El partido en cuartos entre Rusia y Croacia podría contarse de dos maneras distintas. En una el modesto equipo ruso se creció por encima de sus limitaciones y jugó a la par del hasta ahora claro candidato a llegar a la final. En la otra Croacia es un equipo de polialeación mimética, como Terminator 2, que se dedica a reproducir el nivel de juego del equipo que tiene enfrente. Y fue así que permitieron que estos soviéticos del siglo XXI los trataran de igual a igual. O puede que haya un poco de las dos versiones.
Lo cierto es que
ninguno de los dos equipos permitió que el otro se le fuera demasiado lejos. El
primero en marcar fue la URSS 3.0. con un misil que salió volando del zapato
izquierdo de Cheryshev para aterrizar en la red croata. Pero no habían pasado 9
minutos cuando Mandzukic se adentró por el borde del área para darle un pase a Kramaric
y que este cabeceara el empate croata.
El segundo tiempo
fue más de los mismo pero sin el detalle de los goles. Al final los amiguitos
del polonio seguían sin definir el concepto de portería y los exyugoslavos
cargaban con más calambres que en un maratón entre oficinistas. Incluso se
pensó que el portero Subasic, el supermán en los penales contra Dinamarca, no
podría continuar el partido afectado por una contracción muscular. Pero había
que estar media hora más jugando. Por suerte estaba Modric que parecía estar filmando
un anuncio de baterías eléctricas autorecargables. Fue él quien sostuvo el
equipo a golpe de pases y carreras que
cansaban de solo verlas.
Hasta que por fin
llegó el cabezazo de Vida que parecía con su gol en el minuto 100 sentenciar el
partido. Tanto que se quitó la camiseta para que Ronaldo y Shaquiri vieran que
no tenía nada que envidiarles ni en abdomen ni en tarjetas amarillas (lo cual
es una exageración: Ronaldo tiene le abdomen más definido aunque hay que
reconocer que las tarjetas eran iguales de amarillas). Pero aun quedaban 20
minutos de partido que a esa altura se sentían tan largos como atravesar la
Siberia en patineta. Y he aquí que quince minutos después, o sea, a 5 del final
del tiempo extra el ruso de Sao Caetano do Sul pareció darles la razón a los
que consideran buena idea la nacionalización de extranjeros con un cabezazo que
volvió a emparejar el partido hasta la ronda de penales.
Los croatas llegaban
a los penaltis con las piernas en peor estado que la economía venezolana. Entre
eso y el apoyo local hacían pensar que rusos irían franca ventaja. Pero el
portero croata renació en medio de sus cenizas como el gato Félix y detuvo el
primer remate. Tanto debió intimidar a los rusos que el bolo adoptivo Mario
Fernandes la echó por fuera dándole de paso un fuerte golpe a la política
migratoria de Putin. Los croatas hasta se pudieron dar el lujo de fallar un
gol. En el último turno Rakitic, quien había pasado el partido más discreto que
un funerario, remachó su disparo para darle a Croacia el pase a la semifinal y
a los rusos la oportunidad de que vuelvan a sentir el calor hogareño.
1 comentario:
¿no es koniec = fin, pero en polaco? ¿konets? Saludos.
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