domingo, 29 de noviembre de 2020

Sobre la imposibilidad del diálogo en dictadura


Se habla de la imperiosa necesidad del diálogo en estos días. No cuando un pequeño grupo de artistas es acosado en su sede ni cuando esta es asaltada por la policía. Se habla de diálogo cuando un grupo mucho mayor de artistas protesta frente a la sede del Ministerio de Cultura y el diálogo es una alternativa más limpia y ecológica que lanzar gases lacrimógemos.


Pero no podía haber diálogo real cuando los artistas que hablaban en nombre de todos sabían que si no aceptaban las condiciones de los funcionarios los manifestantes que habían dejado en la calle serían aplastados por la policía apostada por los alrededores, esperando la señal de ataque. Una cosa es creer en el dialogo como instrumento básico del entendimiento humano y otro es pensar que todos están dispuestos a establecerlo con solo proponérselo. En 60 años el MINCULT no había estado dispuesto a conversar con sus críticos y solo lo hicieron cuando le ocuparon la calle por sorpresa. Pero si aceptaron el diálogo no fue para saber lo que querían los manifestantes: de sobra los funcionarios del MINCULT saben lo que quieren los artistas. Quieren la libertad que les han negado con cada uno de los decretos represivos que ha respaldado. Los artistas quieren que su ministerio los respalde, no que colabore con sus represores. Pero los funcionarios del MINCULT se limitaron a usar el diálogo como una manera de manipular y confundir a los manifestantes, de ganar tiempo. De demostrarle a sus jefes reales que son más eficaces en disolver una manifestación que la propia policía.

No, mientras siga la lógica que quienes único se atreven a disentir son delincuentes, mercenarios y traidores -y tal es la lógica de un sistema totalitario tan bien resumida en la frase "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada"- no hay forma de dialogar. Uno puede hablar con una pistola apuntándole a la cabeza. Físicamente no es inviable. Sin embargo, no me negarán que a la conversación resultante le faltará algo de naturalidad.

2 comentarios:

Emilio Bernal Labrada emiliolabrada@msn.com dijo...

Conozco ya el valioso libro de Del Risco, que obra en mi poder. Es, aparte de amena lectura, un encausamiento indirecto, y directo, al oprobioso régimen anticubano, antihumano e incivilizado que detenta fraudulentamente omnímodo poder sobre los cubanos, los nicarag"uenses y otros indefensos pueblos. Y que pretende sojuzgar a otros mientras el mundo civilizado lo contempla todo con indiferencia. Esperemos que las democracias hemisféricas y occidentales se armen de valor para ponerle un PARE a tan vil e infame bochorno que holla, desprecia y depreda la dignidad y los derechos del hombre.

Alejandro Fernandez dijo...

Cuando oí la palabra diálogo.
Me recordó la escena de El Padrino cuando Brando le dice a Michael, “el que te proponga hablar con los Bataglia, ese es el traidor”