lunes, 30 de noviembre de 2020

Diálogo del diálogo



-¿Y ahora qué? ¿Dialogamos?

-¿Dialogar de qué? ¡No hay nada que dialogar!

-¿No decían que…?

-Eso era el viernes, eran otras las condiciones objetivas y subjetivas.

-Sí la verdad. Todos esos tipos frente al MINCULT.

-Ni porque los distrajimos el jueves con una ambulancia del MINSAP. Cualquier cosa pudo haber pasado.

-Pudo aparecerse la prensa extranjera.

-Sí, y ni siquiera golpes le podemos dar, solo escupidas.

-Extranjeros al fin y al cabo.

-Hay que tratarlos bien o si no…

-¿No regresan? ¿Cómo los turistas?

-Peor, se quedan y se ponen a contar lo que ven.

-Con lo bonito que es contar lo que no se ve. Como decía El Principito…

-“El fin justifica los medios…”

-No “lo importante no se ve con los ojos sino con el corazón”.

-Qué bonito, parece el lema del Granma. O una canción de Buena Fe.

-Hablando de Buena Fe. Vi a uno de ellos en el MINCULT ¿No estaría pensando en virarse?

-¡Qué va! ¿Te imaginas a esos ganándose la vida allá afuera?  ¡Ni que cantaran reguetón! A ese le dimos instrucciones de que se incorporara al grupo, a analizar la situación. Como al otro, al de la yuca.

-¿El Bobo?

-No, al de la canción del taíno que tenía que lucharla. Hay que reconocer que ha hecho un trabajo impresionante.

-Pero ¿a ese no le hicimos un seguimiento hace unos años?

-La gente tiene derecho a rectificar. La Revolución es generosa. Ahora lo tratamos diferente.

-¿Cómo a la prensa extranjera?

-No, mejor. Sin saliva. En el MINCULT nos estaba haciendo un favor. Apoyando el diálogo.

-¿Tú no dices que el diálogo es malo?

-Depende. El viernes era bueno.

-Me tienes confundido.

-A ver. El diálogo es bueno entre gente como nosotros, que nos entendemos. Tú me preguntas y yo te respondo. Es hasta democrático.

-Ok…

-Pero con los otros, con el enemigo, no hay diálogo que valga. Al enemigo ni un tantico así.

-Nunca.

-Bueno, a veces hay que aceptarlo como último recurso.

-Como el viernes.

-Como el viernes. Para ganar tiempo. Pero en general con el enemigo no hay que gastar saliva.

-Excepto si es la prensa extranjera.

-Claro. Los escupes y el MINREX se encarga del resto.


-Ahora que lo veo, entre el MINSAP, el MINCULT y el MINREX haciéndonos el trabajo no nos va a quedar nada que hacer.

-No te hagas el gracioso. ¡Con el rato que llevamos haciendo horas extras!

La táctica del fuera de juego aplicada a San Isidro


Entre los tantos tabúes que rompió el pacífico asedio del viernes al Ministerio de Cultura en La Habana por parte de cientos de artistas no es el menor el haberse solidarizado con un grupo -el Movimiento San Isidro- ya marcado como enemigo del régimen. Los manifestantes de la calle 2 pasaron por encima de toda diferencia -política o de cualquier otro tipo- que pudiera haber entre ellos y los represaliados para exigir su libertad y defender su derecho a expresarse, independientemente de que estuvieran o no de acuerdo con lo que hicieran con esa libertad. Los que protestaban el viernes parecían descubrir y ejercer al mismo tiempo ese principio básico de la libertad de que su ejercicio implica muchas veces contradecir la inercia y las expectativas de la mayoría pero por eso mismo debe ser defendido entre todos.

La respuesta del régimen (¿podemos llamarle de otra manera a algo que es gobierno, Estado, policía, aparato de propaganda y represivo al mismo tiempo?) ha sido, como de costumbre, aplicar una vez más la regla del fuera de juego. O sea, la redefinición, en pleno juego político, de los campos “amigo” y “enemigo”. Luego de no reportar los sucesos del viernes la prensa se ha volcado a satanizar el Movimiento San Isidro. Las acusaciones son las de siempre: agentes de la CIA, mercenarios, cabeza de playa de una invasión extranjera etc. Lo de menos es lo ridículas que luzcan tales acusaciones sino la advertencia que lanzan a los que el viernes expresaron su solidaridad con los perseguidos: quien cruce la retrazada línea que divide ambos campos -un tanto borrosa en estos días de solidaridad espontánea- pertenece al bando enemigo y será tratado como tal. Quedarán -una vez más- fuera del juego. En cambio, los que den el discreto paso atrás para desmarcarse del MSI serán tratados como los nuevos rebeldes oficiales que no buscan otra cosa que el necesario mejoramiento del régimen actual de cosas. ¿Cuántas exitosas carreras actuales no fueron erigidas sobre rebeldías abandonadas a tiempo?
Suelen ser pocos los que persisten en cruzar la línea ahora redefinida por los máximos árbitros. Porque, a fin de cuentas, quedar en fuera de juego es una situación muy delicada. Pregúntenselo a Heberto Padilla.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Sobre la imposibilidad del diálogo en dictadura


Se habla de la imperiosa necesidad del diálogo en estos días. No cuando un pequeño grupo de artistas es acosado en su sede ni cuando esta es asaltada por la policía. Se habla de diálogo cuando un grupo mucho mayor de artistas protesta frente a la sede del Ministerio de Cultura y el diálogo es una alternativa más limpia y ecológica que lanzar gases lacrimógemos.


Pero no podía haber diálogo real cuando los artistas que hablaban en nombre de todos sabían que si no aceptaban las condiciones de los funcionarios los manifestantes que habían dejado en la calle serían aplastados por la policía apostada por los alrededores, esperando la señal de ataque. Una cosa es creer en el dialogo como instrumento básico del entendimiento humano y otro es pensar que todos están dispuestos a establecerlo con solo proponérselo. En 60 años el MINCULT no había estado dispuesto a conversar con sus críticos y solo lo hicieron cuando le ocuparon la calle por sorpresa. Pero si aceptaron el diálogo no fue para saber lo que querían los manifestantes: de sobra los funcionarios del MINCULT saben lo que quieren los artistas. Quieren la libertad que les han negado con cada uno de los decretos represivos que ha respaldado. Los artistas quieren que su ministerio los respalde, no que colabore con sus represores. Pero los funcionarios del MINCULT se limitaron a usar el diálogo como una manera de manipular y confundir a los manifestantes, de ganar tiempo. De demostrarle a sus jefes reales que son más eficaces en disolver una manifestación que la propia policía.

No, mientras siga la lógica que quienes único se atreven a disentir son delincuentes, mercenarios y traidores -y tal es la lógica de un sistema totalitario tan bien resumida en la frase "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada"- no hay forma de dialogar. Uno puede hablar con una pistola apuntándole a la cabeza. Físicamente no es inviable. Sin embargo, no me negarán que a la conversación resultante le faltará algo de naturalidad.

viernes, 27 de noviembre de 2020

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Diálogo



-¡Qué pena!

-¿Pena con qué?

- ¿Con qué va a ser? Con los americanos.

-¿Por qué? ¿Por la falta de comida?

-Por eso también. Hablo de la falta de presidente.

-Trump todavía está ahí.

-Sí pero las elecciones fueron hace días y mira la hora que es y todavía no han decidido quién salió.

-En eso aquí le damos ciento y raya. Sabemos quién va a ser el presidente mucho antes de que se hagan las elecciones. Eso es planificación.

-En cambio allá solo en hacer campañas se gastan miles de millones de dólares. En vez de darle el dinero a los pobres americanos.

-O a nosotros, que nos vendría muy bien.

-Si no lo digo por el dinero. Tú sabes que yo soy un tipo espiritual.

-¿Por qué lo dices entonces?

-Por el tiempo y las energías que gastan en decidir quién va a ser el presidente.

-Es verdad. Como nos decían en las clases de economía política. Que en el capitalismo no se planifican. Que siempre están compitiendo, lo cual produce un gasto innecesario de fuerza de trabajo y materia prima.

-Claro. Y en vez de fabricar, por ejemplo, un producto para satisfacer las necesidades siempre crecientes de la población, producen un montón de marcas que ni siquiera las llegan a venderlas todas. Y luego hasta hay que botarlas.

-Sí ¡qué despilfarro! En lugar de mandarlas para acá, que buena falta que hacen.

-¿Qué falta qué?

-No sé. Cualquier cosa. No vamos a ponernos con remilgos pequeño burgueses.

-Lo que digo es que las elecciones en el capitalismo son un despilfarro de energía y tiempo que se podrían emplear en cosas más útiles.

-¿Como qué?

-No sé. Cualquier cosa. Como esta misma cola que estamos haciendo.

-¡La cantidad de colas que podemos hacer en lugar de andar contando votos!

-Tanto capitalismo, tanta tecnologia y no se saben planificar. Nosotros en cambio...

-La verdad. ¿te imaginas si además de la cola del pollo tuviéramos que hacer colas para votar y luego gastar más tiempo contando y recontando votos?

-No. No me lo imagino. La verdad es que no sé cómo hay tanta gente que se quiere ir para allá.

-Yo tampoco, la verdad.