viernes, 9 de enero de 2015

Danay teje el tiempo dorado por el Hudson

Ayer se presentó la cantante cubana Danay Suárez en “Subrosa”, club abierto recientemente consagrado a la llamada world music aunque –si atendemos a su programación hasta ahora- con fuerte acento en la música cubana. Y no fue poca cosa su estreno neoyorquino de la hace unos años la conocimos haciendo acompañamientos ocasionales a Los Aldeanos. Dueña, con una seguridad casi insultante para esta humanidad cobarde, de una voz cálida y dúctil la presencia de Danay en escena desborda con creces la impresión que dejan sus grabaciones. Hace creer que en esa voz puede caber cualquier cosa y se le recibiría con el mismo placer: un parte del tiempo, un informe de la industria siderúrgica, la guía telefónica. Cualquier cosa, digo. 

Pero hay suerte y Danay ha decidido que va a decir lo que quiera decir con canciones que fluyen con la misma facilidad con la que habla. Y suelta frases elementales, ingenuas casi (“las cosas no son lo que parecen”; “no soy mejor que nadie, nadie es mejor que yo”) pero que encaramadas en su voz alcanzan el tono de verdades profundas, complejísimas. Uno se quedaba preguntando qué pasaría si alguna pieza del cancionero tradicional pasara la prueba de esa voz, como una suerte de experimento básico y al mismo tiempo impredecible. Danay canta como si supiera perfectamente lo que va pasar con su voz en el segundo siguiente y como si a la vez se quisiera sorprender a sí misma: no parece cantar nunca de igual manera las líneas de un mismo estribillo y no obstante siempre deja la sensación de dar con el mejor tono posible.

La banda que la acompañaba (esforzada, a veces algo anacrónica –a menos que estemos en los 80 de nuevo y no me haya enterado-, casi siempre correcta) fue la primera en dejarse arrastrar por la autoridad de la cantante: seguía obedientemente su voz y su mano en las que extrañamente convivían firmeza, delicadeza y sabiduría. El siguiente en caer rendido fue el público aunque viendo la sincronía con que seguía las canciones era de sospechar una complicidad previa. No era mi caso. No soy seguidor de divas de la canción. Llegué a “Subrosa” llevado por la curiosidad y me di de bruces con un milagro o al menos lo más parecido a eso que se puede encontrar hoy en un escenario. Y esa cosa extraña que es salir de un sitio con la impresión de haber ganado una extraña lotería. No me crean. Pero si Danay aparece en la ciudad donde estén no lo piensen dos veces y compruébenlo por sí mismos. Luego me cuentan.


(Lo que he dicho arriba trato de corroborarlo, muy rebajado por la (escasa) calidad de la grabación, con el video que pongo abajo)  



2 comentarios:

Anónimo dijo...

He visto algo en youtube, la voz muy linda, tiene potencial pero las canciones muy sosas, le hace falta un buen compositor..

Enrisco dijo...

Las grabaciones no le hacen justicia, la verdad. pero esas mismas canciones que te parecen sosas con la libertad que le da el directo se convierten en otra cosa. por eso pienso que le haria bien intercalar a cada rato algo tradicional de alguno de los grandes. un compositor contemporaneo con mas filo tampoco le haria daño.