Suerte los que lean "1984" como ciencia ficción, como distopía. Porque en la Cuba de los noventas la leíamos como costumbrismo puro. (Claro, me refiero a los que podíamos encontrar la novela que entonces estaba prohibida y ahora está entre los libros más vendidos del año. Así en la descripción de la ginebra orwelliana encontrábamos la de nuestro chispetrén:
"Tomó de un estante una botella de un líquido incoloro con una sencilla etiqueta que decía: Ginebra de la Victoria. Aquello olía a medicina, algo así como el espíritu de arroz chino"O en los guisos distópicos de la novela encontrábamos picadillo de soya:
"Empezó a tragar cucharadas del guiso, que contenía unos trocitos de un material substitutivo de la carne"Si en la Cuba actual de los cambios se puede leer como una crónica del Período Especial es que algo habrá cambiado. Hay cosas que sin embargo parecen no cambiar nunca, como la credulidad y la mala memoria de los compatriotas:
Por lo visto, había habido hasta manifestaciones para agradecerle al Gran Hermano— el aumento de la ración de chocolate a veinte gramos cada semana. Ayer mismo, pensó, se había anunciado que la ración se reduciría a veinte gramos semanales.¿Cómo era posible que pudieran tragarse aquello, si no habían pasado más que veinticuatro horas? Sin embargo, se lo tragaron.
1 comentario:
Eso, la ilusión de que algo cambia cuando es la continuación del vericueto perenne. Como se aceptó en los 60's la implantación de un sistema de racionamiento de alimentos en substitución del mercado libre, en un país con clima idóneo, tierras fértiles y agua en abundancia para producir y auto-abastecerse de alimentos, que era el caso, con pocas execpciones, antes de nuestros Gran y no tan Gran Hermanos. Saludos.
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