Como hacía rato los árbitros no se hacían sentir el gremio le encargó al del partido Inglaterra Colombia que interviniera más y peor. Porque un buen árbitro debe ser como esos padres que van al parque con el hijo y si el niño se cae no le hace mucho caso para que el muchachito se inicie en el necesario arte de levantarse solo. De lo contrario se van a pasar todo el tiempo revolcados pidiendo la ayuda a los padres. El árbitro picó en el asunto de las caídas y antes que se diera cuenta se vio rodeado de jugadores revolcados por el piso y repartiendo tarjetas a diestra a siniestra con un juego que tenía menos de fútbol que de bolos. El gol de Inglaterra llegó pues por vía del árbitro que cantó un penal discutible. Y lo cobró a la Harry El Implacable Kane que en estos trances no sabe qué cosa es el perdón.
Colombia intentó acercarse a la portería pero muy pocas veces lo hizo con algún peligro. Pero cuando ya el juego parecía sentenciado Uribe –que es, junto con Ospina, el apellido que le ponen a todos los colombianos cuando no se les ocurre alguno mejor- sacó un cañonazo desde fuera del área que a duras penas fue desviado por el portero inglés. Y en el córner subsiguiente regresó el héroe de los últimos partidos: el defensa Yerry Mina volvió a elevarse por encima de todos como si de la figura central de un conjunto escultórico se tratara y de un buen cabezazo consiguió un empate hollywoodesco.
Lo lógico según Hollywood era que lo colombianos terminaran ganando el partido en el tiempo de alargue y los jugadores ingresaran en el panteón de los héroes colombianos, cualquiera que estos sean. Pero a pesar del buen ánimo de Falcao y los suyos, entusiasmados con su hazaña reciente, la pelota no hizo mucho por entrar en ninguna de las dos porterías. Y cuando eso ocurre si impone al final un tratamiento de choque: la ronda de los penaltis. Al ser los ingleses los primeros en fallar parecía que los colombianos se impondrían pero no van lejos los de adelante si fallan más. Dos Uribes fallaron (en realidad fue un Uribe y un Bacca, pero a estas alturas da igual) y los ingleses terminaron abriéndose camino hacia cuartos de final donde se enfrentarán un país cuyo nombre empieza con S y termina con A. Los colombianos en cambio podrán hablar de morir con las botas puestas que al parecer es la manera más elegante de hacerlo. Aunque pierdas a los penales.
Colombia intentó acercarse a la portería pero muy pocas veces lo hizo con algún peligro. Pero cuando ya el juego parecía sentenciado Uribe –que es, junto con Ospina, el apellido que le ponen a todos los colombianos cuando no se les ocurre alguno mejor- sacó un cañonazo desde fuera del área que a duras penas fue desviado por el portero inglés. Y en el córner subsiguiente regresó el héroe de los últimos partidos: el defensa Yerry Mina volvió a elevarse por encima de todos como si de la figura central de un conjunto escultórico se tratara y de un buen cabezazo consiguió un empate hollywoodesco.
Lo lógico según Hollywood era que lo colombianos terminaran ganando el partido en el tiempo de alargue y los jugadores ingresaran en el panteón de los héroes colombianos, cualquiera que estos sean. Pero a pesar del buen ánimo de Falcao y los suyos, entusiasmados con su hazaña reciente, la pelota no hizo mucho por entrar en ninguna de las dos porterías. Y cuando eso ocurre si impone al final un tratamiento de choque: la ronda de los penaltis. Al ser los ingleses los primeros en fallar parecía que los colombianos se impondrían pero no van lejos los de adelante si fallan más. Dos Uribes fallaron (en realidad fue un Uribe y un Bacca, pero a estas alturas da igual) y los ingleses terminaron abriéndose camino hacia cuartos de final donde se enfrentarán un país cuyo nombre empieza con S y termina con A. Los colombianos en cambio podrán hablar de morir con las botas puestas que al parecer es la manera más elegante de hacerlo. Aunque pierdas a los penales.
2 comentarios:
Tremenda mierda ese juego. Ninguno de los dos equipos merecía ganar.
Ya lo había comentado anteriormente, el estilo de juego inglés es aburrido con esos intentos de llegar a la meta contraria con largos balonazos casi desde su propia arco. Los colombianos atacaron pero no pudieron convertir, lo resumió elocuentemente Cuadrado con su tiro a las gradas en uno a uno con el portero inglés.
¿Te acuerdas de Chacumbele, el mismito se mató? Así le pasó a Yeri Mina. Se lució con el cabezazo de empate y después se fue a celebrar con los aficionados colombianos por dos minutos y medio. Después encarnó a Neymar fingiendo un lesión en la ingle o zonas adyacentes, consumiendo el remanente de los cinco minutos compensatorios. Por supuesto que es especulación, pero con el momentum del empate y la adrenalina a millón cabía una leve posibilidad de colar un gol adicional en los casi tres minutos que restaban del alargue. Después de todo, los belgas lo hicieron faltando treinta segundos para concluir en empate a dos con los nipones. Decidir por penaltis is a "bitch".
Saludos.
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