Acabo de ver “NO”, la película chilena sobre el plebiscito de 1988 que marcó el principio del fin
de la dictadura de Pinochet. Aunque con las limitaciones de calado de toda obra
restringida casi exclusivamente al tema político (tan decisivo y al mismo
tiempo tan epidérmico) resulta por otro lado un útil estudio –en el doble
sentido de bosquejo y análisis- de un proceso tan complejo como lo es una
transición a la democracia: las tensiones entre imagen y verdad, la política
del dolor versus la de la eficacia y sobre todo el discurso del pasado
enfrentado al del presente y el futuro. En ese sentido muy recomendable.
(Ya poniéndose más
históricos la película reconoce aunque con mucha discreción el papel de los Estados
Unidos en forzar el plebiscito, en apoyar la opción del NO y en aceptar a
Pinochet a aceptar los resultados de la votación algo que no sé si convertiría
a los opositores chilenos en anexionistas. Y si se mira con atención no nos
quedará más que admitir que Pinochet con toda su grosera represión en nivel de
control social era un torpe principiante.)
Abajo la franja
original del NO tal y como se presentó en su primera edición en la televisión
chilena.