lunes, 25 de marzo de 2013

Un resumen (completo)


En Gaspar el Lugareño, blog de Joaquín Estrada- Montalván aparece un resumen de la visita de Yoani a Nueva York desde mi muy parcial punto de vista. Lo reproduzco a continuación: 


¿Por qué la dejaron salir? me preguntó Bob Kent, bibliotecario norteamericano e impulsor del proyecto de bibliotecas independientes en Cuba. La pregunta me la hizo justo al terminar la última conferencia universitaria en que participó Yoani Sánchez en su primera visita a Nueva York. Porque ya sabían que Chávez estaba muerto –le contesté- y necesitan liberar un poco de presión, posar de tolerantes y reformistas. Porque apostaron al agotamiento de Yoani como cuando el gobierno mexicano le permitió al Subcomandante Marcos que diera una gira triunfal desde Chiapas hasta la capital del país. Pero nada de eso explicaba la perplejidad de Bob que era lo que le daba sentido a su pregunta: no hay hasta el momento ninguna señal de agotamiento sino todo lo contrario. Ya va siendo hora –y no recuerdo si se lo dije al bibliotecario- que aceptemos que el castrismo puede cometer serios errores de cálculo, algo comprensible cuando se trata de un fenómeno como el que ha generado la bloguera. 
Yoani llegó a Nueva York el jueves de marzo por la tarde, justo a tiempo para dejar las maletas en el hotel y seguir hasta la Universidad de Columbia donde la esperaban para dar una conferencia. No la vi hasta el día siguiente a las cuatro de la tarde cuando se presentó en mi universidad (NYU) para un conversatorio luego de haberse pasado el día dando charlas y entrevistas por toda la ciudad. Fueron dos horas hablando, respondiendo preguntas como hemos soñado muchos que lo haríamos si tuviésemos la oportunidad y un auditorio dispuesto: con precisión, extrayéndole las mejores aristas a cada pregunta sin pasarse de lista, con respuestas claras y contundentes y sobre todo sin cambiar de tono ni perder la paciencia. No importaba cuán torpe y manida fuera la pregunta, Yoani la hacía parecer fresca, interesante. Como un bateador especialmente ajustado y atento a los lanzamientos, pensé en medio de mi resaca del Clásico Mundial de Béisbol. Y el público cautivado, aplaudiendo (no todos) rabiosamente cada respuesta de la oradora como si le diera un codazo imaginario al resto del público. Como diciendo “¿Viste? Mira que te lo he dicho y nunca me has hecho caso”. Así se fueron dos horas como si en lugar de estar viendo a una persona sentada respondiendo preguntas se tratara de una película especialmente intensa. [Para ver mi resumen de ese evento concreto pinchar aquí] 
El sábado en The New School, donde se presentó en un panel sobre blogosfera y ciberactivismo. Este sirvió para comprobar que el castrismo tampoco estaba dispuesto a actuar con tacto y discreción en Nueva York. También fue útil para apreciar cómo la combinación de aplomo natural de Yoani y su experiencia en estas lides hacía que a la aparición de señoras mayores con carteles y gritos (luego de los ataques en Brasil por grupos mayormente masculinos decidieron cambiar el género de quienes le gritan a la Flaca para parecer menos agresivos) se le notara más su carácter de carnaval tristón y un poco obsceno. 
El domingo no asistí al cierre del evento en The New School: me quedé en casa horneando un par de paletas de puerco que llevaría a la reunión en casa de María Pérez y Geandy Pavón con Yoani y un grupo de amigos. Antes de que llegara la invitada principal había –ahora es que me doy cuenta- un ambiente de Nochebuena y no sólo por el olor a puerco asado. No sé exactamente cuál era el plan para recibirla pero cuando llegó –abrazando y besando a todo el que encontraba en el camino con desenfado sin chusmería, dos conceptos que los cubanos solemos confundir- toda posibilidad de protocolo se desvaneció de inmediato.
Confieso que tenía mis reservas en el plano personal. Imaginé que las dosis de ataques y de fama recibidas en los últimos años le habrían creado una coraza protectora, una distancia entre lo aparente y lo real. Sin embargo, a corta distancia me impresionó no su naturalidad (ya sabemos cuánto se puede fingir esa condición natural) sino su normalidad. Parecía una de esas muchachas que llegan de provincias a La Habana dispuestas a asimilarse completamente a la gran ciudad y al cabo de unas semanas están a la vanguardia de la farándula de conciertos y funciones de teatro. Ella misma se definió como una “guajira de Centro Habana”, que se había asomado por primera vez al Vedado con catorce años (para los neófitos en geografía habanera, hablo de municipios colindantes). No había en ella sin embargo nada de frivolidad y sí mucha honestidad y resolución. Lució ante todo muy convencida de lo que estaba haciendo y optimista sin sonar ilusa. Una persona bastante clara pero por eso mismo difícil de calcular de acuerdo al mezquino sistema de medidas del castrismo incapaz de imaginar que alguien valga más que un par de viajes con los gastos pagos. No es extraño que se hayan equivocado tanto con ella. 
Al día siguiente tuvo otro montón de conferencias y entrevistas luego voló a Washington y a su regreso nos reencontramos el jueves en un panel sobre blogosfera y sociedad civil. Era media mañana y ya nos llevaba al resto del panel una conferencia de ventaja, la que había dado a primera hora en City College. Luego de tratar de equilibrar con su optimismo la visión en general sombría que dimos sobre la blogosfera actual partió hacia el edificio de la ONU donde luego del boicoteo de los funcionarios del gobierno de su país consiguió dar una rueda de prensa. No en balde el bueno de Bob se preguntaba que por qué la habían dejado salir. Porque no saben qué hacer con ella. O si, pero todavía no se atreven.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca les había pasado algo así. Es lógico que se equivoquen. Nadie podía imaginarse la extraodinaria coherencia, la serenidad, el gran talento político de Yoani. Todos sabíamos que era valiente, que era decidida, que era honesta. Pero Yoani ha demostrado ser mucho más que eso. Su dicurso es fresco, integrador, honesto, veraz, agudo. Ya era ahora que nos tocara algo de suerte. El regimen de la Habana cambia, o al menos finge que lo hace. El exilio tiene que cambiar también y Yoani creo que es lo que nos ayudará a lograr ese cambio.

Anónimo dijo...

Es cierto, creo que metieron la pata, ellos siempre la han metido, millones de veces, siempre han sido torpes y chapuceros, lo que pasa es que su errores pasan más o menos desapercibidos, y hasta se les crea una inmerecida reputación de astucia y hasta infalibilidad en la cabroná, simplemete porque como tienen la sartén por el mango pueden cometer todos los errores que quieran sin sufrir consecuencias. A cualquier político de un país democrático le hubiera pasado por encima la rueda si hace nada más que una de las miles y miles de anormalidades que hacen esta gente a diario. Pero sin prensa libre, con una isla aislada, controlada hasta lo último, con una caterva de anormales y singaos y tontos útiles apoyándolos afuera, y de oportunistas mierderos adentro, y si tener que mostrar resultados reales de ninguna de sus políticas desastrosas, qué más da lo que hagan. Siempre he pensado que una de las razones por las que Gastro se decantó enseguida por la dictadura y eliminó las elecciones y demás es porque sabe perfectamente que en un sistema abierto no tendría chance, no podría engañar a la gente y quién mierda hubiera votado por él más allá de uno o dos términos, viendo que es un payaso improvisado que sabe de hacer funcionar un país lo que Tamayo sabía de cosmonáutica.

Anónimo dijo...

Exactamente como pienso y siento sobre Yoani. Es sencillamente extraordinaria y por eso tiene enemigos de ambos lados. Pero si me preocupa su regreso a Cuba. Los Castros no perdonan facil a quienes los señalan con verdades irrefutables. Confiemos que los viajes y reconocimiento hayan conseguido " insurance" suficiente porque la va a necesitar.