miércoles, 8 de abril de 2009

Milonga del paladar o masacre en Humboldt 153


Un proceso contra el propietario de tres restaurantes privados (uno de ellos El Hurón Azul, centro de reuniones de la farándula habanera) dispara el comentario de Yoani Sánchez en su blog. La envidia es el tema del post. Los cubanos ya conocemos el argumento de memoria, los venezolanos lo van aprendiendo más rápido de lo que quisieran aunque el copyright debe corresponder -en su versión moderna- a los mismos franceses que pusieron de moda la guillotina, ese genial instrumento de igualación social. Porque el igualitarismo –y a su yugular salta Yoani- tiene su raíz y su producto más acabado en la envidia. Y a los que se escapan a esa convivencia en la miseria se los acusa de acaparadores, de especular con escasez ajena, de ser culpables, en fin de la miseria del resto. Es una trama conocida, lo dicho, y basta con ver un fragmento para imaginar el resto. Yoani exalta en el nuevo defenestrado su condición de víctima del sistema, un sistema celoso de cualquier manifestación de iniciativa privada, de todo éxito individual que no pueda atribuirse a la sabia conducción del comandante. Otros, no precisamente castristas, resaltan la necesidad de obedecer a la ley, costumbre que en Cuba hace mucho sustituida en la isla por la obediencia a un poder arbitrario y mercurial que castiga por impulsos y conveniencias. Otros en el fondo se alegran. No por envidia sino porque imaginan -con casi segura razón- que el caído en esta nueva ronda de autos de fe igualitaria hizo trampa. Suponen que si llegó a tanto fue por haber jugado con ventaja. La ventaja que daba tener contactos especiales con el poder que se hacía de la vista gorda con sus mariscos mientras machacaba a la competencia. Y así consiguen ver alguna justicia en el reino de la arbitrariedad.

Yo prefiero mirar para otro lugar. Para esos que dicen que la emigración cubana es sólo económica. O a esos que no reconocen un ápice de política en el gesto de buscar prosperidad en cualquier otro sitio porque le es sistemáticamente negada en suelo propio. Miro a esos que insisten en desviar la vista cuando al de al lado le niegan el permiso de salida o le escenifican un acto de repudio frente a su portal. A los que se han convencido (y quieren convencer al resto) de que bajando la cabeza puedes ir escapando hacia cierto bienestar hasta que la muerte los separe.
Pero antes puede llegar la cárcel como lo vuelve a demostrar este caso, como lo saben esos mismos apolíticos aunque no quieran reconocerlo siquiera ante sí mismos. Los que consideran la política una mala palabra pero son todo obediencia ante el poder. Los que en La Habana o Palma Soriano van a lucir cadenas y nostalgias pero suspiran aliviados al ver noticias como esta. “Menos mal que me fui a tiempo” se dicen para sus adentros mientras ordenan otra ronda de Bucanero.

Y es que ese ha sido uno de los grandes méritos del poder en la isla: machacar a cada uno de los cubanos en mayor o menor medida y al mismo tiempo convencernos no es con nosotros sino con ese enemigo imperialista que nada más asomarse por el aeropuerto José Martí es recibido con flores y bandas de música. No nos engañemos porque las cuentas están claras. La guerra contra el imperialismo ha sido efectivamente asimétrica: los cubanos muertos (sin contar los balseros) andan por 10 000 mientras los yankis no llegan a la decena. Recordemos que las medidas de Bush eran correspondidas con alzas de precios en las tiendas del gobierno como si el enemigo fueran nuestras abuelas. No miremos para otro lado: la cosa es con todos nosotros.

P.D.: Las fotos que ven las he tomado del archivo de la página oficial de la paladar. Corresponden al dueño, los empleados y a algunos de los comensales más ilustres. Cuando alguien les pedía que firmaran una carta pidiendo la libertad de los presos de conciencia o de algún músico en problemas siempre pensé que se les exigía demasiado. Pero quizás no sea mucho pedirles que se movilicen para salvar su restaurante favorito. Digamos que Silvio componga para el restaurante la segunda parte de El Necio (le regalo la primera línea: “un paladar se ha perdido, conocer el delirio…). O que Fabelo le dedique una de sus recientes cucarachas. O que el sargento Arencibia esgrima su paraguayo en defensa del paladar de todos.

7 comentarios:

Evidencias dijo...

Se te escapó Barnet o se lo has dejado a Fermín Gabor?

Anónimo dijo...

Barnet no iba porque no dejaban entrar chihuahuas..o era porque eran alergicos a las langostas? Todos los de las fotos deberan estar escandalizados..A ellos los engañaron, ellos pensaban que el "compañero" tenia "permiso".....A que no se meten igual con las paladares de los ex-generales/coroneles? y con las casas de alquiler de Nuevo Vedado o el laguito?...Lo dicho, uno mas que quiso entrar a fuerza de congraciarse en el parnaso de los Castro....lastima que la unica manera de convencerse es cuando se toca el fondo...Y si, la pelea es contra todos

Anónimo dijo...

toma condimento pa' tu sopa papo...

Armando Tejuca dijo...

En las fotos que se hacen para tener evidencias del nivel de vida del dueño del paladar hay una foto de un cuadro que me llama la atención, entre tantos buenos cuadros, originales a la vista hay un cuadro de la mona lisa, una poligráfica barata que se puede comprar en cualquier estanquillo de coprextel. Mi teoria es que el tio hizo todo lo que quiso hasta el día en que colgó a la mona lisa, un seguroso entro e inmediatamente informo a sus superiores sobre los malos pasos que estaba dando el dueño, “imagínense si el hombre tiene dinero que tiene hasta la mona lisa”, rápidamente se movilizaron todas las fuerzas y le decomisaron todo, o si no ?. Pa’ que c… le tiraron una foto al cuadro de la mona lisa?

J.Campos dijo...

Enrisco:
Definitivamente andas iluminado en estos días. Creo que lo estamos disfrutando todos.

J.Campos dijo...

...Y el link con el archivo de la web de la paladar parece que, ó no funciona, ó bloquearon la página entera.

Anónimo dijo...

Me dijeron que el nuevo apodo de enrisco es CABEZA DE PUERCOR(por favor no se lo digan a nadie)