martes, 16 de octubre de 2007

Ridículo

Hugo Chávez anunció el otro día la creación de una confederación de repúblicas bolivarianas de las que Venezuela y Cuba serían sus primeros miembros. Así nos enteramos que las continuas acusaciones a los disidentes y exiliados de anexionistas no eran una cuestión de principios. Simplemente no querían que nadie se les adelantara. Siempre se puede replicar que no es una anexión sino una asociación entre iguales en la que Venezuela pondrá el petróleo y Cuba los tanques de gasolina vacíos. Aunque si ahora Cuba buscara una asociación entre iguales lo más parecido que tiene sería Haití aunque me imagino que también los haitianos harían resistencia porque por algo tratan de emigrar a cualquier país menos a Cuba. Chávez también habló de la defensa de Bolivia. Si Evo Morales es derrocado prometía guerra como si anunciara la creación de un nuevo Pacto de Varsovia con sede en Caracas, cambio que tiene entre otras la virtud inigualable de rimar con maracas, urracas y murumacas. Estas declaraciones tienen por supuesto otro objetivo que hacernos reír o parecer más tonto de lo que es: aparecerse todos los días con algo nuevo, mantener a la gente en la zozobra, preparar el camino de nuevas crisis que es el sistema que le enseñó el Comandante como bien lo confiesa en el video que pongo abajo. Por otra parte siempre he pensado que basta tener un poco sentido del ridículo para abominar del castrismo, que hay una especie de humillación continuada en ver a esa gente dirigiendo tu país sin ni siquiera tener derecho a réplica. Pienso sin embargo que en ese ejercicio continuado de la ridiculez no hay nada accidental ni obedece únicamente a un narcisismo desbocado y torpe. Creo que en el fondo tiene un sentido mucho más perverso. Según una vieja práctica del poder que podemos convertir en fórmula el ridículo que la gente sea capaz de aceptar será directamente proporcional a su sometimiento. Aceptar una autoridad del caudillo más allá de cualquier idea personal de decoro sería al decir de Heberto Padilla, “la prueba decisiva” de la entrega absoluta, de la rendición del individuo. Al final no todos serán cómplices de los crímenes pero todos, o casi todos tendrán una parte de sí calada por esa corrosiva sensacion de ridículo.

3 comentarios:

Infortunato Liborio del Campo dijo...

¿Tú te imaginas la cola de cubanos y haitianos juntos con el tanque vacío? Bueno quien dice tanque, dice pomos, latas, botellas de refrescos y todo tipo de recipiente capaz de contener un líquido. Aunque no sería mala idea, tú llevas una turba de haitianos de esos para Cuba (a la fuerza claro) y acaban con el marabú.

analista dijo...

No jodas Liborio. Como si no tuviéramos bastante.

Pero respecto al Payaso Mayor, vieron en su despedida a los tracatanes cubanos todos con camisas rojas? (granma web) DEntro de poco los veremos gritando "Chavez, pa' lo que sea".

Anónimo dijo...

el "canedian"

creo q entiendo el pto de q de tanto aceptar semejantes incongruencias terminamos por aceptar como natural semejante "orden" impuesto y todas las medidas q pueda traer aparejadas.

una cosa si no habia siquiera pensado (perdonenme por lo evidente q resulta), es cierto y muy ilustrativo el caso de los haitianos. tengase en cuenta q antes del 59 a muchos caribenhos (haitianos incluidos) se les echaba de la isla, sin ninguna contemplacion. no hay q ser muy perspicaz para percatarse q algo no anda bien cdo iban antes y no ahora....pero en verdad no me habia puesto a observar ese detalle :)

y q conste q no teniamos "ley de ajuste haitiano" ni nada por el estilo (bueno, ya fue dicho, hasta se les echaba sin miramientos).