lunes, 26 de marzo de 2012

Insistencia

La catedral de La Habana, vestida de luz. Foto tomada de la portada de hoy de El País ilustrando un artículo de Mauricio Vicent en el que dice:


Catorce años después de aquel histórico viaje, nadie atribuye poderes dinamiteros a Benedicto XVI, aunque muchos confían en que su visita pueda servir para consolidar todavía más el papel de la Iglesia Católica en la sociedad cubana en estos momentos clave de su historia. La Iglesia ha ganado espacios, sin duda, aunque la mayoría de sus demandas históricas tienen plena vigencia: la concesión de permisos para la entrada de sacerdotes y monjas extranjeros, la autorización para la construcción de nuevos templos o el acceso a la educación y a los medios masivos de comunicación, eran algunas de ellas en 1998 y lo siguen siendo hoy. Sin embargo, hay cosas que han cambiado. El año pasado la Iglesia Católica inauguró un moderno seminario a las afueras de La Habana. También ha podido ampliar su labor asistencial y crear una escuela de negocios en colaboración con una universidad católica española, además de promover encuentros académicos y discusiones sobre el futuro de Cuba a los que ha logrado invitar a destacados pensadores del exilio, como el economista Carmelo Mesa Lago. También ha apadrinado visitas de empresarios cubano-americanos como Carlos Saladrigas, quien en 1998 se opuso al viaje de Juan Pablo II y hoy lidera el Grupo de Estudios de Cuba, que promueve el diálogo con La Habana y que el exilio se convierta en “facilitador” de la transición y no en obstáculo. En este tiempo Raúl Castro ha dado cierto oxígeno a la economía al abrir de nuevo las puertas a la iniciativa privada —hoy el número de cuentapropistas se acerca a los 350.000, más del doble que hace 14 años—, y ha permitido además a los bancos que concedan créditos a los nuevos empresarios y autorizando a los privados la contratación de mano de obra asalariada. Se han repartido millones de hectáreas a campesinos particulares, y con Raúl Castro —que sustituyó a su hermano en 2006— se ha abierto un inédito proceso de diálogo con la Iglesia que ha permitido la excarcelación de un centenar de prisioneros políticos desde 2010, entre ellos todos los presos de conciencia del llamado Grupo de los 75.
Se insiste con la idea de que fue el diálogo con la Iglesia lo que permitió la excarcelación de los presos con la vieja convicción de que mentira mil veces repetida se convertirá en verdad. Y se le olvida a Mauricio otro cambio trascendental del raulismo. Obligar al articulista a firmar sus textos desde Madrid. 

1 comentario:

Miguel Iturralde dijo...

¡Qué bien! ¿por qué no lo dijo antes y le hubiese evitado a uno tanta preocupación? De verdad, si no lo leo en este fragmento, nunca me entero de que los cambios de Raúl van viento en popa y cogidito de manos con la Iglesia. Saludos.