El lema de la Bienal, para el que no lo sepa, es “integración y resistencia en la era global”, una consigna que parece más apropiada para un consolidado de reparación de planchas de usuarios lectores de Benjamin. El crítico Juan Antonio Molina hace un buen análisis de por qué ese disparo, destinado al universo, les ha salido en dirección contraria, justo por la culata en su blog. Entre otras cosas Molina dice:
"parecía que los organizadores estaban mirando desde su isla la manera en que los artistas del mundo enfrentaban esos conflictos, como si Cuba no fuera un ejemplo sui generis de sociedad fragmentada por la migración y por el poder aplastante del Estado, como si la cultura contemporánea en Cuba no fuera un espacio de lucha contra las omisiones, la censura y las distorsiones que impone el poder sobre la memoria nacional, como si la comunicación no estuviera igualmente controlada y manipulada, restringida y vigilada. Es interesante que en el texto de presentación de esta X Bienal de La Habana se expresa que “el evento reforzará su carácter de laboratorio”, pero la ironía está en que Cuba parece una especie de laboratorio donde se experimentan todos los conflictos y miserias que, desde La Habana, se han achacado el “Tercer Mundo” y que ahora se pretende achacar al “mundo globalizado”.
1 comentario:
Muy exacto, Enrique, el comentario de Molina. Recomiendo leer el artículo completo en su blog.
Emilio García Montiel
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