martes, 18 de agosto de 2009

Más sobre Pánfilo

Haroldo Dilla en 7Días
“Algo hay que hacer por Juan Carlos/Pánfilo, y por los muchos otros que pudieran estar sufriendo los mismos rigores de la arbitrariedad. Los que sean creyentes, que recen; los que tengan relaciones en Cuba que hagan llegar sus quejas; los que piensen que escribiendo pueden hacer algo, que escriban a las embajadas o directamente al gobierno cubano. Mientras tanto solo puedo invitarles a sentir lo que yo siento: mucha, mucha indignación.”


Ángel Santiesteban en Los hijos que nadie quiso:

Por estos días fue sancionado Pánfilo a dos años de privación de libertad, el señor que pidió comida a través de una cámara fílmica, sin estar consciente a dónde llevarían la imagen y cuántos internautas lo pondrían en su pantalla. No hay que ser psicólogo para comprender que el señor Juan Carlos González, alias Pánfilo, está alcoholizado y es un hombre de pocos conocimientos, que no perseguía fines políticos ni propagandísticos. Y que si el Tribunal alegó que hacía más de diez años que no trabajaba, pues tenían que haber llegado a la conclusión de lo mal que laboran las instituciones de ayuda a desvalidos. Un enfermo no puede trabajar. Un enfermo necesita un hospital no cárcel.
Pero lo cierto es que las palabras de Pánfilo fueron reales y desesperadas.


Y en Cubaencuentro Miguel Cabrera Peña traza un paralelo entre los casos de Pánfilo e Hilda Molina.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Leete esto, te vas a mear de la risa

el tipo esta sonao en cuba inglesa
jose luis sito dijo...

Decirte solamente gracias Añel seria muy poco. Pero el lenguaje no puede expresarlo todo. Es una “incompletud”. El lenguaje, nos advirtió un filósofo, sirve para dar ordenes. Entonces, no podemos hacer más de lo que el lenguaje deja a nuestra disposición. Si además, completamos el cuadro con la imposibilidad de amaestrar en totalidad lo que decimos, ver a Freud, le queda al hombre una emisión de signos en la boca que resulta a menudo amarga cuando no es sin sentido. Y tendríamos que volver a la palabra sentido, para encontrar también en ella bastante insensatez. Quizás esto se parezca a la cáscara de un huevo. No solamente como elemento protector, sino por la capacidad que tiene de guardar el calor para embrionar. Guardar el calor: esto seria la principal calidad del lenguaje.

Pero hay que producir calor. Lo produce un rostro. “El lenguaje va siempre unido a rasgos de rostridad”. “El rostro proporciona la sustancia del significante”. “! Vaya ha cambiado de cara ! El significante siempre está rostrificado”. “El dios-déspota nunca ha ocultado su rostro, al contrario: se fabrica uno e incluso varios. La mascara no oculta el rostro, es rostro.”
Dos rostros frente a frente son ya un agenciamiento. Y funciona a partir de agenciamientos. Intercambios.

“Consideremos, por ejemplo, una proposición, te amo.” Tras este “te amo” habría que buscar las máquinas, los agenciamientos, los movimientos de desterritorializaciòn, las estratificaciones, etc., es decir todo lo que escapa “a las coordenadas del lenguaje como de la existencia”.

Por eso los comentarios, los artículos, los contra-comentarios, los contra-artículos, etc. son incomprensibles sin las relaciones, los agenciamientos, las variaciones, la multiplicidad de intensidades que generan entre ellos.

¿Cómo escapar a las consignas, a las ordenes? Pero el problema no es ese, sino como escapar “a la sentencia de muerte que encierra, cómo desarrollar su capacidad de fuga, cómo impedir que la fuga se transforme en lo imaginario, o caiga en un agujero negro, cómo mantener o liberar la potencialidad revolucionaria de una consigna.”
“¿En que caso esa relación con la vida debe ser un endurecimiento, en que caso una sumisión, en que momento se trata de rebelarse, en que momento rendirse, o bien ser impasible, y cuando hace falta una palabra seca, cuando hace falta una exuberancia o un pasatiempo?”
“En una película de Herzog, hay un enunciado espléndido. Haciéndose una pregunta, el personaje de la película dice: ¿Quién dará una respuesta a esta respuesta? En efecto, no hay pregunta, siempre se responde a respuestas. A la respuesta ya contenida en una pregunta se opondrán preguntas que proceden de otra respuesta. De la consigna se extraerá una consigna. En la consigna, la vida debe responder a la respuesta de la muerte, no huyendo, sino haciendo que la fuga actúe y cree. Bajo las consignas hay contraseñas. Palabras que estarían como de paso, componentes de paso, mientras que las consignas marcan paradas, composiciones estratificadas, organizadas. La misma cosa, la misma palabra, tiene sin duda esa doble naturaleza: hay que extraer la una de la otra- transformar las composiciones de orden en componentes de pasos.”

Un paso, una orden, una consigna: organicemos una manifestación en la Plaza de la Catedral en La Habana.
Otro paso, respuesta de respuesta: ¿podemos organizar una manifestación en la Plaza de la Catedral en La Habana?

Practiquemos la resistencia, pragmatiquemos la resistencia.

Anónimo dijo...

Lo de "cámara fílmica" suena un poco raro... debe ser que así se dice allá...

luvicallejas dijo...

Muy perspicaces las observaciones de Cabrera Peña, especialmente en relación al choteo. Esto de Pánfilo subraya el carácter tragicómico del régimen castrista. Gracias por compartir el artículo, lo coloqué en mi Facebook.