sábado, 28 de abril de 2012

El amor y la espera

No está de más recordar precisamente en estos días que hace ya 19 años los obispos cubanos firmaban su Carta Pastoral “El amor todo lo espera” como lo hace ahora el ObservatorioCubano de Derechos Humanos radicado en Madrid. Fue este un bello y valiente documento que incluía un profundo análisis de un país en plena debacle. La pretensión y alcance de este documento le evitaba detenerse en los detalles para enfocarse en el modo en que el Estado entendía que debía controlar la vida de sus ciudadanos como lo reflejan estos puntos que según la carta “deberían erradicarse algunas políticas irritantes, lo cual produciría un alivio indiscutible y una fuente de esperanza en el alma nacional”:

l. El carácter excluyente y omnipresente de la ideología oficial, que conlleva la identificación de términos que no pueden ser unívocos, tales como: Patria y socialismo, Estado y Gobierno, autoridad y poder, legalidad y moralidad, cubano y revolucionario. Este papel, centralista y abarcador de la ideología produce una sensación de cansancio ante las repetidas orientaciones y consignas.
2. Las limitaciones impuestas, no sólo al ejercicio de ciertas libertades, lo cual podría ser admisible coyunturalmente, sino a la libertad misma. Un cambio sustancial de esta actitud garantizaría, entre otras cosas, la administración de una justicia independiente lo cual nos encaminaría, sobre bases estables, hacia la consolidación de un estado de pleno derecho.
3. El excesivo control de los Organos de Seguridad del Estado que llega a veces, incluso, hasta la vida estrictamente privada de las personas. Así se explica ese miedo que no se sabe bien a qué cosa es, pero se siente, como inducido bajo un velo de inasibilidad.
4. El alto número de prisioneros por acciones que podrían despenalizarse unas y reconsiderarse otras, de modo que se pusiera en libertad a muchos que cumplen condenas por motivos económicos, políticos u otros similares.
5. La discriminación por razón de ideas filosóficas, políticas o de credo religioso, cuya efectiva eliminación favorecería la participación de todos los cubanos sin distinción en la vida del país.


¿Qué ha cambiado desde entonces para que los representantes de la Iglesia cubana se manifiesten de modo tan distinto? Lo cierto es que a casi dos décadas de la publicación la debacle que se describía en este texto no ha hecho más que hacerse endémica. Y sin embargo en el nuevo discurso de la jerarquía de la Iglesia en Cuba dichas “políticas irritantes” han dejado de serlo para convertirse en medidas no sólo aceptables sino hasta defendibles por la misma Iglesia que antes las condenaba. Ahora son los altos representantes de la Iglesia quienes participan del carácter excluyente de la ideología oficial. En unos casos acusan a los disidentes de ser delincuentes, antisociales o caracer del apropiado nivel cultural. En otros afirman que el pueblo cubano no está preparado para vivir en libertad: o sea, el mismo argumento con el que en el siglo XIX se defendía la sobrevivencia de la esclavitud.


Si algo ha cambiado en las últimas décadas son los ridículos privilegios alcanzados por la Iglesia junto a algunos otros sectores sociales. Del nuevo discurso de la Iglesia cubana se pueden derivar un par de conclusiones que no destacan por su originalidad. Una es que el castrismo es en su más profunda esencia perfectamente irremediable. La otra es que el precio de la jerarquía católica cubana era mucho más barato que el que casi todos creíamos. Tampoco es que tengan mucho trabajo. Basta con que casi veinte años después le pidan paciencia al mismo pueblo que como en los tiempos de aquella pastoral "sufre por un mañana que se aleja cada vez más". Apuestan, más que a la convicción de que el amor todo lo espera, la de que el pueblo todo lo aguanta. Como si el negocio de la Iglesia -ya me dirán que no es noticia- no fuera el del amor sino el de la paciencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

enrique, si no lo has leido ya, revisa las paginas finales que Hitchens dedica (en God is not great) a la relacion entre totalitarismo y religion. Habla de Castro, tambien.

Aqui el pdf:

http://www.evolbiol.ru/large_files/hitchens.pdf

Armando Tejuca dijo...

Los esclavos que pedían libertad no tenían nivel cultural para hacerlo. Los negros que pedían igualdad no tenían nivel cultural para hacerlo. Las jineteras cubanas sin embargo tienen un elevado nivel cultural mientras que los que piden libertad son de un escaso nivel. Que gran arrogancia disfruta el poder.

Matheus dijo...

La dicidencia fue un "instrumento muy util para la Iglesia Catolica en Cuba. La Iglesia la uso muy bien como pieza de cambio para lograr preponderancia en su trato con el poder real (el gobierno)y toda vez que lo ha logrado, entonces esta mostrando sus colores verdaderos. Puro manejo politico. Los dicidentes creyeron tener un aliado en la Iglesia pero han despertado de repente en un mundo donde la correlacion de fuerzas se mueve en otro sentido y los buitres estan disputandose ya los desperdicios.

Champollion dijo...

Lo que ha cambiado en la Iglesia cubana es que tiene a su cabeza alguien que fue afectado por el punto 3:
El excesivo control de los Organos de Seguridad del Estado que llega a veces, incluso, hasta la vida estrictamente privada de las personas.
Pero él ahora ha visto reflejado en sus homólogos estadounidenses (y de afinidad) las consecuencias que puede traer que esa vida estrictamente privada se haga pública.

Anónimo dijo...

excelente trabajo