Emilio Aranguren
Echeverría, proyeccionista del cine “Catedral” de Holguín y obispo en
sus ratos libres relata un incidente ocurrido en su centro de trabajo en días
pasados.
En mis palabras les dije que estaban utilizando el templo con otra finalidad que no era propiamente religiosa, y que era bueno que lo entendiesen. Recuerdo que hice una comparación con un cine que, al acabar la película, los acomodadores lo revisan y cierran las puertas. Las personas se van, no porque las echan, sino porque se terminó la función. Y eso era lo que estaba pasando. También les dije que la señora [de la limpieza] tenía derecho a irse a su casa ya que había terminado su horario de trabajo, pero por ellos permanecer en el lugar no podía hacerlo. Finalmente les dije que el templo no se iba a cerrar y que se mantendría abierto y que yo permanecería en él (como lo hice) hasta que concluyera la Misa de 8.00 pm y que, después, sin llamar a la policía valoraría con los miembros de la comunidad cómo procederíamos.
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