Ha muerto la escritora Polina Martínez Shvietosova a los 46 años. Murió en la mesa de operaciones de un hospital de La Habana mientras le extraían un fibroma. Es toda la información que ha llegado a mí a través de su amigo Orlando Luis Pardo Lazo quien en vida me facilitó el contacto con ella. No conocí a Polina en persona pero nos comunicamos profusamente a raíz de su participación en la antología El compañero que me atiende, dedicada, como su título sugiere, a rastrear la huella de la Seguridad del Estado en la literatura cubana como amenaza y escollo, pero también como turbia fuente de inspiración.
Polina estuvo entre los escritores dentro de la isla que se atrevieron a participar en El compañero que me atiende, gesto que no deja de admirarme en el caso de cada uno de los 17 participantes. La escritora me envió dos cuentos como posibles candidatos a participar en la antología, “La escapada” y “Espacio profundo” de los cuales terminé eligiendo el segundo. Todo en los cuentos de Polina era peculiar: sus atmósferas, su cadencia, su sintaxis, su puntuación. (La escritora llegó a decir de sí misma que “podía ganar concursos pero no superar el examen de redacción y estilo”). También atravesaba sus cuentos un desespero perpetuo que se infiltraba en sus comunicaciones más intrascendentes. Palabras que andarían mejor en la despedida de un suicida. La paradoja es que Polina muriera justo cuando hacía un intento de mejorar su vida, de alargarla.
Desde la publicación de El compañero que me atiende en 2017 no había muerto ningún autor incluido en la antología hasta hace unas semanas con el fallecimiento del conocido poeta Manuel Díaz Martínez, exiliado en España desde hace décadas. La muerte de Polina, Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, 2008, resulta trágica por su juventud, su continua promesa de nuevas creaciones. La tan humana lucha contra el olvido es especialmente dramática y visible en aquellos que dan constancia de ella con su escritura. De ahí que acompañe su despedida con los dos cuentos que me envió para que considerara su inclusión en El compañero que me atiende.
La escapada
Los vivos han estrangulado su corazón
Charles Bukowsky
En las venas de la ciudad circula un rumor de armas y sangre. El Gobierno nos ha invitado a una Galería de Arte que se encuentra en el ático de unos de los edificios mas viejos y abstractos. Sus soportes son arcos góticos llenos de artefactos de tortura medievales (son las modernas instalaciones de la plástica) y están montadas bajo una luz tenue: porque el sol se ha perdido hace muchos días y afuera hace una noche de mil pedazos.
Nosotros somos los lideres del caos mundial. Actuamos bajo seudónimos, son tiempos en que paz y comunicación se han hecho imposibles; nuestra misión es reconstruir al mundo, pero sin respaldo de Gobiernos. Por eso seguiremos llevando nuestras ideas a través de mensajes Cabalísticos situados en una Página Web, de la cual se ocupa nuestro hermano Vodka. Extenderemos una nueva perspectiva como visión del nuevo arte, así ampliaremos las zonas aún poco desarrolladas de la evolución emocional: crearemos performances en formatos de poesías épicas, eróticas y virtuales, de este asunto me ocupo yo- Dejanira.
Este planeta ha tomado muy mal nuestra misión. Pero si ellos supieran cómo se ve su panorama desde el exterior con la óptica pacifista. Es mucho lo que secomenta sobre este estado: sabemos que se ha establecido un dominio de religiones neopaganas, todas ellas protegidas por el totalitarismo del Gobierno actual, los pobres niños bailan encueros frente ante la EXPLANADA UNIVERSAL, se ha masacrado con mandarriazos la estatua del héroe planetario y en su lugar han colocado el Falo del Viejo Dios Guerrero . También los curas ―los pobres hermanitos de San Francisco― andan con sotanas raídas y apestosas, vendiendo hostias por las esquinas, pero ya nadie se las compra; y los que desean saben que si comen una de estas hostias, el Gobierno y las religiones no le darán de comer a sus hijos .Y les suspenderán la cuota correspondiente de drogas, así como la eliminación de estatuillas de porcelana que conservan en sus casas dedicadas al Culto del Gran Falo.
Hemos viajado mucho, porque acá la situación se vuelve inaguantable y el Mandatario Principal ordenó atacar vía Internet los pocos sitios que le quedan a las religiones monoteístas y allá en el Vaticano, en la Basílica de San Pedro, La Kaaba, El Templo de Salomón en Jerusalén se han construido Techno-tecas africanas (que ponen ráfagas de música folklórica acompañadas con pelotones armados con lanzallamas) pero antes de esto hicieron una gran hoguera y quemaron todos los manuscritos de la humanidad, como ofrenda a los Dioses de los Caminos, por todo eso y más estamos hoy aquí, pero creo que caímos en una trampa...
Lisia aun no llega, ella es la líder, nos abrió los ojos para que viéramos las calamidades que el mundo está sufriendo (sin ella este movimiento, no hubiera alcanzado el empuje, que genera nuestro cambio al favor del caos.)
―Oye Daye!! ―me grita Samsy desde el fondo, y se acerca con su paso exigente.
―No sabemos nada de Lisia, creo que estamos atrapados.
―Tampoco tenemos con que defendernos ―le respondo.
―Deberíamos llamar a la célula, para formular un plan de acción.
―¿Aun sin Lisia estar aquí? ―discrepo yo.
―Sería lo mejor en este caso, espérame unos minutos, ahora llamo a los demás….
Después de dar varios gritos, se van acercando, aquí llega primero Rahim (especialista en Magia Negra y esoterismo), mi actual amante (Jorge), él es uno de los grandes poetas de la época ultramoderna. También viene Ángel con su paso de sombrilla (el Fouché del grupo). Él es un jugador complementario, porque de él nadie se fía, ya que es un arma de doble filo. Nunca sabremos cuando podemos usar su técnica, conviene Álvarez, nuestro especialista en lingüística, a la vez que su porte majestuoso ayuda para infiltrarnos en las fiestas de los “intelectuales enemigos” y trocar sus mensajes, así que con este grupo operamos en varias ramas ampliando nuestro circulo de acción.
Cuando de repente sentimos a unos pasos entre la bruma , alguien avanza arrastrándose. Samsy me toma por el brazo nervioso, pero en ese instante reconocemos a Lisia. Ella toda golpeada- Samsy la aguanta por la cabeza y yo pido urgente un vaso de agua antes de que ella se desmorone.
―Muchachoss….hagan …algo por sal…varrr…
―¿Quién te ha hecho esto?- le pregunta Rahim en un jadeo suspirante
- No ..no …no sé….me …… tortura…ron….….me ….sol ..taron aquí…..vi… que…..habían…. militares….rodean…dono…sss…..no puedo… con…ti …un….ar……
-¿Qué hacemos entonces? - Lisia, Lisia!! Parece que se ha desmayado
- lo único, luchar, seguir adelante con adelante con Lisia o sin ella- se apresura a hablar Rahim.
- podemos excavar por todo el piso hasta que hallemos un algún conducto que nos saque a la parte oeste, y atravesar la bahía a nado si logramos salvarnos
. Así que arriba nos jugamos todo, cuando Lisia regrese en sí sabrá guiarnos
- Creo recordar que en mis planos hay algo así como un laberinto debajo de esta construcción - comenta Ángel
Todo lo miramos atónitos, aun incrédulos y pensando que nos miente. Aun así nos ponemos en función de esta vía de solución.
Llevamos muchas horas rompiéndonos las manos: ya Lisia ha vuelto a la conciencia, cuando empezamos a sentir un leve rumor y es que Jorge a encontrado una breve hendija y grita algo cansado
-¡Estamos de suerte !!, He encontrado la entrada a las cloacas!!!
En esto Lisia medio que se incorpora y con una voz muy débil deja caer estas palabras, pero siempre sin perder su humor:
- ¿Ven?, hasta la mierda nos ayuda
Nos ponemos rápidamente en función de agrandar el agujero recién comenzado, para luego caer en las fauces del túnel que nos conducirá a la bahía y de ahí nuevamente a la libertad. Pero aun nos falta un poco. Estamos alegres en el fondo, pero en nuestras caras y manos se denota el dolor y las magulladuras.
Luego de interminables minutos damos con el túnel hediondo; a él llegamos arrastrándonos sin más fuerzas que la del espíritu para luego atravesarnos la bahía podrida en aves y petróleo incrustado en sus rocas que parecen fantasmas. Sin más sombras que nuestros suspiros y rezando porque Lisia siga mejor. A ella Vodka la carga; pero Samsy le sujeta los pies para que no resbalen en la podredumbre, hasta que al fin salimos a la noche; entonces Lisia más compuesta nos da las algunas indicaciones:
- Nos vemos dentro de dos semanas, la clave será 777 y ahora seguimos ¡todo sea por nosotros!
Entonces nos dispersamos como podemos. Jorge y yo corremos hacia nuestra madriguera que se halla en el corazón de la ciudad industrial
Las dos semanas desde que acordamos la señal 777, se han ido. Nos hemos dedicado hacer contactos con la gente adecuada, para hacer una gran fiesta-recepción - en honor a los lideres de este Gobierno. Va a estar la alta sociedad. Todo el mundo con sus disfraces. Solo falta que llegue la hora porque el día – es hoy.
Suena la música, una especie de Réquiem de Mozart con “Sad but true ” de Metallica en le fondo, hemos puesto incensarios y candelabros de siete brazos por todas las esquinas, la melodía marca el paso junto con la vestimenta tatuada con el equilibrio de las luces replicantes. El escenario parece una vivencia cuya virtud se refugia en una poesía perdida en las lindes de un bosque Lezamiano….Aquí la música comienza a efectuar un giro sensual y misterioso, la inercia que arrastra consigo el desplazamiento de los invitados. Es un baile pasional como una helada si fin…qué delicia disfrutar del cabalísimo trasmitido en la esencia siete…
Mas el audio se detiene porque los homenajeados han decido brindar:
-¡ VIVA EL ORDEN!!! Chin….chin…chin…..
- Y ahora que estamos aquí brindemos también porque el grupo de pacifistas haya aprendido la lección. Por eso confiamos en ustedes, se ve que son jóvenes que siguen nuestras ideas y esperanzas- así hablaba el Mandatario Principal….bla...bla...bla..
- Bueno señores y señoras que continúe la fiesta…..
Lisia aprisiona al M.P, el es un viejo que aun reluce sus días de esplendor en su barba que son como hebras de metal en sabiduría, su altivez queda cerrada entre los cálidos matices de los ojos grises de Lisia, que le susurra algo en el oído tal vez insinuándole que la penetre en su pelvis palpitante de tener abrazado al hombre más célebre de todo un siglo; él ronronea como un eterno felino que ha encontrado la paz indisoluble en los labios de esta joven arquera de los tiempos y entonces ella toma su cordel plástico (que realmente es de C-4) y se oye estallar en mil pedazos la sangre del M.P- esa es la orden 777.
Dentro creo que voy a estallar de tanto dolor. No soportaré la idea de quedarme sola y embarazada. Justo en estos tiempos de injusticias con los fieles al amor y oigo desde un eco muy lejano una especie de techno árabe con The Gathering holandés, mientras los momentos avanzan sobre mí y los demás. Me toco el cordel…. Pero veo a mis amigos y sus parejas como vuelan sus sesos crucificados por la música, la sangre impregna las paredes formando un hermoso cuadro surrealista…veo..veo aun mas…veo a Rahim como acuchilla sin piedad a un tipo con cara de pingüino asustado y mas mas atrás veo a Samsy que asfixia con una dulzura cruel a su oponente que es un viejo chino militar y de paso le encaja agujetas de tejer en el cuello…..todos se desvanecen….y yo aun no he hecho nada….Pero tengo atrapado con mis garras de Erzebeth Bathory al joven lobezno. Él chilla bajo mi mordaza y mi cordel anda perdido entre los encajes de mi vestido histérico. Pero en esto viene en mi salvación Rahim y lo degüella por la aorta mientras se despedaza con mis garras y se oye un grito como una última explosión. Caemos como si estuviéramos mortalmente heridos creo….
.... la inconsciencia, en la memoria llevo ... el color indoloro de la muerte que se enquisto en las paredes, los trajes finamente ... brillan por doquier de sangre y sesos... una destrucción simultánea…ya no existe nadie…quedamos salvados... por obra de la... providencia.
Alrededor solo quedamos Samsy, Rahim y yo, nos cogemos de las manos para salir caminando en busca de la luz que puede ser el mar y los vientos del norte. Donde quizás podamos refugiarnos y llorar por los caídos. Miramos al cielo: comienza a clarear, cuando vuelan tres gaviotas que desprenden un chillido de esperanza.
ESPACIO PROFUNDO
La joven no sentía una forma de proceder. Se preguntó cómo escapar al consenso, como desvanecerse. Sus neuronas querían y deseaban pasar inadvertidas por el filtro del papel. Ella es poeta o hasta narradora, si la historia aparece.
Pero esta vez le resultó que la historia era, es y debía ser ese terrible momento de dar su consentimiento a algo que sabía iba más allá de su conciencia. Ella, la poeta peregrina, días atrás se había leído el Proyecto Valera, mientras esperaba la última guagua a su municipio de Provincia Habana. Ella había firmando virtualmente ese proyecto en otra dimensión y el resultado lo comentó con otro amigo.
Ella quería de todas maneras pasar inadvertida al llamado de la Patria. O, mejor dicho, de lo que otros consideraban la Patria, pero no logró ni siquiera desaparecer entre las metáforas que se construía a diario.
Sábado, 15 de Junio 2002, en la mañana
Es sábado en la mañana. Toda la cuadra ya ha dado su firma, la hija aún duerme después de un agotador viernes, y todo lo que vivió con sus amigos en la zona del Instituto Cubano del Libro. Pero la mamá la levanta y la tira de la cama para que vaya a cumplir su obligación con la Patria: argumenta que sí firmará para salvar la Nación –eso le dice a su hija. También habla de que le pedirá al CDR una autorización especial para firmar, pues ella es extranjera y no tiene los mismos derechos que los cubanos habituales. Estampar su garabato ruso para ella significa la no pérdida de la identidad cubana.
Su identidad cubana es por solidaridad o por costumbre de sobrevivir más de 24 años en la isla soñada desde las frías estepas del río Volga. Pero la hija, poeta al fin, inventó un reducto para brincar lo impostergable. Un socio del barrio la llamó para fumarse un porro. Ya antes en casa se tomó varias cervezas rusas Báltica, se vistió de negro, con pantaloneta de seda y blusa de felpa, su piel relucía aún más blanca e inmaculada, vestida como un símbolo de anarquía. Antes de salir de casa oyó al grupo alemán Rammstein para coger impulso y se fue a plasmar su muerte clínica:
_______________
R/ ES LA FIRMA QUE SEMEJA UNA MUERTE CLÍNICA
Ya lo había decidido en el último suspiro del porro, en la última gota de Báltica, en la última nota de Ich Will. Ella, la artista de la cuadra, la intelectual del barrio, sin residencia única ni en Miramar ni en Buenavista. La señora que atiende, le dice:
–Algún día con tu firma podrás obtener Todo.
La joven poeta ríe. Ríe a carcajadas del trance y sobre todo de lo dicho por la respetable señora del CDR. Para no agravar su situación, psicológicamente desastrosa, se aleja, pensando que aún le falta otro camino por recorrer, aún tiene que acampar donde el trabajo la reclama. También recuerda que mañana será domingo, 16 de Junio, el día que cumple 43 años Caluff, allá en Varadero.
Sábado 15 de junio, en la noche
El que no se imagina lo que significa viajar desde la capital a un municipio de Provincia Habana no sabe cuán estresante y agotador puede resultar un viaje de esa índole, más después de haber sobrevivido a la experiencia negativa de la firma ficticia y vivir en la aurora de su muerte clínica. La suerte es que también comparte esas tribulaciones con su amigo. Ellos viajan juntos y comparten la identidad híbrida, el desarrollo de la cultura en el municipio, así como tantas afinidades posibles.
Pero esa noche. Esa noche es particularmente nerviosa para ambos, nerviosa porque le cuenta a su amigo, en su casa y ya más relajados, todas las reflexiones recogidas desde antes y por el camino y como sobrevivió a ese instante.
–Cuando estuve en Varadero la semana pasada, ya este asunto venía y, por supuesto, compartí la preocupación con Caluff. Él argumenta que sí firmará, porque sabe lo que hace: hace juegos de cámaras indiscretas, algo así como filmar los momentos de debilidad de todos los involucrados, aparte de guardarse para sí esa grabación, y que en eso no hay nada equivocado.
–También él me asignó una tarea –le comenta a Dmitri–: filmar y firmar, aunque sin recursos, esta vez el lente son mis ojos y todos mis sentidos. Porque Caluff luego analizará nuestros resultados cuando yo tenga otro chance de irme a la República de Dero [Varadero?]. Aunque mi amor por él es tan metafísico que te puedo decir que, por esa simple complicidad, también lo hubiera firmado sin tanto reparo.
–En el camino al ICL, me encontré con A.M.: «Caballeros, hay que firmar esa condenación en haraquiri, porque hay muchas cosas que vivir y hacer, hacer sobre todo, de lo contrario somos muy jóvenes para ser mártires y a los mártires nadie los recuerda».
Ya afuera del Cibercafé, en la Plaza de Armas, me encontré con O. L. P.: «Para no morirnos en el hecho, hay que hacerlo de forma rápida y volcar el recuerdo a la memoria negativa, saber que lo que viviste no fue por tu propia decisión». Entonces se acerca P. M. A. y dice "que siente la humillación que le provoca el hecho en sí mismo y se debate en la acción del sí o el no, ser o no ser». Y piensa que como resultado final él podría ser un paria de la sociedad y todo para él estaría perdido.
En esos momentos nos acordamos de J.A.A.D., mi teacher del taller literario Onelio, que estará desaparecido en lo que dura este trance, pero igual en candela. Y con estas premoniciones nos despedimos hasta el día siguiente. Es domingo y hay Taller Literario, pero nadie sabe con este asunto de las firmas cómo estará la asistencia.
Domingo 16 de Junio 2002
Sin un minuto de respiro, ya me estaban tumbando la puerta, llamándome por teléfono. Exigiendo de mí en Buenavista lo que con tanto trabajo había eludido en el CDR de Playa.
Mi papá se levantaba antes que yo, pues se iba con una delegación de eslovacos y dirigentes de la Termoeléctrica hacia un viaje de placer a Viñales: algo modesto como whisky, vodka, caviar y langosta. Se dio algunos buches de ron antes de bajar las escaleras para ir a firmar. Deseaba desaparecer lo antes posible, pues de lo contrario no lo haría ni aunque lo torturaran. Se fue con sus amigos a Viñales a coger tremenda nota, a vivir su vida de cero agresivo.
Yo me fui al Taller Literario. Vinieron los de siempre: S. y R., A., A. el secretario, El Ch., M. y, claro, la novedad eran las firmas y el cómo se sintieron con eso. Leímos algunos textos nuevos, pero nos dábamos cuenta de que el día vislumbraba diferente, aunque cada cual lo irradiaba a su modo. Luego de las conclusiones, nos fuimos para mi casa. Hicimos una empaquetada en la cocina tradicional de ese tipo de apartamentos. Después nos tomamos unas cervezas Bálticas que yo había traído de Playa y comenzamos a mezclar café con alcohol de 90 grados. Para entonces ya habíamos decidido darnos un chapuzón en la costa.
Ya en la playa, bajo un sol insostenible, nos fuimos a nadar acompañados de una botella de ron que había aparecido en no sé qué momento. El caso fue que en el mar seguimos descargándole más fuerte. Yo aproveché para hacer mi ritual, que esta vez tenía un carácter especial, porque era el cumple 43 de Caluff. Me quité la pijamita que llevaba puesta, el blúmer, y me quedé desnuda con mis pensamientos. Sola y nadando, purificando alma y cuerpo: ese era mi regalo para Caluff, pero también mi resurrección después de la muerte clínica del día anterior. Y también la de los amigos y todas las personas y fantasmas que convivían en mi mente. También pensaba en cómo escribir un poema inspirado en el carácter tan provocativo y humillante que tuvo la naturaleza de esa acción nacional.
Lo que sucedió después se perdió en una laguna de amnesia histórica. Ahora solo me puedo acordar que ya de noche avanzábamos D. y yo despacio y con un carro patrullero detrás, después de habernos tomado todo lo posible y sin comer nada para olvidar, para enterrar en el espacio más profundo de la conciencia el deletreo de los nombres con sus firmas manifestando un destino invariable.
Ahora nadie nos puede distinguir. Ni las sombras, ni sus calles que fueron testigos de las lágrimas y paranoias, ni los gritos afónicos en la rockoteca que acababa con un día a la intemperie de los misterios. Ya me recogen casi dormitando entre las columnas. Mi amigo y yo nos alejamos con pasos de Katiushka con Guantanamera. Atrás de nosotros el techo de la Casa de Cultura comienza a derrumbarse y no vemos mejor alternativa que diluirnos en un grito mántrico, dando al silencio el verdadero respeto que produce la desnudez y su libertad.
Recuerdo que todo esto lo había filmado con mis ojos, para después narrarlo. En blanco. Así:
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