miércoles, 14 de marzo de 2012

Mientras el alma navega por lo oscuro


Mientras el alma navega por lo oscuro
Mientras lee la página internacional del periódico a Cino, cineasta en ciernes, se le ocurre el argumento para una película. Trata sobre un crucero que, a punto de hundirse, es abandonado por pasajeros y tripulantes desesperados que se lanzan al agua en cualquier cosa que flote o incluso a nado. (La distinción entre tripulantes y pasajeros es puramente nominal. Hace mucho que por desperfectos técnicos el motor de la nave no funciona y la mayor parte de los pasajeros la impulsan a golpe de remos un esfuerzo, que aceptan con entusiasmo o resignación –si es que puede distinguirse la diferencia en estos casos- y por considerarlo a la larga benéfico para su salud. Tanta gente en este mundo que paga por ir a los gimnasios –piensan- mientras ellos se ejercitan sin cargo adicional alguno). No todos en verdad abandonan la nave en parte porque pronto se acaban los botes de emergencia , chalecos salvavidas y demás objetos que permitan mantenerse a flote, en parte porque muchos no se atreven a abandonar a los ancianos o a los hijos pequeños con los que viajan pero también porque en el instante más denso del caos el capitán anuncia por los altavoces que el crucero no se está hundiendo, que apenas ha chocado con unos escollos y que bastarán unas cuantas maniobras, relativamente sencillas dada su larga experiencia en alta mar, para que la nace continúe su camino.
Pasa el tiempo, o más bien los años, se rectifica Cino mientras le pide la cuenta al camarero del café donde se ha sentado a leer el periódico, sin que el crucero se hunda aunque tampoco consigue zafarse de los escollos en los que encalló. En los primeros años y pese a la estrecha vigilancia que se ejerce sobre todos, algunos de los pasajeros se las arreglan para escapar de la nave pero al llegar a tierra firme tienen mucho cuidado de mencionar el accidente o la inutilidad de los esfuerzos para que el crucero vuelva a navegar. Mucho menos mencionan el caso de los pasajeros muertos a manos de los tripulantes mientras trataban de escapar. “No nos interesa hablar de asuntos de marinería” afirman “Si nos fuimos del barco es precisamente porque estamos cansados de estar en el mar, de vivir a merced del oleaje y los mareos”. Con el tiempo la nave encallada se ha convertido en parte del paisaje marítimo y son cada vez más los turistas que lo visitan por curiosidad o por pasar una agradable semana en compañía de los antiguos galeotes ahora reconvertidos en camareros, músicos o masajistas de los visitantes. A cada rato parte del barco una comisión oficial destinada a convencer al mundo de las posibilidades de convertir al barco en el mayor casino flotante del mundo o algo mejor mientras los antiguos náufragos asentados en tierra se dividen entre los que anuncian, con la rabia con que se predice cualquier Apocalipsis, el hundimiento del barco en un futuro inmediato y los que a cada rato lo visitan por sentirlo parte inseparable de sus vidas. Entre estos no son pocos los que, en vistas de la inestable situación económica en tierra firme, planean gastar sus ahorros en el proyecto de casino. “Es preferible –dice para convencerse- “barco encallado que cientos flotando”.
Cino, que está indeciso entre culminar su historia con un motín a bordo o en la apoteósica fiesta de inauguración del casino, corre a proponérsela a productores que imagina interesados en ese tipo de tramas. “Parece cosa de Fellini” le dice uno de ellos dándole a entender que el argumento no estaba mal del todo pero que a su vez no valía la pena llevar a la pantalla una historia que de alguna manera ya ha sido filmada. Otros, más agresivos y menos imbuidos en la historia del cine la rechazan argumentando que además de lo desmesurado del costo de filmar su proyecto les parece absurda y ruinosa una historia en la que el naufragio no se llega nunca a cumplir del todo y en la que el conflicto se diluye en una situación incierta y pantanosa. “¿Quién va a creer en gente dispuesta a vivir durante años en un barco encallado? ¿O que incluso tengan deseos de regresar a divertirse en él luego de pasar tanto trabajo para escapar?”.
“Imagínate”  lo conmina uno de los productores “que en la película sobre el Titanic el barco en vez de hundirse se quedara empotrado contra el témpano durante años. Además de la imprecisión histórica (que es importante pero se puede obviar si el interés dramático lo exige) ¿quién hubiera pagado una entrada?”. Le dicen a Cino que si se les hubiera acercado hace un tiempo a proponerles un documental sobre el crucero que se hundió hace poco frente a las costas de Italia le hubiesen dado enseguida el dinero para filmarlo. La negligencia del capitán como causa del naufragio, la cobarde desfachatez con que abandonó a los pasajeros en el barco, detalles que sí peuden ser de interés para el público en general. “Nada de tramas fantásticas e indefinidas. La gente lo que quiere ver en estos tiempos son historias claras y creíbles”. Cino tira la servilleta donde había anotado la trama en el cesto de la cocina mientras piensa que esta vez, más allá de la mezquindad con que suelen encarar cada proyecto, los productores tienen razón. Algo debe andar mal con su espíritu para que se le ocurran historias así. No estaría mal -se dice- que antes de enfrascarse con otro proyecto le hiciera una visita a su psicoanalista.  

5 comentarios:

Miguel Iturralde dijo...

Oye, si es que Cino retoma el proyecto fílmico, que no se olvide de añadirle al guión la cláusula de "que cualquier parecido con seres o hechos reales es pura coincidencia". Tú sabes, para evitarse un pleito. Saludos.

Matheus dijo...

La realidad ha logrado superar la ficcion. El barco cubano salio de puerto escorado, es cierto, pero habian grandes esperanzas de que un buen capitan corrigiera el desperfecto durante la travesia. Esto no ocurrio, a cada cambio de capitan los problemas se fueron acrecentando hasta que llego el peor de todos, o la peor tripulacion de todas y el buque cubano se descacara y deshace lentamente encayado. ASin poder avanzar, apenas se bambolea al vaiven de las olas. Buenisimo el simil, como se te ocurrio?

Armando Tejuca dijo...

Es el caos que nadie entiende, de lo que hablamos no hace mucho. Vivir en una situación caótica puede ser la base para la creación artística, pero quiénes están dispuestos a vivir así? Valdría la pena sufrir el caos en pro de una producción que a nadie va a interesar? Creo que es mas atractivo lo que Cino va a contar a su psicoanalista que el país que ha tratado de dibujar. Un abrazo

Alejandro Villa dijo...

Ño! Esto me ha dado una tristeza del carajo.

alinabrouwer dijo...

Yo con Miguel Iturralde.
Alina Brouwer.