Un partido
entretenido para ser un empate a cero. O sea, una mierda envuelta en
esparadrapo en la categoría de juegos decentes. Dinamarca llegaba como favorito
para ganarle a Túnez pero ni los daneses eran tan vikingos como los suponían ni
los tunecinos, cojos. Eso bastó para equilibrar el partido hasta mantener
vírgenes ambas porterías. Entre eso y que el árbitro no le permitió al VAR que
se pusiera a repartir penaltis a diestra y siniestra los minutos fueron pasando
sin tener que poner a funcionar el marcador. De manera que han bastado los dos
primeros partidos del día para desconfigurar los pronósticos del simulador y para que la copa vuelva a ser, al menos hasta cuartos de final, impredecible.
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