jueves, 5 de julio de 2007

Acosta del poder


A través del inapreciable filtro de Penúltimos Días me llega la última contribución del flamante encargado de cultura del Secretariado del Partido Comunista de Cuba, Eliades Acosta. Se trata de un texto que se titula convenientemente “Palabras a los intelectuales: 46 años después”. La cita entresacada por Ernesto es antológica y escalofriante: “Por debajo y a la sombra de la Cuba patriota, redentora, revolucionaria, rebelde, igualitaria, justiciera, solidaria, intolerante con las exclusiones y las marginaciones de cualquier signo, soñadora y culta, nos ha crecido una Anti-Cuba indeseable, parasitaria, ignorante, mediocre, derrotista, sumisa al extranjero, mercantilizada, consumista y despolitizada, apátrida y claudicante, cortejada y cortejante de una hipotética restauración capitalista en el país. Es la que soborna y es sobornada; la que se abraza, no a la bandera, sino a la antena parabólica ilegal que le permite recibir con júbilo una alfabetización capitalista abreviada mediante “El Show de Cristina”. Es la que odia y teme todo lo lúcido, lo profundo y lo complejo, lo crítico y lo auténtico”. Por otro lado Emilio Ichikawa en su blog días antes nos dejaba sus impresiones sobre el propia Acosta de quien fue subordinado mientras trabajaba en la biblioteca nacional. Allí nos da la que según él es una mala noticia: “Eliades es un cubanazo, santiaguero por más señas, del barrio de Los Hoyos para rematar. Se parece menos a ese tipo de magnate religioso que Rubén Zardoya a un fiscal ruso o Enrique Ubieta a un censor de correspondencia en algún campamento de la retaguardia. Acosta Matos es una persona honesta, leal a su familia y sus amigos. A sus causas. Leal a su hija, que es su causa primera. Como no lo imagino renegando de las cosas que dice a favor del socialismo castrista, tengo que suponer que dice lo que cree realmente”. Más adelante añade que “No es un "pesao". Todo lo contrario. Es capaz de ironías e irreverencias extremas y se le dan las amistades incondicionales con facilidad. Sabe hacer chistes, tocar guitarra y cantar. Baila aceptablemente, con más elegancia que diferencia. Pocos funcionarios en la isla se paran tan lejos de la corrupción como él.”
Entiendo las razones de Ichikawa para valorar favorablemente a su antiguo jefe. Lo ha escogido desde un conocimiento más o menos cercano de su persona para ejercer con él las virtudes de lo que él cree un juicio imparcial. En ese esfuerzo sin embargo Ichikawa incurre en un vicio similar al de el propio Acosta: asumir a priori (o suponer que todos lo pensamos de esa manera) que el bando contrario, el del castrismo, no sólo está compuesto por gente uniformemente despótica e intolerante sino que además son seres insoportablemente antipáticos y a los que se les da igualmente mal la ironía, el baile y la paternidad. No. Mi anticastrismo al menos (o por lo menos a estas alturas) no se basa en la creencia de que he elegido el bando de la bondad absoluta en el que me garantizo estar rodeados de gente ocurrente y bien parecida y estrictamente ética en lo público y en lo privado. Rechazo el castrismo por la razón para mí obvia de que no admite el más mínimo espacio para la disensión en los problemas básicos que atañen al desenvolvimiento de una nación y en la mayoría de los problemas circunstanciales. Lo rechazo porque nunca se reprimen usar toda la fuerza que tienen a su alcance para aplastar todo tipo de disensión. En la diatriba de Acosta contra la Anti-Cuba a algunos les gustará apreciar que al menos este funcionario reconoce su existencia. Bastante más obvio es su ademán malévolo y abusivo. Porque debe estar claro que es un texto dirigido menos contra la Anti-Cuba del exilio que contra los que desde adentro no creen en la Cuba oficial que Acosta dice encarnar e intentan distanciarse de ella. Acosta ahora mismo no es un simple y obediente funcionario. Es alguien con suficiente imaginación y ambición para excederse en sus funciones y tomarse por cuenta propia la actualización de las “Palabras a los intelectuales”, resumida en aquella frase inquisitorial que se pretende aperturista. Acosta trata de redefinir los campos. Ahora dentro de la Revolución queda el bando patriota, redentor, revolucionario, rebelde, igualitario, justiciero, solidario, intolerante con las exclusiones y las marginaciones de cualquier signo, soñador y culto. Los de afuera somos automáticamente indeseables, parasitarios, ignorantes, mediocres, derrotistas, sumisos al extranjero, mercantilizados, consumistas y despolitizados, apátridas y claudicantes y no sé pero sospecho que también malos padres y peores bailadores. Acosta no es un simple funcionario. Es alguien fanático pero también ambicioso que ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para llegar a la posición que ahora detenta y aprovecha el peso de su nuevo poder para imponer su visión limitada e intolerante de los bandos. No anda buscando un debate intelectual sino simplemente amedrentar a todo el que disienta de sus palabras que de momento son las mismas de la Revolución, el Partido y el Comandante. Posa de intelectual porque será uno de los pocos en el nivel que ocupa con la ortografía la sintaxis y la falta de escrúpulos suficiente para acometer la tarea de convencer a los descarriados que intentar ser apolítico o tener o desear una parabólica queda dentro del bando enemigo y por ende aplastable. Ya llegará el momento en que cuando se propase en sus funciones alguien le deje claro (como en la anécdota que hacía poco recordaba el propio Ichikawa) su lugar en el mundo: “!Usted no es un intelectual ni pinga. Usted es un funcionario del partido!”.

18 comentarios:

Mauricio Pimienta dijo...

Excelente comentario...
Kudos!!

Duanel Díaz Infante dijo...

Muy bien, Enrisco. Copio aquí el comentario que dejé en PD cuando linkearon al "perfil" de Ichikawa:

No es cierto que los "compromisos e ingredientes ideológicos" de Eliades Acosta hayan aumentado desde que asumió la dirección de cultura del PCC. Si ahora intenta descalificar a Prieto, antes hizo lo mismo con otros como Rafael Rojas y Vicente Echerri. Todo a partir de la tesis de que “en la historia de Cuba, reformismo y claudicación han sido y son sinónimos, como terminan siempre siendo lo mismo reformismo y anexión, por la indisputable Ley de Gravitación Universal” (“La densidad americana y otra lección de Física anexionista” (Trabajadores, 30 de agosto de 2004). Dogmatismo marxista puro y duro, como aquel artículo suyo contra Un fogonazo a fines de los ochenta y su polémica con Victor Fowler. Tratándose de alguien cuya obra no destaca en ningún sentido, resulta casi ridícula la analogía con Agnes Heller y Ferenc Feher. Si al menos Ichikawa aportara algún dato de su nivel intelectual, pero no vale concluir que porque cree en lo que dice, y porque es campechano, honesto y fiel a su familia, alguien que se dedica a tacharnos de anexionistas y anticubanos es "un problema para los críticos del castrismo". Incluso intelectuales brillantes como Vitier y Retamar no son ningún problema, pues sus argumentos se caen por su propio peso. Y estos, sobre todo Vitier, sí han tenido seguidores, pero Acosta, ¿qué liderazgo ha ejercido, más allá de su popularidad entre los empleados de la Biblioteca Nacional?

Manuel Sosa dijo...

Bueno, yo no sé bailar, soy poco conversador, toco guitarra pero nunca delante de la gente, he perdido la voz, no soy campechano, miento por costumbre, he adquirido un raro acento entre mexicano y colombiano, tengo remilgos para comer esto y lo otro, bebo mucho, desprecio a ciertas etnias, soy ateo, oigo música rusa y húngara, he perdido mi excelente ortografía, escribo una cursiva ininteligible, miro de reojo a las chiquillas de 15, soy olvidadizo, no me gusta hablar de temas literarios, admiro en secreto las películas de Bruce Willis, no soporto el cine japonés ni el de Almodóvar, defiendo la Confederación ante la Unión, oigo Bee Gees y ABBA, acabo de comprar un CD de La Monumental, soy medio complejista, me dan ataques de ira, soy un poco tacaño.

Entonces, ¿soy buena noticia para el régimen?

¿Soy un mal gusano?

¡Responde, Ichikawa!

Jorge Salcedo dijo...

Atacar a los opositores y disidentes del castrismo desde una tribuna castrista equivale moralmente a pegarle al adversario atado de pies y manos. Atacar a los "apáticos" y "apolíticos" del patio que intentan desmarcarse con una antena parabólica del acoso audiovisual, del empalamiento ideológico y las regurgitaciones profundas, críticas, complejas, auténticas que le destinan a diario los medios de la isla, es cobardía y vileza. Eliades Acosta sabe que aquellos a quienes insulta no pueden defenderse. No tienen acceso a una tribuna ni espacio en los periódicos o las revistas, la televisión o la radio, para responder sus insultos. Si Eliades Acosta no entiende esta situación, es porque es un cretino. Si la entiende, y se presta a golpear al adversario amarrado, es porque es vil y cobarde. Eso lo puede entender el más afectuoso de los subordinados, la más cariñosa de las hijas.

Eliades Acosta sabe que si hay una Cuba indeseable, parasitaria y mediocre, es esa Cuba que él sirve; que si hay un sistema estéril, incapaz de producir un objeto o una idea verdaderamente revolucionarios, es ése que el apuntala, porque hasta el "socialismo científico", hasta el marxismo leninismo son productos capitalistas. El socialismo no produce nada, y distribuye menos. En cuanto a la justicia, dejémonos de misterios. Ser justo es dar a cada cual lo suyo, no quitarle todo a todos para repartirlo "mejor". De cada cual según su capacidad, a cada cual según me parezca. A eso se reduce la justicia bajo el castrismo. Y a Eliades le dan y le quitan, como a cualquier hijo de esclava, con el mismo criterio.

Pero a él le encanta, entiendo que ha dicho Ichikawa.

Anónimo dijo...

Sosa, asere...estas viejo, eso es todo. Y por lo visto es una vejez chea, fea, sapinga la que sientes te esta entrando...Espero que no sea tan asi a la vista de los otros.

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Oiga asere, usted escribe bien también en serio.

Todos tienen razón, pero dejenme expresar mi optimismo. Donde menos daño hace Eliades Acosta es en el puesto que está ahora, porque no siendo un "intelectual ni pinga" el lugar que le han atribuido es el idóneo y no en la Biblioteca Nacional, que sí es una institución cultural. !Cuánto daño habrá hecho allí, este pequeño cacique! En la Biblioteca Nacional era todopoderoso, ahora es un simple funcionario del partido, en espera de que le den una patada por donde se merece. Ya llegó a su tope, ahora lo que le queda es bajar, pronto saldremos de él. El propio sistema tiene sus asíntotas irrebasables.

La mala noticia, es que cada vez parece menos fortuita la presencia de la orquesta Pavón en la Televisión Cubana. El Congreso de la UNEAC será el desenlace de esta novela negra.

Armando Tejuca dijo...

enrisco
te prefiero jodedor
creo que el ichy solo estaba moviendo un poco a esta gente de aqui del pantano que estan empantanaos hace mucho, hay que decirles que los que agarran el poder en esas areas pueden ser unos tios encojonaos para el vulgo de la isla, hay que decirles que no toda la culpa es del fifo y eso es lo que el estaba tratando de decir, lo demas todos lo sabemos
el teju
sigue como simpson

Armando Tejuca dijo...

la percepción de que todo en cuba esta controlado desde arriba, de que todos los días son insoportables, de que todos los jefes no hacen mas que plegarse ademas ser aburridos y monótonos es eso, una percepción llena de realidades, de experiencias que han vivido, que hemos vivido los que nos hemos marchado, los que nos decepcionamos algún día.
sin embargo en mis visitas a la isla y encuentros con amigos de allá me percato de que muchos están bien con su credo, aun no decepcionados, muchos han construidos sus barreras de justificaciones para hacer mas llevaderos y felices sus días en esa tierra ya que desde el gobierno no les viene la felicidad, pensemos que un tío que de veras sienta la militancia izquierdista y se oponga a cualquier ingerencia en su terreno se sentirá a sus anchas en la isla, escribiendo esa clase de artículos, ahora mucho mas pues antes los escribía para consumo nacional, ahora cuando lo escribe lo está haciendo a nivel global, muchos amigos vascos le aplauden, que decir de América latina y países árabes (si entendieran los blogs en español), los que escriben asi son felices allí, que le vamos a hacer? despues se van al bar de la uneac a tomar ron y converzar con los amigos italianos, madrilenos y hasta norteamericanos fanaticos del Moore.

en mi ultimo viaje me visito un gay que dice estar muy contento con todo lo que se esta haciendo, encabezados todos por la hija de la loca mayor, dice el, que se ha viajado medio mundo que cuba es la panacea gay, que los gay del mundo no viven tan felices como los cubanos, que las relaciones no están marcadas por el interés como en otros países y que marcha a toda vela! que le vamos a hacer? son felices allí
si los americanos atacan los gays harán un ejercito para que no les quiten su paraíso. (a la lucha ala lucha somos locas y somos muchas, gritaran)
guste o no la culpa no es solo del coma, ya sus días en off lo han demostrado

Anónimo dijo...

Bien, Tejuca, quien es mi hermano, me ha enviado este intercambio. Entiendo que Sosa, Salcedo y etc. son gente bueno y discrepante. Duanel, por demás, es un scholar sobresaliente. Así que, si quieren que responda, les dejo mi cell: 786-234 0302. Si Duanel quisiera, le invito a Miami a pasar una semana de intercambio. Total, me he pasado un mes con Hernández Busto...
ICHI.

Armando Tejuca dijo...

debo aclarar que el ichy pensó que escribía sobre mi blog y puso su mensaje. En mi blog no hay debates ni mensajes, solo algunas cosas que se me ocurren

Anónimo dijo...

Palabras a los intelectuales: 46 años después


Elíades Acosta

Un mes antes del día, hace hoy 46 años, en que en esta misma sala pronunciase Fidel sus “Palabras a los intelectuales”, circulaba en La Habana el boletín número uno del Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas Cubanos dedicado al poeta Nazin Hikmet, por entonces de visita en la isla. En él, adelantándose al ya clásico "…Dentro de la Revolución, todo…, contra la Revolución, nada" se publicaba el texto del "Manifiesto de los Intelectuales cubanos", que constituyó, de hecho, un llamamiento al Congreso, apoyado por la firma de 92 escritores, 25 cineastas, 52 músicos y bailarines, 56 teatristas, 32 arquitectos y 71 artistas plásticos. Aquel manifiesto fundacional terminaba con las siguientes palabras:

"Del destino de la Revolución depende el destino de la cultura cubana- agregando con letras mayúsculas- DEFENDER LA REVOLUCIÓN ES DEFENDER LA CULTURA."

Han transcurrido 46 años. En ellos el pueblo cubano, en medio del torbellino de su Revolución, ha sido artífice y testigo de un desarrollo de la educación, las ciencias y la cultura como nunca antes experimentase este país en su historia, y como pocas veces viesen otros en un período semejante. La composición de los invitados a esta conmemoración me releva de intentar la imposible tarea de enumeración de estos logros, y de listar, como en justicia debería también hacerse, los errores, desviaciones y retrocesos que hemos cometido en la ardua tarea de concretar nuestra Utopía. Me limitaré a citar al compañero Alfredo Guevara cuando en la primera reunión de trabajo del Consejo Asesor de Políticas Culturales del Partido, constituido el pasado 25 de mayo, afirmó, con ejemplar lucidez y síntesis:

"El diseño de la política cultural (del país) está trazado desde el Moncada, y es la Revolución misma. Su mayor enemigo es la ignorancia y su objetivo final es conducirnos al saber (pleno). No se trata de catequizar, sino de actuar".

El Período Especial, etapa triste y gloriosa a la vez, si bien permitió al Estado, al Partido y al pueblo resistir y vencer el desafío y las amenazas derivadas del ignominioso fin del socialismo en Europa del Este y la URSS, también significó la congelación, postergación, e incluso, la liquidación de importantes avances culturales conquistados en los años anteriores a 1989. Dieciocho años después debe decirse con claridad, encarando la realidad como siempre deben hacer los revolucionarios, que se mantienen numerosos efectos negativos de ese período sobre la cultura nacional, y son aún palpables las profundas afectaciones que provocó en el tejido espiritual de la nación, en los valores y motivaciones de la gente, en la conciencia cívica de los ciudadanos, en el desempeño y la gestión de las instituciones, en la unidad del movimiento intelectual, e incluso, en el imprescindible equilibrio y la necesaria claridad sobre los fines a alcanzar y los medios a utilizar por nuestra política cultural.

No es que no hayamos avanzado, ni que en su momento hubiésemos dejado de luchar contra los efectos indeseables de la crisis. Bastaría recordar, a manera de ejemplo, la conmovedora cruzada nacional por imprimir aquellos "Cuadernos Martianos" en medio de la apoteosis de los apagones, las estrecheses y las incertidumbres; la clarinada de alerta por la pérdida de los valores que experimentábamos, y la movilización alrededor del Centenario de la caída en combate de José Martí, acciones todas en las que brillaron, junto a muchos otros, los compañeros Cintio Vitier y Armando Hart, simbolizando el espíritu y la voluntad de resistir y vencer de nuestra cultura y nuestro pueblo. O Fidel lanzando al combate, dirigiendo la contraofensiva que protagonizaron los miembros de la UNEAC y la UPEC, mientras que proclamaba con la genialidad de lo sencillo y lo irrefutable:

"Lo primero que hay que salvar es la cultura", o mejor aún, "Sin cultura no hay libertad posible".

En rigor, son demostrable con datos y cifras la preocupación y la ocupación de la Revolución y de Fidel ante la magnitud y profundidad del daño, su clara percepción de la importancia estratégica del problema para la propia supervivencia de la Revolución, incluso su exacto dominio de la situación mundial y del recrudecimiento de la guerra cultural del imperialismo contra los pueblos, especialmente el nuestro, en pos de la implantación de un modelo neoliberal de pensamiento único global. Fruto de estos análisis y desvelos es la concepción de la batalla de ideas y sus numerosos programas educacionales y culturales, gracias a los cuales, en algunas esferas concretas, hemos podido avanzar hasta niveles superiores a los alcanzados hasta 1989.

Como si este escenario no fuese de por si lo suficientemente complejo, o precisamente por ello, los enemigos de la Revolución cubana han intensificado hasta niveles nunca antes conocidos, usando todos los logros de la tecnología moderna, su particular guerra cultural y las acciones de desestabilización y subversión. A esto se debe sumar lo que ha significado de retroceso para el movimiento y las ideas revolucionarias la hegemonía coyuntural de las ideas y la práctica del capitalismo postmoderno, y lo mucho que de perverso y maligno entrañan para una cultura humanista, libertadora y de emancipación, contra las cuales están dirigidas. Se comprenderá fácilmente que los problemas que encara y encarará nuestra política cultural, en el borde delantero de esta lucha, son enormes.

Ya se sabe, no partimos de cero. Una hermosa y fecunda tradición cultural revolucionaria nos antecede, pero debemos precisar, de manera responsable, que no solo el resto del mundo ha cambiado radicalmente en los últimos veinte años, sino también nuestra sociedad. Cuba es la misma y otra a la vez después del derrumbe del campo socialista y del Período Especial. Nada que hagamos o proyectemos en materia educacional o cultural podrá eludir esta verdad tan evidente como para haber marcado el ambiente de nuestras calles, las relaciones en el seno de nuestras familias, el lenguaje cotidiano, el imaginario individual y colectivo y la propia creación artística y literaria.

Por debajo y a la sombra de la Cuba patriota, redentora, revolucionaria, rebelde, igualitaria, justiciera, solidaria, intolerante con las exclusiones y las marginaciones de cualquier signo, soñadora y culta, nos ha crecido una Anti-Cuba indeseable, parasitaria, ignorante, mediocre, derrotista, sumisa al extranjero, mercantilizada, consumista y despolitizada, apátrida y claudicante, cortejada y cortejante de una hipotética restauración capitalista en el país. Es la que soborna y es sobornada; la que se abraza, no a la bandera, sino a la antena parabólica ilegal que le permite recibir con júbilo una alfabetización capitalista abreviada mediante ¨El Show de Cristina¨. Es la que odia y teme todo lo lúcido, lo profundo y lo complejo, lo crítico y lo auténtico. La que desalienta el esfuerzo, los sentimientos colectivos, el estudio, la disposición al sacrificio, el amor al trabajo, la decencia, la solidaridad entre los hombres, el conocimiento de la Historia patria, el respeto a los más débiles. Es la que desprecia a los que no tienen nada que ostentar o derrochar y rinde nostálgica pleitesía a una Cuba republicana anterior al 59, a la que absuelven de sus pecados históricos, por ignorancia o cálculo. Es la que esconde su mohín de desprecio, hoy disimulado, mañana ¿quién sabe?, ante ciertas coloraciones de la piel, algunas militancias políticas, todas las culturas populares y ciertas estéticas.

En esa Anti- Cuba, y en los aguerridos libertadores de la 82 División Aerotransportada deposita sus esperanzas de restauración capitalista y sus planes de retorno triunfal la lánguida coral de plañideras viejas, nuevas y novísimas que destilan sus odios y afanes de hecatombe en Miami y otras urbes del planeta. Son los que, como Rafael Rojas, utilizan sus luces para proclamar que sin la ¨desaparición biológica¨ de una generación de revolucionarios, Cuba no tiene futuro; los que, como Juan Abreu, piden que… ¨la isla desaparezca en las profundidades marinas de donde emergió para desgracia de tantos, o que la conviertan en un gran basurero a disposición de los países civilizados¨; lo que como Carlos Alberto Montaner , hace apenas dos días, en Madrid, delinean las características del ¨inevitable¨ capitalismo que nos espera, al que describen, con mañas de consumados estafadores, como ¨moderno, abierto, competitivo, signado por la búsqueda de productividad, fuertemente integrado al resto del mundo desarrollado¨; los que claman por el asesinato de sus oponentes, o sea nosotros, porque están convencidos, como acaba de publicar Vicente Echerri en el ¨Nuevo Herald¨, ¨… que es cierto que las ideas no se matan, pero se atenúan bastante cuando sus genitores mueren a tiempo¨.

Se equivoca quien en medio de semejante panorama crea que, en los tiempos que corren y en los por venir, la cultura cubana deberá ser ornamento o distracción, ocupación lúdica para el esparcimiento sano, contenido inocuo para el tiempo libre, divertimento para quienes gusten del arte y la literatura sin mayores complicaciones ni inquietudes sociales. En su terreno, tanto o más que en el político-ideológico, o mejor dicho, precisamente por su carácter político- ideológico, por decirlo de manera resumida, se está librando silenciosa y cotidianamente, la batalla decisiva entre Cuba y la Anti-Cuba, entre nuestra sociedad socialista y la utopía reaccionaria de la restauración capitalista.

Si alguna vez fue imprescindible la participación y el apoyo consensuado de artistas e intelectuales en la defensa y promoción de la cultura nacional y en la actualización de la política cultural de la Revolución, este es el momento. Si alguna vez tuvo sentido luchar por la eficacia de nuestras instituciones culturales, y contra las decisiones unipersonales, las improvisaciones, la falta de estrategias públicas, coherentes y controlables, la insensibilidad, la burocracia, la incapacidad para discernir lo importante de lo secundario, lo auténtico de lo banal y lo político de lo impolítico, este es el momento. Si alguna vez fue de vida o muerte dialogar, escuchar, atender y respetar a los seres humanos, artistas, intelectuales o simples ciudadanos, de primer o segundo o décimo nivel, ese momento ha llegado.

Debemos avanzar hacia el establecimiento de un diálogo cultural impostergable entre las ideas de vanguardia y la tecnología más avanzada de nuestra época, de lo que dependerá su socialización y uso cultural. Nos espera la toma de decisiones estratégicas, por ejemplo, sobre el uso de Internet y la apropiación de códigos actuales, revolucionarios, en la música, el diseño y la gráfica para trasmitir ideas revolucionarias, o lo que es lo mismo, propiciar la renovación del encuentro o una nueva confluencia entre vanguardia artística y vanguardia política. Tenemos que propiciar, junto a la necesaria universalidad antidogmática de toda cultura auténtica, el reforzamiento y renovación de las tendencias patrióticas, socialistas, antiimperialistas, tercermundistas y anticolonialistas en la cultura nacional, que incluya las necesarias alianzas con todas las fuerzas, dentro y fuera de Cuba, que compartan o luchen por estos objetivos.

Debemos garantizar un amplio debate para actualizar y repensar los límites culturales de nuestra sociedad. ¨Cultura, nos recordaba recientemente Helmo Hernández, es el imprescindible diálogo que establece una sociedad con sus límites¨. Es tan nociva una sociedad con límites estrechos y asfixiantes, como aquella donde reine la anarquía social, la inobservancia de las más elementales leyes de la convivencia humana y la falta de jerarquías culturales y espirituales.

Sin la mayor libertad posible, sin crítica responsable, sin unidad en la pluralidad, sin combatividad ante los enemigos culturales de nuestra nación, sin creatividad, sin respeto a la diferencia, sin un pensamiento teórico que acompañe a la práctica, sin debate, sin participación democrática, sin respeto al pasado histórico y al patrimonio, y sin unos medios de comunicación, y especialmente sin una radio y una televisión acordes al el nivel cultural creciente de nuestro pueblo, esta batalla está de antemano perdida, o lo que es lo mismo, está en nuestras manos ganarla.

Especial atención merecen nuestros niños y jóvenes, reflejo y reproductores de muchas de nuestras carencias del Período Especial, en cuyos hombros descansará, como acaba de reiterar Fidel, la continuidad de nuestras luchas, y a fin de cuentas, la prolongación y expansión de nuestra cultura. Nada podrá hacerse sin que antes profundicemos en sus verdaderas motivaciones, valores, paradigmas, referencias culturales o sus defectos. Ser rigurosamente realistas ha de ser el primer precepto a cumplir, si de verdad nos mueve el aliento cívico y revolucionario de acometer la labor educacional que el futuro nos exige.

Para el Partido, asumir estos retos culturales es una prueba de fuego. En estas contiendas no habrá batallas espectaculares, sino avances o retrocesos en el día a día. Podemos vencer, el pueblo quiere y necesita que venzamos, como necesitaba y quiso que venciéramos en abril 1961 en las arenas de Girón, o en agosto constituyendo la UNEAC, hace ya 46 años.

Con significado nuevo, en el año del centenario de su natalicio, resuenan hoy las últimas palabras de Eduardo Chibás dirigidas al pueblo de Cuba. Permítanme parafrasearlas, para concluir:

"Cultura revolucionaria cubana, cultura martiana, humanista y universal, cultura nacional que nos define y enorgullece: ¡levántate y anda!"

El escritor Eliades Acosta es el Jefe del Departamento de Cultura del Comité Central del Partido, fue durante diez años director de la Biblioteca Nacional José Martí y es Vicepresidente Primero de la Unión de Historiadores de Cuba. Es autor, entre otros libros, de "Los hermanos Santiagueros de Martí"(1995), "El árbol de la discordia"(1997), "El siboney de los cubanos"(1997) y "El 98: Cien respuestas para un siglo de dudas"(1998).

Jorge Salcedo dijo...

Gente buena y discrepante? De qué va, a qué viene eso? Gente buena y discrepante yourself!
Sin crispaciones, Emilio, pero sin condescendencia.

Armando Tejuca dijo...

despues que escribio toa esa mierda, se soplo los dedos y dijo: "con esto acabao de convencer a to el mundo de lo mala que son las antenas parabolicas"
le dio un beso a su hija y se fue a tomarse unos rones en el bar de la uneac con un amigo vasco que lo esperaba para hablar de los ultimos post en rebelion.com
el tio es feliz alli, nosotros lo somos aqui, no te machuques mas la cabeza y sigamos con el guerrero espacial
tu hermano
el teju

Anónimo dijo...

Al meterte con Acosta borraste las mínimas posibilidades que tenías de que te dieran la embajada en Burundi: y peor, deja que el jap saque la katana: recuerda que su tendencia es a los duelos sanguinolentos.

Anónimo dijo...

oye enrisco el tal acosta no sera medio pariente de los Del Risco?
se parecen ustedes, pense que el de la foto era tu puro.


S.
el sorro

Anónimo dijo...

acosta del risco Acosta se ha hecho famoso...caballones...? cual es la talla con el ichiban...hasta hace poco todos ustedes eran ecobios del mismisimo y ahora asi como que por detras del telon me lo encuentro como contraencuentrista oficial y el objeto del cuero popular...que se cuece mis parientes, que se trasmaneja en las mentes de los vosotros intelectuales antizuki? tiene la palabra el camarada henry of the risk.

parejanoverbal dijo...

Por cierto, acabo de hablar con una amiga que trabajo bajo la direccion del tal Acosta y me dice que la percepcion de Ichikawa le ha tomado por sorpresa...Ni ella ni otros colegas lo recuerdan como ese personaje simpatico de la historia de Ichikawa sino con varias salidas e historias de autoritarismo y de un caracter desagradable.

Garrincha dijo...

Ya ven, Ichikawa solo quería dar una visión menos encartonada de Elíades Acosta, y se ha formado lo que se ha formado.
¡Y yo que iba a postear un perfil de Randy Alonso!
Qué va. Me se han quitado las ganas.