viernes, 13 de julio de 2018

Servicio público: el decreto anti-reguetón

En vista de que muchas personas me han consultado sobre la dificultad de acceder a la página de la Gaceta Oficil de la República de Cuba donde aparece el último decreto concerniente a la contratación de artistas y espectáculos públicos lo comparto aquí. Un decreto que por una parte refuerza el control sobre las formas de contratación, el papel de las entidades oficiales en estos contratos y hasta la naturaleza de lo que se puede o no exhibir. Un decreto que si vamos a resumirlo en sus líneas esenciales podr 1amos definirlo como el "decreto anti-reguetón" por el énfasis que pone en definir como punible aquellos contenidos que incluyan pornografía, "lenguaje sexista, vulgar y obsceno" o que "atente contra el desarrollo de la niñez y la adolescencia", definiciones lo suficientemente vagas como para que entre allí todo lo que les resulte inconveniente. Los dejo con el decreto.

Post Data:

Habrá quien se alegre de que al fin el gobierno tome medidas contra el reguetón. Yo no. Por principio y por experiencia. Por que parto del principio de la libertad creativa, empezando precisamente por aquellas cosas que no me gustan. Y que aceptar la censura supone la cesión de un poder que terminará afectándonos a todos. Encima la experiencia me ha enseñado que el poder suele usar ciertas aprensiones colectivas para eliminar lo que realmente le molesta (que es casi siempre algo que me importa).

Eso me recuerda un viejo chiste en que se anuncia en la prensa (o en un discurso del Máximo Líder que era un anuncio todavía más oficial) que pronto se procederá a exterminar a los ratones. De inmediato la jefa de las gallinas reúne a todas sus congéneres, se montan en un barco y se van para Miami. Y al llegar allá en la primera rueda de prensa les preguntan cómo es que han decidido huir si en el anuncio se hablaba de exterminar a los ratones no a las gallinas. A lo que responde la jefa de las gallinas:
-Es verdad pero en mi país se cometen cada errores…   






1 comentario:

Realpolitik dijo...

No me interesa el reguetón en absoluto, pero si alguien no puede hablar de vulgaridad es el castrismo, por no entrar en cuestiones de obscenidad moral y ética, donde tampoco tiene una pata donde pararse. El simple hecho de tirar piedras teniendo techo de vidrio ya basta, o sea, pierden su tiempo miserablemente. Parece que es chochera senil, pero a otro perro con esos pujos, aunque sean muy propios de algo como Abel Prieto. Por favor.