lunes, 2 de julio de 2007

Con las mejores intenciones


Por Penúltimos días me entero de la nueva propuesta de Silvio Rodríguez al parlamento cubano de “llevar la cultura a las prisiones cubanas”. Puede parecer un poco tardía la iniciativa si pensamos que el año que viene se van a cumplir cuarenta años del disco Johnny Cash at Folsom Prison (1968) o que el Recorded Live at Sing Sing de Eddie Palmieri ya tiene 36 años de grabado pero siempre se puede decir que nunca es tarde si la dicha es buena. Marta Beatriz Roque, una señora que le sabe un mundo a las prisiones por experiencia propia (algo habrá hecho) critica la iniciativa diciendo que “los presos no necesitan cultura, sino mejores condiciones de vida”. ¿Es que no entiende que si por ejemplo se consigue que los presos en Cuba coman decentemente (algo que no se ha conseguido siquiera con los compatriotas del otro lado de las rejas) se estaría estimulando el delito? A mí en general me parece muy bien pero conociendo como conozco mi país donde las buenas intenciones siempre terminan en el infierno claro que me preocupa. ¿Cómo me puedo negar a que los canas disfruten de un buen concierto de NG La Banda? Pero el problema es que teniendo en cuenta que es difícil que es difícil que esos músicos hagan un alto en su complicada agenda para darse un salto por el Combinado habrá que echar mano a la cultura disponible, esa que ni se rinde ni se vende. Y ya tiene bastantes problemas de conciencia el ambieco que apuñaló a uno en la Tropical para encima tenerse que aguantar un concierto de concierto de esa Nueva Trova de hace 40 años. ¿Quién puede regenerarse así? ¿No es evidente que dispararse a Vicente Feliú durante hora y media es una inducción al suicidio? ¿Cómo asimilarán que ese señor de chivo y gorra bolchevique (Fernández Retamar) con esas mismas manos con que escribió los poemas que les lee ha firmado penas de muerte? ¿Nadie puede prever que cuando el propio autor de la iniciativa cultural se ponga a cantar “Venga la esperanza” o “El necio” va a incitar a un motín como nunca se ha visto en esas prisiones? ¿No existe alguna convención de Ginebra que prohiba la lectura impune de textos del taller literario de Diez de Octubre? Aparte de los inocentes que siempre hay en prisión muchos habrán cometido robos con fuerza o delitos de sangre pero por eso ¿hay derecho a torturarlos? Ustedes tienen la palabra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tienes la menor idea de lo que es estar en prision, eso es bienvenido siempre, los gustos musicales tuyos tampoco son universales. Por qué criticar absolutamente todo? Eso muestra que no importa el hecho en cuestion, sino desformar todo a conveniencia. Queda feo, por lo menos.