Iba camino a ser el
cero a cero más esforzado de este mundial. Brasil había intentado anotar por
todos los medios (incluido el recurso supremo de Neymar Horizontalinho
dejándose caer en el área pero el VAR por una vez hizo justicia negando un
penalti que el árbitro de carne y hueso ya había decretado). Sin embargo, lo
que parecía que era el juego en realidad no era más que un calentamiento de 90
minutos destinado a agotar a los ticos. Llegó por fin el juego en la forma de
seis minutos añadidos en el cual todos se relajaron un poco, incluida la
defensa tica que al fin permitió que anotara Coutinho, el único brasileño que
hasta entonces estaba autorizado a marcar goles. Tres minutos después Horizontalinho
al parecer aprendió la lección de Coutinho de que es más bonito anotar goles en
posición vertical y marcó el segundo para Brasil. Cuando el árbitro decidió dar
fin al juego los ticos ya se sabían fuera del mundial. Eso al parecer le rompió
el alma a Neymar que se puso a llorar como no lo habíamos visto desde el
mundial anterior cuando una lesión lo dejó fuera de la competencia. Técnica
Stanislavsky que le dicen.
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