sábado, 12 de enero de 2019

Mis libros cubanos del 2018


Como cada año me obligo a pensar cuáles han sido para mí los libros mejores o más recomendables entre los que he leído de tema cubano. Este año empezaré hablando de historia con dos títulos que se refieren a un tema hasta ahora explorado de manera muy incompleta y es el desarrollo de la comunidad cubana en Nueva York en el siglo XIX. Y es curioso que tras décadas de sequía historiográfica aparecieran en el plazo de meses los dos estudios más importantes que se hayan hecho hasta ahora sobre el tema. Uno de ellos es Sugar, Cigars, and Revolution: the Making of Cuban New York de Lisandro Pérez que es el estudio más completo que se ha hecho sobre la comunidad cubana neoyorquina en el siglo XIX haciendo un uso inteligente y exhaustivo de las fuentes disponibles.  El otro título al que me refería es Suspect Freedoms: The Racial and Sexual Politics of Cubanidad in New York, 1823-1957 de Nancy Raquel Mirabal y que abarca un período más extenso pero centrado en temas más específicos como sugiere el subtítulo. Muy recomendables leerlos en paralelo.

Y hablando de temas poco estudiados otra lectura recomendable de este año lo ha sido Los últimos días de Batista de Jacobo Machover que responde más a su subtítulo de “Contra-historia de la revolución castrista” y se basa en primer lugar de una lectura crítica de los libros que escribió Batista sobre sus últimos años en el poder. Una buena entrada a un terreno todavía inexplorado. Y si de mundos por descubrir se trata hay pocos libros tan recomendables como El soviet caribeño de César Reynel Aguilera, una suerte de historia secreta del Partido Comunista cubano desde su fundación hasta mediada la década del 70.


De poesía recomendaría dos libros muy distintos entre sí, escritor por espíritus de distinte intensidad pero semejante exquisitez en el trato con la palabra. Uno de ellos es Lejos de casa de Gleyvis Coro Montanet, un desgarrado tratado sobre la inmigración y el exilio con todo lo que tienen en común y lo que los distancia y del que hablaba aquí. Otro es Rap del humo de Rolando Davidson bastante más inclasificable y del que las primeras palabras que vienen a la mente son sencillez y ternura.

En teatro el gran acontecimiento editorial del año es la antología Cuba Queer reunida por Ernesto Fundora quien nos trae los más disímiles autores cubanos del siglo XX y principios del XXI reunidos en torno a una sensibilidad común.

En cuanto a narrativa mis lecturas se concentraron en el pasado. En concreto en una de las generaciones menos atendidas y más vitales de toda la literatura cubana: me refiero a la del Mariel sobre la que escribí aquí para el congreso del LASA en Barcelona y aquí respondiendo a la invitación a presentar la colección dedicada a Mariel de la editorial Hypermedia. Esta colección contiene -además de clásicos como Boarding Home de Guillermo Rosales, La loma del Ángel de Reinaldo Arenas o La travesía secreta de Carlos Victoria- dos libros inéditos que serán cada uno de ellos clásicos en su propia especie. Uno de ellos es El gen de Dios, de Juan Abreu, trilogía compuesta por tres novelas: Garbageland, Orlán Veinticinco y Ángelcaído libro único en la literatura cubana, y en cualquier otra del género distópico-poético. El otro es la colección póstuma de relatos Curso para estafar y otras historias de Leandro Eduardo (Eddy) Campa que resulta difícil de elogiar sin tener la sensación de quedarse corto.

Pero el interés de esta generación no lo agota esta colección de Hypermedia. Pienso en otros dos autores, dos hermanos. Uno de ellos es Nicolás Abreu Felippe con Al borde de la cerca: los 10 días que estremecieron a Cuba, recuento día a día de la increíble experiencia de estar encerrado con otras once mil personas en los predios de la embajada peruana en La Habana en 1980. Lo dantesco no como metáfora sino como experiencia real y cotidiana. La otra es la pentalogía El olvido y la calma que finaliza con Dile adiós a la Virgen también incluida en la colección Mariel de Hypermedia pero antecedida por  Siempre la lluvia (finalista en el concurso Letras de Oro, 1993), Sabanalamar (Ediciones Universal, Miami, 2002) y El instante, una de las sagas literarias más ambiciosas y deslumbrantes que conozca la literatura cubana.

Y hay más, mucho más pero de momento dejémoslo así.

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