Toda una vida había esperado Canadá para anotar su primer gol en mundiales y vino a conseguirlo contra Croacia -subcampeón mundial- apenas un minuto después de terminar de cantar el himno. Un resultado prometedor depende de cómo se vea. Porque el gol precoz de los canadienses despertó la furia croata durante los 89 minutos siguientes. Y la furia croata no es igual que la belga. Porque los croatas no descansaron ni siquiera cuando empataron en el minuto 44 del primer tiempo: siguieron insistiendo en los minutos de descuento hasta irse al descanso con el marcador a favor (2-1).
Pero Canadá, equipo joven y guapo no dejó de atacar para el segundo tiempo tratando de igual a igual a Croacia. El tipo de actitud que funciona con países con mucho nombre pero no tanto fútbol. Ese no era el caso. Croacia conserva tanto nombre como fútbol con sus veteranos Modric y Perisic -que no parecen enterarse de la edad que tienen- conduciendo el ataque y futbolistas más jóvenes aprovechando las oportunidades. Era como si peleara un minimosca con un peso completo y luego de sorprender el minimosca con un golpe de suerte al superpesado tuviera que soportar una pateadura. En el segundo tiempo el minimosca insistía pero el superpesado croata le mandó dos viandazos para ponerlo fuera de combate. O de la clasificacion para la siguiente ronda del campeonato, como es el caso.
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