martes, 26 de julio de 2011

"¡Así deben ser los arzobispos!"

De vuelta de esas vacaciones agotadoras y felices que suelo pasar en Miami trato de ponerme al día. Allá me sorprendió la muerte del obispo Pedro Meurice admirable en una dignidad que su gremio en estos tiempos esquiva amparádose en la eternidad de su misión. Un magnífico artículo de Tersites lo dice mucho mejor que yo.

Ha muerto monseñor Pedro Claro Meurice Estiú, arzobispo emérito de Santiago de Cuba. Meurice era un guajiro hosco, por timidez más que por orgullo, y un hombre que parecía sentirse siempre incómodo cuando estaba en público. Se dice que esa timidez guajira le impidió ser arzobispo de La Habana y cardenal, cosas que un día parecieron estar claramente escritas en su futuro. Me permito adelantar otra teoría. Meurice fue nombrado obispo por Pablo VI el 1 de julio de 1967. Al ser ordenado era el obispo más joven del mundo: tenía 35 años. Y era el hombre que Pérez Serantes quiso como sucesor en Santiago. Quien quiera entender la historia de la Iglesia en Cuba en los últimos 50 años debería concentrarse en los casi tres años que median entre el 28 de enero de 1979 y el 20 de noviembre de 1981. Y Pedro Meurice fue la pieza clave que se decidió el derrotero tras esos treinta meses. El 28 de enero de 1979, en Puebla de los Ángeles, México, Juan Pablo II pronuncia el discurso inaugural de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Allí dijo una frase que repetiría luego muchas veces durante su pontificado: "No me cansaré yo mismo de repetir, en cumplimiento de mi deber de evangelizador, a la humanidad entera: ¡No temáis!" Su discurso puso claramente las cartas sobre la mesa: el Papa consideraba la teología de la liberación como una moda peligrosa y falaz, más que como una legítima tendencia teológica. Para monseñor Francisco Oves, arzobispo de La Habana, el discurso del Papa fue una sentencia. Él había llegado a Puebla a proponer un entendimiento con el marxismo. El obispo cubano partía de la tesis de que el comunismo era indestructible y, por tanto, se debía aprender a convivir con él. El Obispo polaco de Roma partía de la tesis contraria: el comunismo podía —y debía— ser destruido. La historia le dio la razón al polaco. Oves, tras su debacle mexicana, pasaría varios años en las frías bibliotecas vaticanas para después ir a carenar a una parroquia de El Paso, Texas, donde predicó a los inmigrantes mexicanos y comenzó a escribir una historia de la Iglesia en Cuba que nadie sabe cuán adelantada estaba ni adónde fue a parar tras su muerte el 4 de diciembre, fiesta de Santa Bárbara, de 1990, con sólo 62 años de edad. Tras muchos meses de ausencia de monseñor Oves, el 20 de febrero de 1980, como un curioso regalo de cumpleaños, monseñor Meurice fue nombrado administrador apostólico de La Habana. Cuarenta y cinco días después, el 4 de abril de 1980, comenzó la crisis de la Embajada del Perú en La Habana, seguida por el éxodo del Mariel y la ola de pogromos organizada por la Seguridad del Estado y el Partido Comunista de Cuba con el fin de aterrorizar a los cientos de miles de ciudadanos que deseaban escapar del "paraíso" socialista. Meurice fue a ver a José Felipe Carneado, aquel estalinista de pura cepa encargado de los "asuntos religiosos" en el Comité Central del Partido. Meurice le dijo que era inaceptable que el gobierno cubano se comportara como una banda de delincuentes; que aterrorizar, patear y linchar a ciudadanos en plena calle por el simple deseo de abandonar el país era inaceptable. Carneado le repitió la versión oficial del gobierno: que ninguno de aquellos horrores estaba sucediendo realmente. La desfachatez con que mentía el viejo estalinista hizo explotar al obispo. Meurice, dando un puñetazo en el buró, le gritó: "Coño, tú sabes que es verdad todo lo que te estoy diciendo". Si es cierto ese cuento que escuché hace tiempo, mi teoría es que ese puñetazo y ese coñazo le costaron a Meurice el arzobispado de La Habana. El 1 de enero de 1981 yo tenía 16 años, pero aún recuerdo la homilía de Meurice esa noche en la Catedral de La Habana. Después de rememorar el horror del año que acababa de concluir, se refirió al deseo confeso del gobierno de expulsar del país a todo aquel no se plegara a sus planes. Dijo algo así como que "no se hagan ilusiones, nosotros hemos estado quinientos años en Cuba, y dentro de quinientos años seguiremos aquí". Las homilías de Meurice en aquella época duraban una hora, y uno podía oír una mosca volando en la Catedral. Y nada de lo que decía podía agradar a los mandantes. Quizás fue por eso que unos meses después, Meurice volvió a su arquidiócesis de Santiago. Finalmente, monseñor Jaime Ortega fue nombrado arzobispo de La Habana el 20 de noviembre de 1981. Hoy todos los medios de prensa han recordado las palabras de Meurice ante el papa Juan Pablo II en Santiago de Cuba el 24 de enero de 1998: "Le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas, y la cultura con una ideología" Los comunistas suelen ser rencorosos. A Meurice nunca le perdonaron ese discurso, la gallardía y la verdad de ese discurso. Los que estuvieron cerca de él en sus últimos años como arzobispo de Santiago saben bien lo tuvo que soportar por haber dicho públicamente aquellas palabras. Para terminar, les cuento una anécdota. Baste decir que quien me la contó tiene por qué saberla y es persona confiable. Poco después de la visita de Juan Pablo II a Cuba, los obispos cubanos acudieron a Roma para la habitual vista ad limina que hacen al papa los obispos cada cinco años. Juan Pablo II fue saludando a los cubanos uno a uno. Al llegar ante Meurice, le tomó las manos, se sonrió y se quedó mirándolo con aquellos implacables ojos polacos. "Pedro Meurice" —le dijo, y se quedó un momento en silencio, apretándole las manos—. "¡Así deben ser los arzobispos!" Descanse en paz, Pedro Meurice.

miércoles, 6 de julio de 2011

Gory: Mención obligatoria

En estos días quiero compartir varios documentales de Jorge Moya sobre artes plásticas cubanas. Empiezo con “Mención obligatoria” dedicado a Gory, uno de los grandes fotógrafos cubanos que se ve con el placer y la intensidad de un thriller.


Gory Mencion Obligatoria from jorge Moya on Vimeo.

Souleymane Coulibaly

Memoricen este nombre: Souleymane Coulibaly. Juega por Costa de Marfil, con dieciséis añitos ha sido el goleador del campeonato mundial sub 17. Nueve goles en cuatro partidos. Rapidez, regate, delicadeza en el toque, potencia en la arrancada y el disparo, visión de juego, olfato a gol y liderazgo. El sueño de cualquier entrenador. Disfruten el resumen de sus goles en el mundial.

Período Especial: Vigésimo Aniversario

Hasta ahora ningún medio ni institución oficial ha tenido en cuenta que este año se cumple en Cuba el XX Aniversario del Período Especial. Quizás la causa de esta omisión es que dos décadas de penurias agudas le dan a lo pasajero del concepto un nuevo alcance. Recordemos que antes de la aparición del concepto la palabra “período” era usada como eufemismo por “mestruación” lo cual alentaba la esperanza de que el “Período Especial” fuera cosa de tres o cuatro días. O una semana a todo reventar. Pero ante la persistencia del “período” y la dura cotidianidad de lo especial creo que va siendo hora al menos de cambiarle el nombre a N.E. o sea, Nuestra Era (que también serviría como siglas de Nuestra Escasez).

Ha llegado el momento de darle al Período Especial el reconocimiento que se merece. Pasarlo de la categoría de lo transitorio a reconocerlo como la fase superior y última de la Revolución Cubana. Si lo comparamos en sus dimensiones y alcance con las fases previas entenderemos que todo lo anterior fue apenas una preparación para lo que vendría. Celebremos por ejemplo el próximo 2 de agosto el XX aniversario del inicio de los Juegos Panamericanos de La Habana, evento animado por su colorida mascota el Tocopán de quien se dijo que era el animal más voraz del mundo porque había consumido en dos semanas la comida anual de un país entero. No hablemos de epidemias de neuritis, de apagones o accidentes en bicicletas ni nos hagamos eco de esos estudios insidiosos que el Período Especial aumentó la mortalidad de las personas mayores en un 20%. Concluyamos como lo hace wikipedia que:

La malnutrición del Período Especial creó epidemias pero también tuvo efectos positivos. Manuel Franco describe el Período Especial como “el primer experimento natural y probablemente el único, nacido en circunstancias desafortunadas donde amplios efectos sobre la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y todo tipo de mortalidad han estado relacionados con una sostenida y amplia pérdida de peso como resultado del incremento de la actividad física y la reducción del consumo calórico”

Lleguemos más lejos y exijámosle a la UNESCO que declare al Período Especial como Patrimonio de la Humanidad. Reconozcamos que Cuba más que un eterno verano o un eterno Baraguá: Cuba es, después de todo, un infinito Período Especial. Cambiemos el primer artículo de la constitución, ese que dice que “Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como República unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana” por algo así como “Cuba es un Período Especial que se inició en 1991 y su cola gigante no se detendrá jamás hasta conquistar el pancito que le toca por la libreta”
Honremos pues, compatriotas, el Período fundamental de nuestra historia.

martes, 5 de julio de 2011

En el béisbol habrá crisis pero...

... en falta de libertades Cuba sigue siendo una potencia a tener en cuenta. En el ranking anual de la Freedom House Cuba sigue integrando el selecto grupo de los países menos libres del mundo encabezado por el campeón indisputable, Corea del Norte. No obstante aquellos defensores del honor patrio que disputan el derecho de que Cuba ocupe posiciones más cercanas a la cima (o sima) todavía hay margen para el debate. Aquí va el fragmento del informe dedicado a Cuba:

2010 Key Developments: After prolonged negotiations with the Roman Catholic Church and the Spanish government, Cuban authorities in 2010 began releasing the 52 remaining political prisoners from a 2003 crackdown on independent journalists and dissidents. In September, the government announced that it would lay off 500,000 employees, about 10 percent of the country’s labor force, and opened 178 activities and professions for self-employment and private cooperatives. In November, President Raúl Castro announced that the long-delayed sixth congress of the Cuban Communist Party would be held in April 2011.
Political Rights: Cuba is not an electoral democracy. Longtime president Fidel Castro and his brother, current president Raúl Castro, dominate the one-party political system. The Communist Party of Cuba (PCC) controls all government entities from the national to the local level. All political organization outside the PCC is illegal.
Political dissent, whether spoken or written, is a punishable offense, and dissidents frequently receive years of imprisonment for seemingly minor infractions. The absolute number of political prisoners in Cuba decreased from 201 in 2009 to 163 in 2010. While the government agreed in July to release the remaining 52 people arrested in the March 2003 crackdown, it missed a November 7 deadline for all 52 to be released, as a final
group of 13 prisoners refused to agree to leave Cuba. Official corruption remains a serious problem.
Civil Liberties: Freedom of the press is sharply curtailed, and the media are controlled by the state and the PCC. The government considers the independent press to be illegal. Independent journalists are subjected to ongoing repression, including terms of hard labor and assaults by state security agents. Access to the internet remains tightly restricted, and it is difficult for most Cubans to connect in their homes. While the Roman
Catholic Church inaugurated its first seminary in the country since the 1959 revolution in 2010, official obstacles to religious freedom remain substantial. Churches are not allowed to conduct educational activities, and church-based publications are subject to censorship by the Office of Religious Affairs. The government restricts academic freedom. Teaching materials for subjects including mathematics and literature must contain ideological content. Limited rights of assembly and association are permitted under the constitution. However, as with other constitutional rights, they may not be “exercised against the existence and objectives of the Socialist State.” The unauthorized assembly of more than three people is punishable with up to three months in prison and a fine. This rule is selectively enforced and is often used to imprison human rights advocates. The Council of State, headed by Raúl Castro, controls both the courts and the judicial process as a whole. Freedom of movement and the right to choose one’s residence and place of employment are severely restricted.
Attempting to leave the island without permission is a punishable offense. Cuba has performed well on gender equality issues; about 40 percent of all women work, and they are well represented in most professions.

Los cubanos y el hambre


Los cubanos suelen sentirse extraños ante la palabra “hambre”. Ya sea por vanidad o modestia asumen que el hambre de verdad es asunto de otras regiones, otras épocas. Como si admitir haber estado expuestos a ella disminuyera su humanidad. Pero ese escrúpulo nacionalista no es necesariamente espontáneo. La experiencia más generalizada del hambre en los últimos años –la que abarcó desde 1991 al 94- fue atenuada por el gobierno a través de todo un dispositivo lingüístico que intentaba disolverla en conceptos como “polineuritis”, "neuropatía periférica”, “neuritis óptica”, “Período Especial”. Eufemismos para nombrar una condición que venía acompañada por una extraña epidemia de mareos y desmayos en las horas críticas del mediodía. (Se cuenta que un Ministro de Salud fue destituido por haber pronunciado la palabra prohibida cuando Fidel Castro le preguntó por las causas de la debacle. Estudios posteriores, sin embargo, han confirmado su diagnóstico). En esa adulteración oficial de la realidad tampoco estuvimos solos. En los “Relatos de Kolimá” que ya mencionaba hace un par de días también se da cuenta de cómo en los campos soviéticos de trabajos forzados las autoridades desarrollaron su propia guerra de palabras contra el hambre, como si no hubiese nada más desestabilizador que llamar a las cosas por su antiguos y simples nombres.

[…] y finalmente, la célebre distrofia alimentaria, la enfermedad de los famélicos, a la que solo después del bloqueo de Leningrado se empezó a llamar por su verdadero nombre. Hasta entonces se había denominado de diversas maneras: AFA, enigmáticas iniciales en los diagnósticos de las historias clínicas que se traducían como agotamiento físico agudo; o, más a menudo, poliavitaminosis, una magnífica palabreja latina que indicaba la insuficiencia de varias vitaminas en el organismo humano y que tranquilizaba a los médicos al haber encontrado una fórmula latina, cómoda y científica, para referirse siempre a lo mismo: el hambre.

lunes, 4 de julio de 2011

Truco viejo

Esta noticia se caía de la mata: tanto Chávez hablar de su enfermedad, tanto dejar que se especulara sobre su alejamiento del poder para aparecerse en Caracas de sorpresa. Viejos trucos aprendidos de su jefe: cuando la cosa está mala mantenerse callado y justo antes de recuperarse crear falsas esperanzas a los que les gustaría verlo del otro lado. Pero la gente no aprende y siempre se las arregla para sorprenderse como si fuera la primera vez.

domingo, 3 de julio de 2011

Un comentario

A veces –cuando el tema lo amerita- un comentario de un lector me obliga a subirlo a un nuevo post para que el debate que pueda generar no se pierda bajo el peso de post más recientes. Ese es el caso de un comentario que me hace un lector a propósito de un post sobre Israel Cantor.


Por cosas que ud ha dicho antes en su blog se que admira mucho la salsa americana muchas veces en detrimento de la onda cubana de cuba, pero cuando uno aprendio a moverse con israel y seis semanas, bailar con tito puentes es la cosa mas aburrida del mundo...lo puede hayar gracioso y hasta musicalmente bueno pero nada qe ver con la cosa rica de temas como este!
Debo aclarar que:

1.- El post no es mío sino de mi amigo el poeta Emilio García Montiel quien, vale apuntar, es un bicho raro en su generación. Mientras la mayoría de sus contemporáneos nos girábamos hacia la música norteamericana o el rock inglés (cuando no los descorazonados baladistas en español, algún que otro grupo local y hasta el merengue dominicano) él siempre fue un apasionado de la música cubana “vieja”, esa que parecía existir solo para apaciguar la nostalgia de nuestros abuelos. Un ejemplo revelador sobre la marginación que sufría esa música: en los 70 buena parte de los viejos grupos cubanos encontraron un espacio televisivo en “San Nicolás del Peladero”, programa dedicado a satirizar el pasado republicano “para que el pasado sea pasado y no vuelva nunca a retornar” como machacaba su canción tema. La gran tradición musical cubana se convertía así en la banda sonora de un pasado despreciable.

2.- No creo que haya dicho o hecho nada en detrimento de la música cubana. En detrimento de la música cubana estuvo el desprecio y la marginación de lo mejor de nuestras tradiciones musicales por una parte y el ataque a una de las principales fuentes del desarrollo de la música cubana en el siglo veinte que fue el intenso consumo e intercambio con la música norteamericana.

3.- En su mejor momento la salsa retomó el legado musical cubano y lo desarrolló allí donde los músicos y los bailadores cubanos lo habían abandonado. Fueron los salseros, especialmente los boricuas, no sólo los que se encargaron de recuperar ese legado sino de que los cubanos volviéramos a apreciarlo. Cuando Arsenio Rodríguez había sido olvidado en su propio país afuera, en cambio, se convirtió en una de las figuras de referencia de la salsa. Que luego se haya querido demostrar que la salsa se derivó directamente de la bomba y la plena es algo bastante ridículo que no creo que alguien, excepto los nacionalistas obcecados de siempre (valga la redundancia), se lo crea.

4.- Nostalgia y chovinismo aparte admiro mucho la obra de Van Van e Irakere. En su época sin duda fueron lo más innovador en la música popular bailable. Si el primer disco que me compré al llegar a Nueva York fue el de un concierto de Gillespie tocando con Chano Pozo el segundo fue el primer disco de Van Van, inencontrable en Cuba en aquellos años. Sin embargo, también reconozco que eran apenas dos buenas bandas frente al aluvión de agrupaciones boricuas de la época de primer nivel. Y que las primeras grabaciones de Van Van no le hacían justicia al grupo aunque en nuestra memoria suene impecablemente. Y sospecho que Juan Formell piensa lo mismo que yo pues en los últimos años se ha dedicado a regrabar muchos de aquellos primeros números que lo hicieron famoso aunque esta vez no cuente, por desgracia, con la gracia de voces como las de El Lele e Israel.

sábado, 2 de julio de 2011

Relatos de Kolimá

Los “Relatos de Kolimá”, la monumental colección de relatos del escritor ruso Varlam Shalámov, puede concebirse –entre otras cosas- como un tratado sobre la capacidad humana de soportar el dolor o sobre el sentido mismo de la condición humana en circunstancias extremas. Shalámov sabía de lo que hablaba. Había pasado dieciséis años en los peores campos de trabajo de la Siberia, campos que hacían parecer aquél que describía Solzhenitsyn en su novela “Un día en la vida de Iván Denísovich” un lugar de veraneo. No exagero. “Relatos de Kolimá” es una lectura reveladora como pocas porque al describir a seres humanos en condiciones mucho más allá de lo soportable nos hace sumergirnos en lo que queda cuando todo rastro de civilización y bondad ha sido vencido.

Quiero proponerles este fragmento en el que salvando la infinita distancia que había entre aquellos campos siberianos y la cotidianidad cubana se pueden sorprender ciertos rasgos comunes que marcan ambos mundos: la destrucción de la noción y el sentido del bien, la ridiculización de todo escrúpulo moral, el contagio de una ética, una estética y hasta un lenguaje delincuencial y el, a menudo, mezquino papel de los intelectuales. Salvando las infinitas distancia, insisto, háganse las traducciones apropiadas: "campo" por "Cuba", "mundo libre" por "afuera". [Los subrayados son, por supuesto, míos].


El jefe del campo es inmoral y cruel; el educador, falso; el médico inmoral; pero todo eso son minucias comparado con la fuerza corruptora del mundo del hampa. Porque los primeros, a pesar de todo, son hombres y, aunque sea de vez en cuando, algo humano asoma en ellos. En cambio, la gente del hampa no son personas.

La influencia de su moral sobre la vida en el campo es ilimitada y lo abarca todo. El campo de trabajo es una escuela negativa de la vida, negativa por entero y en todos los sentidos. Nadie sacará nunca del campo nada útil, ni el propio preso, ni sus jefes, ni los guardianes, ni los testigos involuntarios –ingenieros, geólogos, médicos- ni los superiores, ni los subordinados.

Cada minuto de la vida en el campo es un minuto envenenado.

Tantas son allí las cosas que el hombre no debe saber, que no debe ver, que si las ha visto, más le valdría morir.

Allí el preso aprende a odiar el trabajo, y no hay nada más que pueda aprender.

Allí se le enseña a adular, a mentir, a hacer pequeñas y grandes ruindades; allí se vuelve egoísta. Al regresar al mundo libre, descubre que no solo no ha crecido durante sus años en el campo, sino que sus inquietudes se han estrechado, se han vuelto míseras, groseras.

Las barreras morales se han desplazado hacia algún rincón apartado de su ser. […]

Un joven campesino caído en prisión ve que en este infierno sólo los delincuentes viven relativamente bien, que solo ellos cuentan, que los teme incluso la poderosa autoridad. Siempre andan vestidos y comidos y se ayudan los unos a los otros.

El campesino se pone a reflexionar. Y le empieza a parecer que la verdad de la vida en el campo está del lado del hampa y que solo imitándolos en su proceder conseguirá salvar de verdad el pellejo. Resulta que hay gente que puede vivir incluso en el mismo infierno. Y el campesino empieza a imitar a los hampones en su conducta, en sus actos. Asiente a cada una de sus palabras, está dispuesto a cumplir cualquiera de sus encargos y habla de ellos con miedo y veneración. Se apresura a adornar su léxico con palabrejas de su argot. Nadie, ninguna persona que haya estado en Kolimá, sea hombre o mujer, preso o libre, se ha podido desprender del argot del hampa.

Estas palabras son una droga, un veneno que penetra en el alma del hombre, y es justamente con el dominio del dialecto del hampa que empieza el acercamiento del bulto [preso no común] al mundo del crimen.

El intelectual recluso está oprimido por el campo. Todo lo que le era más querido ha sido pisoteado hasta convertirse en polvo; la civilización y la cultura se despegan de él en el plazo de tiempo más breve, un tiempo que se puede medir por semanas.

El puño y el palo son los argumentos de una discusión. Un culatazo, unos cuantos dientes rotos, los métodos de persuasión.

El intelectual se convierte en un cobarde, y su propio cerebro le apunta cómo justificar sus actos. Y puede convencerse de cualquier cosa, situarse en cualquiera de los bandos en disputa. El intelectual ve en el mundo del hampa a unos “maestros de la vida”, a unos luchadores a favor de los “derechos del pueblo”.

Un buen sopapo, un golpe, convierte al intelectual en el sumiso criado de cualquier Fulano o Mengano.

La persuasión física se trueca en persuasión moral.

El intelectual queda espantado para siempre. Su espíritu se ha quebrado. Y este miedo y esta alma quebrada los lleva consigo al regresar al mundo en libertad.

La frescura de la música vieja

Vin Gordon y el resto de la sección de metales de los Wailers, el grupo que acompañaba a Bob Marley se presentó anoche en The Americas Society. Viejos y un poco oxidado en los solos es de cualquier manera una maravilla como atacan el ska y el reggae, con la frescura suave conque se puede tocar una música que creció con ellos, en ellos. Es una lástima que no tenga a mano un video de ellos tocando en vivo pero ahí va una pieza de su repertorio.

Israel Kantor: se cumplen cinco años

Esta nota me la mandó ayer Emilio García Montiel pero no la pude subir hasta hoy:

Hoy se cumplen cinco años de la muerte de Israel Kantor. Ni su nombre artístico, ni su nombre real (Wilfredo Israel Sardiñas Domínguez) se registran en ese laberinto que es el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana de Radamés Giró; omisión, tal vez, menos sorprendente que el hecho de que su única mención en Wikipedia sea en alemán. Aunque se le recuerda mayormente por sus éxitos con Los Van Van –con quienes, hasta su exilio en 1983, cantó unos cuatro años- para esa época ya había pasado por otros conjuntos como el de Meme Solís y Neosón. En 2006 fue nominado al Grammy Latino por su disco Tradición, con su Tropicana All Star, galardón que finalmente sería otorgado a Bebo Valdés. Su homenaje al Benny sigue siendo, sino el mejor, uno de los mejores que alguna vez se le haya hecho al Bárbaro del Ritmo. Fuera o dentro de isla, su voz es, a mi juicio, uno de los lujos del son cubano.
Video Seis semanas


(Por cierto, encontré esta nota necrologica de Pedro de La Hoz sobre Kantor,y me llamó la atención cómo sutil -y contradictoriamente con lo que supuestamente sería su adscripción gubernamental- admite el éxito comercial en el exilio como rasero para determinar el provecho ( o no) de haberse ido de la isla. Obviedad elemental del concepto de libertad. Eso, entre otras cosas, pero ya no quise ponerme a comentarla) 

viernes, 1 de julio de 2011

Gorki en Praga

Hace unos días Gorki Águila asistió al Festival United Islands de Praga. Ante la negativa del gobierno a dejar salir al resto de los miembros de Porno para Ricardo para participar se presentó acompañado de músicos checos. Abajo el reporte del canal 41 de Miami: