Las constituciones cubanas desde el 1976
a la fecha insisten (a la usanza de las constituciones soviéticas) en definir
al Partido Comunista como la “fuerza dirigente superior de la sociedad y
del Estado”. Si vamos al terreno futbolístico es como que en el
reglamento del juego diga que uno de los jugadores “es la fuerza superior del
deporte”. El resto del reglamento hablará de derechos y deberes para todos los
jugadores pero poco sentido tienen si ese jugador llamado Partido no solo no
tiene que atenerse al reglamento sino que se considera autoridad superior a
este.
Habrá quien piense que en ese caso el Partido vendría a
ser el árbitro y no un jugador pero en todo caso sería este un árbitro al que
le tiene sin cuidado lo que diga el reglamento. Que lo mismo decida el
resultado del partido antes de haberse jugado que decida marcarse un golito él
mismo o lo que ocurre en la realidad: que el árbitro se atribuya a su cuenta
todos los goles que se marquen en el partido y que el único objetivo del reglamento
no es que el juego funcione sino que el árbitro siga dirigiéndolo. Dejar claro
que el partido (de fútbol o de lo que sea) es muchísimo menos importante que el
Partido. Y si ahora ocurre que a los jugadores -como generosa concesión del
reglamento- se les permite celebrar los goles (propios o ajenos, da igual) quitándose
la camiseta es cuestión bastante menor a la hora de tomarse en serio el reglamento.
Si de lo que se trata es de jugar a algo, digo.
1 comentario:
Por supuesto que la "constitución" de una dictadura totalitarian es puro formalismo, o sea, papel mojado, por no decir de limpiarse el culo. No tiene sentido que se ocupen de tal cosa, pues "el pueblo" sabe perfectamente que no significa nada. Pero, no lo hacen para los miserables esclavos, sino para consumo externo, y desgraciadamente, hay muchos consumidores extranjeros que compran el mamotreto tal y como se vende, o que pretenden aceptarlo como si fuera algo legítimo y respetable. Diera risa si no fuera tan despreciable.
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