viernes, 22 de junio de 2007

La revolución


Les presento a Slawomir Mrozek, un escritor y dramaturgo polaco cuyo libro El elefante fue todo un clásico clandestino entre los amigos en la universidad. Podía haberles puesto una foto más reciente pero preferí esta por el parecido razonable (y posiblemente intencionado) que tiene con Groucho Marx. Este cuentecillo pertenece al libro La vida difícil y como los buenos cuentos habla por sí sólo.

La revolución
En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa. Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí.

Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver. Llegue a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable. Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista.

La novedad volvió a animarme y mientras duró me conforme con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no pdía dormir con la cara vuelta a la pared, la que siempre había sido mi posición preferida.

Pero al cabo de cierto tiempo la novedad dejó de ser tal y no quedó mas que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio. Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista.

Pero al cabo de cierto tiempo...

Ah, si no fuera por ese "cierto tiempo"...

Para ser breve el armario dejó de parecerme algo nuevo y extraordinario. Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que transpasar esos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficas, hay que hacer una revolución.

Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomomdidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de inchazón de pie y dolores de columna. Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total.Ya que esta vez "cierto tiempo" también se mostró impotente.

Al cabo de cierto tiempo, pues, no solo no llegué a acostumbrarme al cambio -es decir, el cambio seguía siendo cambio-, sino que, al contrario, cada vez era mas conciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo.

De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté mas. Salí del armario y me metí en la cama.

Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario contra la pared y la mesa en medio porque el armario me molestaba.

Ahora la cama está de nuevo aquí el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fuí revolucionario."

5 comentarios:

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Genial

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Quise decir: Genital

parejanoverbal dijo...

Me recuerda mucho el capitulo aquel de la historia que se titula "los intelectuales se rebelan" que tu llamaste "como jugar con la cadena sin meterse con el mono"...

Ligia Elena dijo...

Uy que genial. Y eso de la cadena y el mono me llevo de un tirón, 10 años atras, cuando al parecer, yo puro quería jugar con el mono y mis amigos se la pasaban advirtiendome. Ahora ya solo me va quedando la cadena, hasta que aparezca otro mono motivador!

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Ligia Elena esta contenta y su familia esta asfixiá