jueves, 5 de julio de 2012

Otra declaración


Antes de irme quiero recomendar un texto de Tersites sobre otra declaración del 4 de julio, la que firmaron los camagueyanos Joaquín de Agüero Agüero, Francisco Agüero y Estrada y Ubaldo Arteaga Piña en 1851* de la que les incluyo un fragmento

La razón humana se rebela contra la idea de que puede prolongarse, indefinidamente, la situación social y política de un pueblo en que el hombre, destituido de derechos y garantías, sin seguridad en su persona ni en sus intereses, sin goces en lo presente, sin esperanzas para el porvenir, vive solo por la voluntad y bajo las condiciones que quieren imponerle todos y cada uno de sus tiranos. Una vil calumnia, la cita de un procesado, la sospecha de un mandarín, la palabra sorprendida en el santuario de la familia, o la fé violada de una carta, son méritos sobrados para arrancar á un hombre de sus hogares y lanzarle á morir de miseria y desesperación á suelo estraño [sic]; sino es que se le somete á las insultantes fórmulas de un tribunal bárbaro y arbitrario, donde sus mismos perseguidores son los jueces que le condenan y donde en vez de justificársele el delito se le exige que pruebe su inocencia. Tan violenta situación hace ya muchos años que Cuba la soporta, y lejos de prometerse algún remedio, cada día adquiere nuevas pruebas de que el estravío [sic] de su Metrópoli, y la ferocidad de sus gobernantes, no concederán treguas ni descanso hasta verla reducida á un inmenso presidio, donde haya un guardián para cada cubano y éste tenga que pagarlo para que lo mande. [...]

Desengáñese el Gobierno del poder de sus bayonetas y de la eficacia de todos los medios que ha inventado para oprimirnos y espiarnos. A la faz de sus mismas autoridades, á la vista de los esbirros que nos cercan; el día que nos hemos resuelto á recobrar nuestros derechos y á romper por la fuerza nuestras cadenas, nada nos ha impedido reunimos, combinar el plan de nuestra revolución, y el grito de Libertad é Independencia resonará desde la punta de Maisí al cabo de San Antonio.
El mundo se negaría á creer la historia de las horrendas iniquidades que en Cuba se han perpetrado, y considerará con razón, que si ha habido monstruos capaces de cometerlas, no es concebible que hubiese hombres que por tan largo tiempo se resignasen á soportarlas. [...]

Esta declaración a su vez me concierne de un modo más personal. No en la lista de los que firmaron esa declaración pero sí en la de los cuatro que fueron fusilados por intentar hacerla realidad esta un pariente mío Tomas Betancourt y Zayas (los otros son Joaquín de Aguero, Miguel Benavides y Fernando de Zayas). De ese parentesco no estoy particularmente orgulloso por razones que explico en un texto que escribí expresamente para el librillo del disco de Pavel y Gema "Art Bembé:


Todo depende.
Malos tiempos estos para la pureza. Son tiempos de mestizajes, deseados o no, pero inevitables, y con un poco de suerte, fecundos. El mestizaje es el recurso definitivo para superar la extrañeza que nos inspiran los otros, para derrotar finalmente la soberbia real fundada en la pureza falsa. Pero no pienso extenderme enumerando las ventajas del mestizaje. Soy un mestizo de la más blanca y la más negra de las Antillas, (un mestizo que a veces pasa por “blanco” que es la forma que en Cuba te hacen perdonar tus “impurezas”). De ahí que me parezca ridículo e interesado por mi parte la celebración del mestizaje. Me resisto a considerar lo inevitable como bueno o meritorio. Para explicarme mejor permítaseme incluir aquí una anécdota familiar.

Resulta que hace siglo y medio, un joven hacendado cubano, Tomás Betancourt y Zayas, no hizo nada de especial: tuvo sexo con una de sus esclavas. Pero tiempo después, y no necesariamente a consecuencia de lo anterior, hizo algo verdaderamente trascendente: se unió a tres jóvenes hacendados más en la heroica empresa de liberar a Cuba de España, adelantándose en casi dos décadas al Padre de la Patria y su guerra de independencia. Corría el año 1851 y como era de esperar casi enseguida los cuatro heroicos aprendices de libertadores fueron capturados y ejecutados. Pero resulta que mientras esperaba convertirse en uno de los cuatro primeros fusilados de la historia cubana (otra nutrida tradición nacional), Don Tomás recibió la visita de la esclava antes mencionada. Esta no le traía una taza de chocolate, por ejemplo, sino una niña recién nacida para que la reconociera como su hija. Don Tomás Betancourt y Zayas, tomando en cuenta su alta responsabilidad patriótica en momento tan trascendente como aquél, sabiendo que ese gesto resultaría decisivo en la conformación futura de la nación por la que luchaba, no reconoció a la niña. Después de todo, como parte de su dotación de esclavos, aquella niña de todas maneras llevaría su apellido. Pues bien, puede que Don Tomás no fuera el padre de la criatura pero aquella niña era mi tatarabuela Lolila. Así que si no llevo en las venas sangre de fusilado llevo la de aquella esclava que Don Tomás se anexionó en algún oscuro rincón de su finca. No es precisamente un ejemplo feliz de mestizaje. Al hacendado liberal, fallido libertador él mismo, le fue imposible superar la extrañeza formal hacia la mujer cuya carne no le había resultado ajena, sino cercana y apetecible.

Un amigo, el inefable Chago, me sugirió para este texto sobre el meztizaje la metáfora del arroz y los frijoles, base de algunos de nuestros platos más venerados. Las metáforas gastronómicas pueden ser peligrosas si se trata de aludir lo humano así que me serviré de ella con cuidado. Los frijoles negros y el arroz pueden cocerse por separado o combinarse en ese arroz oscuro, empedrado de judías negras, que recibe el nombre de moros y cristianos. Siendo uno de mis platos favoritos casi nunca me atrevo a pedirlo en los restaurantes cubanos que pululan por medio mundo. Sé de antemano que caerán derrotados ante el recuerdo del arroz moro que solía hacer mi abuela cada domingo, con esa rutinaria maestría que abunda en unas cuantas abuelas. Para mi suerte he recuperado ese sabor en sitios insospechados de Nueva York o Miami, pero siempre, tras ese sabor, encuentro manos sabias y respetuosas por la alquimia que conduce a él. Ahora que el mestizaje se ha convertido en moda, (aunque de moda también está su contrario, la defensa rencorosa e inútil de la pureza) bienvenido sea. En todo caso siempre preferiré el mestizaje respetuoso y sabio, el que no entrañe desprecio por ninguna de las partes ni por el resultado final. Mestizaje conducido por el esfuerzo minucioso de músicos como Gema Corredera y Pavel Urquiza o por los que, con fortuna, emulan los moros y cristianos que nos regalaba abuela.
Enrique Del Risco



* Desde la página de la Oficina del Historiador de Camaguey, a la caza y reparación de cualquier desvarío ideológico de sus próceres, se aclara que “Es importante destacar que esta fecha no era la planificada, que al igual que en otras ocasiones de nuestra historia, se decidió adelantar el inicio de la insurrección”. “Es importante destacar” algo así para disimular el hecho que la independencia cubana (y no sólo la anexión) fue con frecuencia inspirada por los principios de la norteamericana, llevar todo al plano de la mera coincidencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"El mundo se negaría á creer la historia de las horrendas iniquidades que en Cuba se han perpetrado, y considerará con razón, que si ha habido monstruos capaces de cometerlas, no es concebible que hubiese hombres que por tan largo tiempo se resignasen á soportarlas"
Bueno, después de esto...Amen

Anónimo dijo...

Mi mestiso preferido, y solo lo veo como a otro hombre mas, es el Coronel West, congresista por Florida, el mestiso de DC no es mas que otro comunista, punto.