Iba a comentar las palabras de Amaury Pérez en el congreso de la UNEAC («¿Se han fijado ustedes que en los medios impresos y electrónicos que constantemente atacan a las instituciones culturales criollas, a nuestros dirigentes, a los artistas de prestigio comprometidos con la Revolución, digo Cubaencuentro y sus sucedáneos, el Nuevo Herald y todos los referentes electrónicos de pacotilla que circulan por la red jamás se cuestionan a nuestra televisión y a nuestra radio? ¿No será que consideran que el ICRT le está haciendo internamente el trabajo a ellos, al enemigo, y por eso debe ser intocable? (Ovación)»). Sin embargo veo que Jorge Ferrer se me ha adelantado en ofrecer respuesta: “En lo que a mí respecta, [Amaury] Pérez, (…) que tanto tu televisión, como tu radio y tú mismo me interesan lo que a ti la gramática del sánscrito, la física que rige las oscilaciones de los giróvagos o denunciar la tiranía de los hermanos Castro. O sea, nada.”
Pero eso es sólo parte del asunto. En realidad no me creo que Pérez se crea lo que dice. (De hecho dudo que se crea lo que ha dicho en los últimos treinta años y ya es un poco tarde para ponerse a discernir entre lo que se cree y lo que no se cree y a estas alturas supongo que le importa poco la diferencia). Se trata más bien de la vieja rutina, echar mano a la amenaza enemiga para obtener nuevos espacios dentro de la isla (“pequeñas concesiones” dirían los hipercríticos). Propongo hacerle el trabajo más fácil. Exaltemos a Raúl y al castrismo de hermano menor, hagámoslos sospechosos de sernos agradables a nosotros, el enemigo a ver si Pérez y compañía se deciden de una vez de acusarlos de aliados del cyberchancleteo y arremeten contra ellos. Yo por mi parte, estoy dispuesto a llamar al castrismo, (segunda parte), “transición” y a Raúl, "pragmatico", “aperturista” y “demócrata” (sin contar que es el máximo representante de una de las minorías más marginadas dentro de la isla). Y a Pérez Roque, inteligente, sagaz y con mente abierta e independiente. ¡Amaury, destrózalos!
Pero eso es sólo parte del asunto. En realidad no me creo que Pérez se crea lo que dice. (De hecho dudo que se crea lo que ha dicho en los últimos treinta años y ya es un poco tarde para ponerse a discernir entre lo que se cree y lo que no se cree y a estas alturas supongo que le importa poco la diferencia). Se trata más bien de la vieja rutina, echar mano a la amenaza enemiga para obtener nuevos espacios dentro de la isla (“pequeñas concesiones” dirían los hipercríticos). Propongo hacerle el trabajo más fácil. Exaltemos a Raúl y al castrismo de hermano menor, hagámoslos sospechosos de sernos agradables a nosotros, el enemigo a ver si Pérez y compañía se deciden de una vez de acusarlos de aliados del cyberchancleteo y arremeten contra ellos. Yo por mi parte, estoy dispuesto a llamar al castrismo, (segunda parte), “transición” y a Raúl, "pragmatico", “aperturista” y “demócrata” (sin contar que es el máximo representante de una de las minorías más marginadas dentro de la isla). Y a Pérez Roque, inteligente, sagaz y con mente abierta e independiente. ¡Amaury, destrózalos!
2 comentarios:
Juaa, ja, jaa...!!
Se te ovido darle cuerda a el Cabezon Alarcon, fue a proposito o lo descuentas desde su congestion aerea?
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