lunes, 8 de octubre de 2007

Leve Historia


A continuación les pongo un texto Francisco García González, coautor de Leve Historia de Cuba, escrito expresamente para ser leído durante la presentación de dicho libro el pasado 28 de septiembre en la librería Lectorum de Nueva York.



LEVE HISTORIA
Es cierto que la idea de este libro surgió a partir de una discusión sobre cómo debía escribirse un cuento de tema histórico. Es muy difícil ser amigo de Enrique del Risco y escapar a las discusiones. Al menos aquella no fue una bronca estéril, gracias a ella estamos aquí, bueno, ustedes y mis palabras. (Mis numerosos compromisos acá, las trampas burocráticas de la SINA y de sus colegas, las autoridades cubanas, me lo impedirían.) Claro, las controversias entre nosotros no siempre iban de temas tan imprecisos como el citado. Todavía me asombra que tuviera algo que decir sobre qué es o no mejor a la hora de escribir lo que fuera. Por esos años discutíamos de deporte, de música, de cine y por supuesto casi siempre de política… Era hasta más espiritual, creo. Y entre discusión y discusión fue que nos hicimos grandes amigos. Amigos de verdad, de los que no miran a la jevita del socio…
En el año 1995 Del Risco salió de Cuba vía Alemania, con destino a España, por razones muy parecidas a las mías en la actualidad: numerosos compromisos internacionales reclamaban su presencia lejos de la Patria por tiempo indefinido. No fui al aeropuerto a despedirlo, no tuve huevos. Además, ¿cómo iba a regresar después a Caimito del Guayabal, lugar donde vivía, con el transporte herido de muerte? Nuestro matrimonio artístico, o dúo ocasional, se desintegraba, para bien de la cultura cubana. Pero lo importante eran dos cosas: Enrique y Eida, su esposa, pasaban, de acuerdo al lenguaje fúnebre que define los casos en nuestro país, “a mejor vida” y en la maleta iba el original de Leve historia de Cuba.
De 1995 a 2006 el manuscrito de Leve historia... pasó por numerosas editoriales, en unas no interesaba, a pesar de las frases de aliento por nuestras grandes dotes de escritores, “sigan adelante muchachos, en otro momento, ustedes tienen para eso…” Más o menos. En otras no comprendían de qué género se trataba, ¿novela?, ¿cuento?, y eso, se sabe, suele ser fatal a la hora de hacer negocios. Para no hablar de las que lo aceptaban para luego quebrar el próximo mes. Imagino la “grave histeria” que provocaba el asunto en Del Risco. Y yo, acá, recibía una carta de negación tras otra.
Por fin, en algún momento de 2004, aparecen David Landau y Pureplay Press. No obstante seguí sospechando que Leve historia… jamás vería la luz. Tuve tres años para pensarlo. Al parecer eso que decía Eliseo Diego de que las editoriales cubanas eran las más lentas del occidente cristiano, en términos geográficos no era exactamente así… Hasta que una mañana al cabo de tres años, suena el teléfono y escucho la voz de Del Risco: aún no lo había visto, pero el libro viajaba de costa a costa. Me alegré… mucho…, sobre todo por él. Doce años de pelea pueden llegar a desmoralizar a cualquiera, yo me hubiera rendido al tercer año, pero hablo de Enrique del Risco, al que no por gusto Eida y yo llamábamos el pionerito…
Ahora solo quedaba esperar… Confieso que cuando vi la portada en Internet no me gustó mucho, ¿qué era aquel mango tocando trompeta y la rubita de la lira?, ¿aquellos globos en los que iba el título para dar idea de falta de peso? No sabía a quién culpar si a Armando Tejuca, autor del cuadro, o a Pureplay… La portada solo me remitía a una de las empresas cubanas más rentables de todos los tiempos: Frutas Selectas y Cultivos Varios.
Solo quedaba esperar… Y una noche vuelve a sonar el teléfono. En esta ocasión era Armando Tejuca. En breve él y Del Risco estarían en Radio Martí para hablar del libro. La noticia me alegró y tras muchos esfuerzos pude sintonizar dicha emisora. El caso de Radio Martí merece que nos detengamos un instante. Conocida en Cuba como Radio Pepe o Radio Casualidad (por eso de que “estaba escuchando el radio y cambié de estación y oí, de casualidad, en Radio Martí que el Duque Hernández ganó ayer.”), tiene el don el ocasionarle al sistema una especie de urticaria tan intensa que la gente está convencida de que la estación es monitoreada y, pobre del cubano que se le ocurra hablar por ella o que solo mencionen su nombre…
Y esa noche mi nombre fue pronunciado por los locutores de Radio Martí, y yo, que de casualidad la estaba escuchando, tuve conciencia entonces de que Leve historia… existía. Pasada la euforia tuve un ataque de pánico. Mi mente delirada sutiles escenas de represión… Es difícil vivir y dormir así. En la mañana salí a la calle y me paré en la primera esquina, respiré profundo, abrí un poco las piernas y cerré los ojos esperando a que ellos vinieran: los de civil y lentes tipo el agente Smith. En vano me repetía el verso de Reinaldo Arenas que dice: No van a lograr que me considere importante. El miedo era de los buenos y no se iba, hasta que el sol empezó a molestarme. El luchador social que había escrito un libro definitivo y demoledor contra el régimen imperante abrió los ojos y nada… Ni Smith, ni los negrones de guayabera… Solo un vendedor de pesos convertibles y dólares ofreciendo su mercancía. Regresé a casa, mejor desayunar que coger sol citando a Reinaldo Arenas.
Al final Leve historia… llegó a mis manos tras una riesgosa operación de infiltración que haría palidecer de envidia de cualquier agencia de inteligencia y, todas mis impresiones cambiaron. Una cosa es la Internet y otra el objeto en sí. Hasta el momento es el libro más hermoso que he tenido y el mango bien vestido con su musa de portada es el mejor de todos los cuadros que Tejuca ha pintado. Pero la verdadera sorpresa sería volver a leer el libro de un tirón. Me asombra que escribiéramos un libro así siendo tan jóvenes. Del Risco asegura que su vigencia se debe en gran medida al larguísimo desvelo del Paciente en Jefe. Yo pienso que Leve historia… todavía no acaba. Cuando el futuro sea pasado o presente, el libro seguirá creciendo más allá del “Epílogo” y la cronología final seguirá engordando con nuevos hechos. Mientras, cuando camino por la calle miro a todas partes buscando a Smith, o los negrones en guayabera, y nada. Nadie se ha enterado de que he escrito un libro demoledor y definitivo junto a un traidorzuelo neoanexionista. Debe ser que la literatura en los tiempos que corren está condenada de antemano, o como dice Reinaldo Arenas, esto es un asunto que no tiene importancia.
Muchas gracias y adquieran el producto.
Francisco García González. Bauta, 22 de septiembre de 2007. Año 49 de la Revolución.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bravo por ambos! y ojalá que "Leve historia..." continúe, según amenaza tu socio, Enrisco. Seguramente que materia prima histórica no escaseará.

luisc dijo...

decile al franky, cdo hables con él por teléfono, que le mandamos -silvia y luis manuel- un fuertísimo y caimitense abrazo...