de movimiento. Basta con que algo se mueva para que lo vean como signo de progreso, independientemente de su dirección. Porque en la aprehensión básica de la vida los progres de este mundo comparten con los conservadores la misma pereza mental, el mismo paternal desprecio por la gente que anhela lo que ellos poseen con la incomodidad que se reserva para las novias feas. No entienden que esas dos palabras, libertad y prosperidad sigan siendo una utopía para muchísima gente en este mundo, les incomoda el entusiasmo infantil con que se pronuncian esos emblemas del mal gusto político. Acaso piensan que los niños hambrientos de África sólo existen como objeto de su compasión o su sentido de culpa o para obligar a sus propios hijos a tomarse la sopa. No comprenden que el tercermundismo consiste precisamente en ilusionarse con los lugares comunes del Primer Mundo. Pero que eso no hace diferentes a los tercermundistas. Denles tiempo y verán que tras haber alcanzado esos tópicos en un par de generaciones ya se empezarán a aburrir.

Declaraciones

De cuando en cuando los escritores cubanos dejan de hacer lo que mejor saben –callar- para internarse (o más bien enterrarse) en el pantanoso terreno de las declaraciones. Leonardo Padura durante su última gira europea se llena de coraje y reclama cambios para su país. "¿Cuándo un lector cubano leerá a Roberto Bolaño? ¿Cuándo van a poder leer al japonés (Haruki) Murakami o al sueco Hening Mankell?", se pregunta. "¿Cuándo los lectores cubanos tendrán acceso a esa literatura?", insiste antes de sentenciar: "eso retrasa a un país y más a un país con las condiciones de Cuba". Porque esas son las principales carencias para el sofisticadísimo pueblo cubano. Y explica: "para los pobrecitos haitianos el problema es conseguir un poco de agua que no los mate con la contaminación del cólera, pero para los cubanos es ver una película (...) y eso que gracias a la piratería, entre comillas y sin comillas, hay una cierta actualización". Pobres haitianos, cuántos crímenes se cometen en nombre de tu pobreza.

Wendy Guerra por su parte cada vez que le hacen una pregunta incómoda regresa a su viejo amor –me refiero a la poesía. Si le piden opinión sobre la reciente polémica entre Silvio Rodríguez y Pablo Milanés responde:
Silvio y Pablo, una misma palabra: PABLOSILVIO-SILVIOPABLO. Mis verdaderos héroes. "sus opiniones" un asunto entre amigos, yo sigo tranquila "contenta y desnuda" viajando en sus canciones... el verdadero testigo de todo lo que nos ha pasado. Pablo: Un grande entre los grandes. Intenso. Inquieto. Silvio: Poeta mayor, un lujo de autor, mi familia, mi isla personal.
Y si le preguntan por qué sus libros no se editan en Cuba responde:
Cuba... Cuba... mi primer amor. Nada impide, de mi parte ser editada en el lugar que màs amo en este mundo. Toda mi obra se derrama sobre la isla. Yo siempre pienso en poemas cuando me hablan de escritoras cubanas. "La biblioteca del viento" tiene la palabra.

martes, 4 de octubre de 2011

Carlos Ripoll, in memoriam


Ha muerto Carlos Ripoll, importante intelectual del exilio cubano, uno de los estudiosos mejor informados y más inteligentes y atrevidos de la obra de Martí, autor de un arroz con pollo legendario y de uno de los más lúdicos experimentos literarios que haya conocido la literatura cubana. Lo recuento en un fragmento de mi libro "Elogio de la levedad":

A principios de los 70 desde el exilio Carlos Ripoll, estudioso de la obra de Martí había desarrollado un curioso experimento literario consistente en una exquisita réplica del inquisitorial proceso por el que había pasado el poemario Fuera de juego de Heberto Padilla. En este caso se trataba de un cuento inspirado directamente en la figura de Martí atribuido a un autor apócrifo al que se acompañaba un anexo que contenía las declaraciones del jurado premiando el cuento, las de la institución que había convocado el concurso condenando el autor (Casa de las Américas), la nota de arrepentimiento del propio autor y una nota que comunicaba su suicidio.
El cuento en sí resulta lo menos atractivo de un libro que replica en diseño, formato y tipografía las publicaciones de los Premios de Casa de las Américas hasta convertirse en una perfecta parodia editorial, tan perfecta que podría confundir a más de uno. El texto en cuestión versa sobre el encuentro entre Fidel Castro y un joven, Julián Pérez, (que se corresponde justamente con el segundo nombre y el segundo apellido de Martí) que encabeza una rebelión desarmada al más puro estilo cristiano. Este ha sido arrestado después de dirigir un discurso a la multitud. Julián Pérez se limita a escuchar mientras el autor pone en boca de Castro un discurso que sería cínico si no resultara a la larga autoinculpatorio. En algún momento Fidel Castro le grita al prisionero: “ahora haces el papel de Cristo ante el Gran Inquisidor”. La alusión no es casual. El monólogo de Castro tiene demasiado en común con aquél que desarrolla el Gran Inquisidor en Sevilla en un relato que cuenta Iván Karamazov en la famosa novela de Dostoievski. En ambos casos el agente del poder reconoce al mesías para a continuación recriminar su reaparición. Gran Inquisidor: “¿Por qué has venido a molestarnos? Pues has venido a molestarnos y eso lo sabes bien” Castro: “¿A qué has venido? ¿Por qué te empeñas en destruir nuestra obra?” El Gran Inquisidor desde el poder acumulado tras milenio y medio por la Iglesia puede decir que “el mismo pueblo que hoy ha besado tus pies, mañana, a una señal mía, se precipitará a echar carbón a tu pira”. Fidel Castro en cambio pide un plazo de diez años para que el pueblo madure “y verás, verás, que en menos de una semana el pueblo te quema en la plaza pública junto con tus papeles y tus sueños” (Ripoll.1971.29). Descartada la casualidad tanta coincidencia tiene un sentido. Ripoll ha usado como modelo para este encuentro entre Castro y Julián Pérez el de la narración de Dostoievski por ser esta un arquetipo acabado del enfrentamiento entre una utopía y el poder que dice encarnar dicha utopía y a su vez una representación del cinismo del poder. Fidel Castro, como el Gran Inquisidor de Dostoievski, reconoce la superioridad espiritual de aquél que dice seguir para a continuación señalar su incapacidad práctica.
Yo mismo he ayudado, hasta donde es posible, a fomentar el recuerdo de tu vida, porque creo que mereces un lugar en la Historia… Aun puedo decir que alguna de las consignas de la revolución nos las enseñaste tú, pero nosotros tuvimos que darle una dinámica que no tenían en el marco de tu pensamiento... (31)
Antes había dicho: “hiciste bien en morir entonces para que la Historia no te escupiera en el rostro por tu prédica pueril”.
En su Crítica de la razón cínica Sloterjdik hace un análisis del pasaje de Los hermanos Karamazov. Del monólogo del Gran Inquisidor nos dice que “se trata de la réplica del político al fundador de una religión; mirado algo más profundamente es un arreglo de cuentas entre la antropología y la teología, la administración y la emancipación, la institución y el individuo” (Sloterjdik.287) Para Sloterjdik el Gran Inquisidor “se vanagloria de su realismo” mientras que Jesús “no ha aprendido a pensar políticamente y no ha comprendido lo que constituye desde su punto de vista político, la naturaleza del ser humano, a saber, la necesidad de dominación.” Por su parte el Castro recreado por Ripoll le dice a Julián Pérez (Martí):
Preferiste hacer tu revolución en vez de aprovecharte de la que ya hemos hecho, preferiste andar al revés de los tiempos, no quisiste comprender nuestra obra porque está amasada con sangre y con odio, porque hace falta cierta condición que nunca has tenido para pasar sobre algunas cosas, para meter las manos en el cieno y allí formar un pueblo. Tú lo hubieras hecho de nubes. Tú convertirías en gasas y tules un pueblo que yo he querido hacer de hierro. (Ripoll.1971.31)
A continuación del monólogo tanto el Gran Inquisidor como Fidel Castro ordenan ejecutar a sus respectivos mesías. Sin embargo el autor apócrifo que ha imaginado Ripoll, Benjamín Castillo es bastante más ingenuo que Dostoievski, ingenuidad que lo lleva a escribir un relato que enviará a un concurso oficialista. Julián Pérez pasa a ser una alucinación personal de Fidel Castro que termina enloqueciéndolo y llevándolo a la muerte al tiempo que espíritu colectivo que solivianta al pueblo dominado por un ansia repentina de libertad. El mito martiano sigue intacto e incluso reforzado. Más allá de su uso el espíritu de Martí escapa a los que intentan dominarlo, trasciende las circunstancias y está llamado a terminar imponiéndose y seguir guiando a los cubanos eternamente hacia su destino nunca alcanzado. La frase final del relato sin embargo hace un guiño irónico al proceso de fabricación del mito, guiño que escapa a la ingenuidad del autor apócrifo. Luego de que los subordinados de un Castro enloquecido por el espíritu de Martí han terminado matándolo deciden dar la noticia de que ha muerto “a manos de los agentes del imperialismo yanki y combatiendo a los enemigos de la revolución”. Dice entonces el jefe de los conjurados: “Preparen los funerales más grandes que ha conocido Cuba. Ahora es un mártir. Mañana empezamos a ganar la guerra.”(44)

H/T: Penúltimos Días y La Loca del Blog (por las imágenes)

lunes, 3 de octubre de 2011

El Cacique saca nuevo libro: Dibujos Cuba-NO-S. Generoso como es puedes descargarlo aquí.

El perfil de la mediocracia

Se insiste en los últimos tiempos en hablar de una clase media en Cuba. No se trata de esos arribistas de última hora que vendiendo croquetas y estirando pelos intentan ascender en la resbalosa escala social cubana sino de los que llevan rato intentando –por medios estrictamente legales- afirmarse en la pirámide justo debajo de los aristócratas que ganaron sus marquesados a tiro limpio en la Sierra Maestra y de su extensa descendencia. Hablo de artistas, empleados del turismo, pioneros del alquiler de habitaciones o casas a extranjeros, funcionarios reconvertidos al capitalismo light entre otras ocupaciones que demandan ciertos privilegios derivados de una relación cordial y fluida con el poder. Llamarlos “clase media” sería una imprecisión en un país donde el medio lo ocupa un profundo vacío. Definirlos como mediocracia es mucho más justo y estos son algunos de sus rasgos más notables.

-Carecen de programa o manifiesto ideológico a excepción quizás de la película “Habanastation” que les ha permitido convencerse que en Cuba habitan los marginales más bondadosos y educados del universo con los que podrán vivir en armonía siempre que haya una pantalla –de cine o de computadora- por medio.

-Creen firmemente en la meritocracia que es el modo de convencerse de que todos los beneficios de que disfrutan se deben únicamente a sus esfuerzos y no a privilegios otorgados por buena conducta.

-No son castristas. El apellido Castro apenas le recuerda un pasado lejano, posiblemente un catcher pinareño. Ah y también al de la directora del CENESEX, una tipa buenagente y cool cantidad.

-No obstante conservan con la dedicación nostálgica de los coleccionistas todas las señas de identidad del castrismo sentimental: una profunda espiritualidad en oposición a las vulgares exigencias del mercado; antiamericanismo militante y abstracto; terca afición por “la canción que comprometa su pensar” (puede incluirse a Ricardo Arjona aunque no es obligatorio); definida división del mundo en izquierda y derecha en que por supuesto se alinean con la primera. Sienten una profunda simpatía con los oprimidos de todo el mundo y un estilo de vida acorde a sus convicciones: pacientes acumuladores de cuanta pacotilla exista no les molestaría compartir barrio con un negro siempre que este haya sido nominado al premio Grammy al menos una vez en la vida. Deportistas no porque a esos les gusta poner reguetón a todo meter y a toda hora.

-Son nacionalistas por gusto y cosmopolitas por necesidad. Si viajan cada vez que pueden es para comprobar por efecto del contraste la profunda justicia del sistema cubano -a pesar de ciertos defectos que son los primeros en reconocer- y lo mucho que extrañan los frijoles negros y a la gente del barrio. No se imaginan viviendo fuera de Cuba porque eso los privaría de su fuente de inspiración aunque sea para alquilar habitaciones. Les parece una lástima que al resto de la gente en Cuba no la dejen salir para que llegaran a las mismas conclusiones.

-En política son decidida y firmemente neutros. El único partido que apoyan y por el que votarían si tuvieran oportunidad de hacerlo es el Partido Demócrata norteamericano porque son más generosos al otorgar visas.

-Su neutralidad en política no los priva de tener profundas exigencias éticas forjadas en la humildad y el equilibrio. Si ven en un video que los parapolicías de siempre golpean a las Damas de Blanco la primera frase que les pasa por la mente es “A esas nadie las conoce. Ellas hacen eso por afán de protagonismo”. De todas maneras eso le parece comprensible. Lo que no entenderían es que una Dama de Blanco le metiera un palazo por la cabeza a un policía de civil porque si hay algo que rechazan es la violencia y la intolerancia.

-La palabra “Miami” les tuerce el rostro. “Hialeah” les produce arcadas. Pero no por razones políticas sino estéticas. “Allá no hay cultura, todo está lleno de mediocridad”, dicen. Allá sólo viajan por cuestiones familiares o de trabajo y es que donde único se puede vivir allí es en Coral Gables, porque les recuerda a Miramar. O en la isla donde vive Gloria Estefan, “pero eso es carísimo” afirman.

-Son gente de principios firmes pero flexibles. Si algún día la cosa se les pone difícil desembarcarían definitivamente en Miami sin complicarse la vida. En cuestiones de principio son marxistas, como Groucho: “Estos son mis principios y si no le gustan... pues tengo otros”.

domingo, 2 de octubre de 2011

Paisaje después del linchamiento

Andrés Reynaldo ante el último apabullamiento de las Damas de Blanco intenta resumir el panorama nacional:

En cualquier otro país, la Iglesia Católica y el Vaticano hubieran alzado su vehemente protesta. Pero no en Cuba. El silencio de los obispos de la isla y, en particular, del cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, raya en la apostasía. Nunca en América Latina una dictadura había conseguido alejar a una Iglesia de su protectora misión de manera tan minuciosamente abyecta. En sus últimas declaraciones, Ortega ha disculpado a las autoridades centrales de cualquier papel en recientes y brutales ataques a la oposición pacífica en las provincias orientales. De paso, advirtió que la Iglesia no apoya ningún intento de cambiar el status quo. Así, nuestra jerarquía católica ha transitado del credo de Jesús al credo de Caifás.

Mucho ha cambiado la fibra moral del cubano desde 1959. La Iglesia que durante la lucha contra Fulgencio Batista fue refugio y, en no pocas ocasiones, bastión conspirador, ahora se parte de la risa haciéndole comparsa a Raúl Castro en el destierro de los disidentes. Los universitarios, ayer la abnegada y autónoma vanguardia de las causas nobles, hoy sirven de brazo paramilitar a una cúpula octogenaria y corrupta que apenas puede organizar el día a día entre la renuencia al cambio y el aterrado afán por ofrecer una apariencia de cambio. Exquisitos poetas glorifican las Palabras a los Intelectuales de Fidel Castro en 1961, un documento reaccionariamente pedestre incluso en la esfera del pensamiento estalinista. Trovadores que se oponen a la pena de muerte en el resto del mundo se apresuran a firmar un manifiesto a favor del fusilamiento de tres jóvenes negros que intentaron robar una lancha para escapar a Miami. Los jueces no se atreven siquiera a hacer valer a favor de los ciudadanos las espurias leyes de un gobierno ilegítimo y las cantantes de boleros confiesan a la prensa que el sueño de sus vidas es cantarle en la intimidad al Comandante.

En el exilio también se cuecen habas. Tenemos millonarios que van a refrescar sus vanidades políticas a Varadero y regresan conmovidos de que no les hayan pateado el trasero, poetisas de rango casero que acuden a La Habana para hacerse escuchar por estupefactos jóvenes llevados en guaguas desde sus escuelas, cubanólogos que teorizan acerca de “los cambios que no se ven” y el efecto benéfico de la revolución (ni de broma le dicen dictadura) sobre nuestra identidad. Tenemos mercaderes de arte y mercaderes del diálogo, aspirantes a presidentes que todavía le hacen carantoñas a la nomenclatura en aras de sacar su tajada de un hipotético proceso de transición y periodistas y blogueros que se dedican a pintar a los exiliados de Miami como la tranca en la rueda de la reconciliación nacional. Dándole la vuelta al verso de Nicolás Guillén: tenemos lo que no teníamos que tener.

Voces 10

Acaba de salir en La Habana el número 10 de la revista Voces. Incluye entre otros textos una versión corregida y ampliada de un artículo sobre la pena de muerte que escribí para este blog. Abajo el índice del número.