viernes, 17 de octubre de 2014

George Romero

De la espléndida presentación ayer de Néstor Díaz de Villegas de su poemario "Palabras a la tribu" en NYU comparto con ustedes el poema dedicado a George Romero, maestro del cine de horror a quien se le considera a partir de su película "La noche de los muertos vivientes" como fundador del subgénero de las películas de zombis. De Romero también se puede decir, como recordara Nestor ayer y sin ánimo de ofenderlo, que tiene ascendencia cubana. (Incidentalmente: para la lectura de las traducciones de sus poemas al portugués contó con la lectura del profesor Carlos Veloso).



(A falta de las primeras lineas que no pude grabar les transcribo el poema completo):

George Romero
Era un pueblo sencillo, de casas normalonas
y jardines cerrados, aunque comunicantes,
los parques y las rosas descendían de Marte,
distópicas auroras y atormentados ámbitos.
Cada cual en su sombra comía de las sobras
dejadas sin reservas por los fantaseadores.
En la selva había negros y en la sierra tractores
y abuelas sin cerebro y abuelos senadores.
Pero un día de otoño, al caer de una hoja,
apareció en el pueblo un muñeco de carne.
Tenía las uñas flojas y la boca de sangre.
Los ojos eran huecos rellenos de desastre.
¡Era el zombi a las puertas! ¡La Kristallnacht soñada
llegaba sin decirlo a rastrear el aroma
de los vivos! La muerte era su comadrona
y daba a luz carroña, procaz, procreadora.
El zombi comía mierda, carátulas de obras,
y todo lo que, helado, diera muestras de miedo.
El zombi era la muerte como místico enredo.
La carne sabía a gloria, y las tripas a Jell-O.
Cansado de ser gente decidió ser un perro,
y masticar cabezas. El sucio cementerio
era ahora su cueva por detrás del Imperio.
Cerramos las ventanas, nos roímos por dentro,
porque, afuera, la luna nos reía los huesos.
Salvajes en ayunas, cadáveres silentes
que supimos callarnos desde el hueco a la cuna.
¡Oh, nosotros, los muertos cansados e impacientes,
seguidores del zombi, sin voz ni voto, alzamos
los pies! (Los brazos iban al frente). Autómatas
en un pueblo sencillo, de casas normalonas,
rompíamos los huertos, causábamos estragos. . .
(Dicen que nuestra raza de asesinos a sueldo
salió de las cloacas de Santiago de Cuba:
Romero es más cubano que la carne con papas
cuando el meat and potatos es un caldo de bruja.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

que tipo tan especial, este nestor.