miércoles, 4 de marzo de 2020

Documentos para una historia local de la infamia

Primero, copia de la carta firmada por "El pueblo de Cuba y el Movimiento de la Nueva Trova" que le deslizaron por debajo de la puerta al músico Mike Porcel durante un acto de repudio en 1980:



Y una nota de Silvio Rodríguez de marzo del 2020 tratando de explicar su participación en aquel acto de repudio. En ambos casos pinche para ampliar la imagen:

4 comentarios:

Anónimo dijo...

el descarado de Silvio Rodriguez que vende la imagen de que el es muy independiente en cuba, tuvo que ir al mitin porque lo estaban esperando y ademas lo buscaron para empezar porque "estaban esperando por el", por que si no estaba de acuerdo con esas acciones y es tan "independiente" en su forma de actuar y pensamiento, no dijo que no iria y ademas que no estaba de acuerdo con esos actos de repudio?

descarado y oportunista es lo que siempre ha sido.

Sailor Hugo dijo...

¿Qué historia es esta del repudio susurrado? ¡Qué personaje más abyecto y pusilánime que resultó Silvio Rodríguez, por Diosss!

Realpolitik dijo...

A estas alturas, hay poco que decir, pues la podredumbre se conoce por la peste, y el asunto es tan viejo como la “revolución.” La infamia, la bajeza, la vulgaridad, en fin, la miseria humana es inseparable del castrismo, pues de eso proviene y de eso depende—tanto para existir como para persistir.

El esbirrato, por rastrero y asqueroso que sea, es inevitable siempre y cuando resulte rentable, y para mediocres en busca de ser “gente grande” resulta prácticamente irresistible. Hasta (algunas) figuras con verdadero talento se vendieron; no digo yo si no lo iban a hacer figuritas menores, por no decir de pacotilla.

Hay que tener muy claro que casos como Lezama y Virgilio Piñera, que se quedaron en Cuba sin servir a Aquel Horror, son claramente excepcionales, por no decir aberrantes—y gloria a ellos, que bien cara les costó. Nada, no queda otra cosa que el rechazo, pero también queda el bochorno, y para siempre.

Anónimo dijo...

La dignidad es una virtud muy difícil de cultivar.