viernes, 1 de junio de 2007

Las vacaciones del Comandante (primera parte)

Con este texto comenzamos una serie de artículos sobre la realidad cubana semejantes a los que por años he publicado en Encuentro en la Red. Variantes de estos serán posteriormente publicadas en ese sitio pero los lectores del blog podrán contar con la primicia y este servidor con un poco de más libertad, que nunca viene mal.

Las vacaciones del Comandante (primera parte)
A Axana y Orlando que se casan hoy después de años de vivir en el pecado.


Hay que reconocerlo: pese a los negros presagios que anunciaba la desaparición del Comandante de las pantallas nacionales, el país marcha mejor que nunca. Tan bien que uno se pregunta por qué al Comandante no se le ocurrió enfermarse antes, a ver la historia clínica que le hacían. Por un lado, siguiendo la sabia tendencia establecida por el Comandante tiempo atrás este año el país ha producido menos azúcar que Alaska. Por otro, todo el mundo, desde los congresistas norteamericanos hasta los ministros españoles quieren sentarse con cualquier representante del gobierno cubano para tomar mojitos y hablar de petróleo o de los avances en los centros de reeducación cubanos (no confundir con las universidades populares), esos sitios que los retrógrados de toda la vida se empeñan en llamarles cárceles. Como mismo se empeñan en hablar de “presos” cuando lo correcto sería referirse a los albergados en estos centros como “reestudiantes”. Quizás los visitantes extrañen los recorridos por hospitales y vaquerías del brazo del Comandante pero uno espera que ahoguen sus penas con oleadas de mojitos.
Hace diez meses, cuando se anunció la enfermedad del Comandante parecía que se iba a acabar el mundo. Todo el país se paralizó. En el aire se quedaron congelados los martillos que le daban los toques finales a las balsas que participarían en las tradicionales regatas veraniegas de 90 millas (dirección norte). En el aire quedaron las bofetadas reeducadoras dirigidas contra algún reestudiante duro de entendederas. Luego la vida, junto con las balsas y las bofetadas siguieron su curso habitual y todo siguió su curso apacible y esperanzado en un futuro mejor. Al principio se especuló mucho sobre si el Hermano en Jefe se sentiría atraído por lo que los expertos conocen como el “modelo chino”. Para los que lo único que conocen de China son los restaurantes que pululan por el Primer Mundo debo aclararles que “modelo chino” no significa trabajar hasta bien tarde en la noche y reciclar la comida. El modelo chino significa, en pocas palabras libertad económica y represión política. O sea, lo que en otros lugares –cosa curiosa- se conoce como “dictadura de derechas”. Lo que a la larga se ha impuesto es el “modelo China” bautizado así en honor a ciertas peculiaridades del hermano del Comandante. Este modelo prioriza ante todo la calma y tranquilidad ciudadanas. Todo el mundo quieto y si puede aguantar la respiración, mejor. Y es que el Hermano en Jefe, como dice el argot popular, “las mata callando” aunque a veces se lo tome con demasiada literalidad.
Ya se notan algunos cambios en este nuevo estilo de gobernar. Hace poco unos soldados intentaron llevarse un avión en la misma dirección que las regatas, en un claro intento de llegar antes que las balsas, acto censurable donde los haya por la obvia falta de deportividad. Encima, en medio de su empeño le quitaron la vida a un teniente coronel y hasta donde sabemos no se la han devuelto. No es difícil imaginarse lo que el Comandante, en uso de las facultades que le están conferidas (me refiero a los micrófonos en primer lugar) hubiera hecho en este caso: habría paseado al teniente coronel fiambre por todo el territorio nacional, puesto al país en pie de guerra y organizado una marcha tras otra frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos que es precisamente el final del recorrido de las regatas (el país, no la oficina) y habría anunciado que esa afrenta sería cobrada “ojo por ojo”, algo que, dicho sea de paso, hubiera hecho sentir orgulloso a Polifemo. Pero de acuerdo al “modelo China” las cosas funcionan de manera muy distinta. Una notica de prensa y luego, en represalia, se mandan a recoger más antenas parabólicas. Los soldados causantes del estropicio serán guardados hasta que se decida que hacer con ellos que por supuesto no será bueno pero al menos será en silencio, esa cualidad que tanto le agradaba a Martí cuando no estaba dando discursos. [continuará]

3 comentarios:

Kubalgie dijo...

Oye, qué bueno leerte!
Me pondré al día!
Saludos desde Colonia (después de algunos años en Düsseldorf).
L.

el censor dijo...

Empecemos a lo Duanel: lo primero es la foto. ¿De dónde la sacaste? ¿Del carnet de identidad? ¿o es el de la UNEAC? ¿No me digas que es la del carnet de la UJC? Y tienes que dejar anónimos, sino no te visito más.

filpo alvarez dijo...

que tipo de seguro medico tiene el comediante?,Tien deducible?,Dolares o moneda convertible?