domingo, 1 de julio de 2007

Chick Ferrari 8


Capítulo VIII

Todos se lanzan hacia la cabina de la nave pero algo los detiene: la puerta que está cerrada.
-¿Alguien tiene la llave?
-Yo -dice el capitán de la nave- pero se me ha quedado adentro. De todas formas el copiloto debe estar ahí.
Golpean la puerta. Luego esperan la respuesta. Se escucha una risita nerviosa y segundos más tarde una voz que dice:
-¡Cretinos! ¡Esa no es la contraseña!
-Parece que el copiloto se ha encerrado para fumarse unos porros, así que mejor olvídenlo- explica el capitán- Les sugiero que cada cual encomiende su alma al Señor o en su defecto que haga lo que más le guste.
Chick mira a la azafata y esta lo mira a él y en menos tiempo del que se necesita para no hacer nada ambos yacen desnudos, uno sobre otro en el suelo de la nave. Chick está debajo. A los pocos segundos todo su ser siente una sacudida descomunal, fulminante. Chick se pregunta si habrán vuelto sus viejos problemas de eyaculación precoz. Luego piensa que posiblemente ya está muerto y abraza con fuerza a la azafata para asegurarse que no entrará solo en el reino de los cielos. Alguien grita:
-¡Nos hemos salvado!
Chick reconoce la voz del jefe de Atlántida Helada e Independiente(AHÍ).
-Justo antes de chocar con el meteorito -continúa- Dios se ha compadecido de nosotros pobres pecadores y ha empujado la nave a través del espacio.
-Nada de eso -dice el sordo ateo que ha leído los labios del terrorista antártico- Nos salvó sin querer. No lo perdí de vista hasta el último momento. Estaba tranquilamente viendo cómo íbamos a convertirnos en mierda galáctica y entonces estornudó. Fue su estornudo lo que nos salvó de chocar con el meteorito. Por mi parte no tengo nada que agradecer a ese cabrón.
-Los designios de Dios son inescrutables -dice el jefe de AHÍ.
-Pobrecito. -dice la señora que cubre su cuello con un zorro vivo- Tanto tiempo allá afuera como lleva. Seguro estará resfriado.
-¡Miren, miren! -alerta el capitán- el divino estornudo no sólo ha evitado la catástrofe sino que nos ha empujado hasta Santa Rita del Valle, el planeta que estábamos buscando.
Efectivamente. Frente a ellos está el planeta donde, según ha explicado el capitán, todos verán satisfechos sus deseos. El planeta de las infinitas riquezas y la bondad eterna. Allí podrán tener a manos llenas todo lo que habían soñado: oro, piedras preciosas, uranio, yacimientos de queso parmesano, pantanos rellenos de caviar y la transmisión continua del culebrón más famoso de toda la galaxia: Paula Amalia, la hija de la parafernalia. (ver capitulo 5). Chick, por su parte, no pierde la esperanza de encontrar a su padre...
-Disculpen que interrumpa sus ensoñaciones -dice el capitán insistiendo en su mala costumbre de leer pensamientos ajenos- pero faltaba decirles una cosa. En Santa Rita del Valle no se admiten extranjeros.... excepto que declaren ante las autoridades de inmigración que van a ofrecerse voluntariamente como esclavos. Pero no se preocupen, como en el planeta no saben qué hacer con los esclavos los pondrán en libertad de inmediato.
Incluso a Chick le parece perfecta la solución. Se vuelve hacia la azafata y le promete que se casarán en cuanto terminen los trámites de aduana. Ella le pregunta si todas sus prácticas sexuales son tan explosivas como la anterior.
-Soy bastante sensible a los cambios de gravedad nena, así que no te prometo nada -dice Chick- y empieza a preparar las condiciones para el desembarco. Va en busca de su perra Mercedes y del pequeño alien que recogió en la luna y da instrucciones de cómo descargar las cajas de whisky J&B lunar. Ya frente a las autoridades de inmigración todos declaran venir como esclavos voluntarios. El policía que toma declaraciones los mira extrañado.
-¿Lugar de origen? -pregunta.
-Planeta Tierra. -responde Chick- el tercero del sistema solar, contando de adentro para afuera... creo.
-A sí, la Tierra: Beethoven, Shakespeare, Superman ...¿Y Walt Disney? ¿Sigue congelado?
-Hace mucho que no sé de él -responde Chick bruscamente- Oiga ¿Qué espera para soltarnos?
-Más despacio señor -habla calmoso el policía- No sé si sabe que hace unos meses encontramos cuán útiles pueden ser los esclavos. Por ejemplo, ahora tenemos una extraña epidemia que está acabando con nuestras ratas y el gobierno necesita esclavos para experimentar en ellos un medicamento eficaz que las salve.
La señora del zorro se desmaya mientras el animal levanta las orejas. El policía aclara que no es seguro que los dediquen a experimentos. Primero serán llevados al recién inaugurado mercado de esclavos para ser subastados.
-Quizás solo les toque cuidar niños o los compre el ayuntamiento para construir un mausoleo a la Rata Desconocida -la del zorro volvió a desmayarse- hasta luego y que tengan suerte.
En menos tiempo del que necesita Chick para desnudarse son llevados al mercado de esclavos de la ciudad. Allí la puja se concentró entre el Centro de Investigaciones del gobierno y el ayuntamiento de la ciudad. Sin embargo, cuando todo parecía indicar que nadie desafiaría la última y descomunal oferta del Centro de Investigaciones, resuena una poderosa voz en la plaza duplicando el precio. Los terrílocas (incluido el pequeño alien) suspiran aliviados ...
.........
Luego de haber sido comprados en la subasta como esclavos Chick y sus compañeros de viaje han sido conducidos al sótano de una gran mansión. Se abre una puerta y entra una mujer regordeta y sin dientes.
-Prepárense -dice- mi Señor está impaciente por empezar.
-¿Empezar a qué? -pregunta Chick.
-¿Es que no saben que mi señor es el Gran Lamo Ronga?
-¿Y eso qué significa?
La criada cuenta entonces que su amo es considerado la mayor amenaza sexual del planeta. Durante años ha aterrorizado a todo ser viviente de los alrededores. De ahí que su médico le aconsejara comprar esclavos para satisfacer sus deseos. Histeria terrícola. La criada espera a que amainen los gritos:
-Falta que sepan una cosa. El primero que sea penetrado con toda seguridad morirá. Luego, cuando termine com los demás, los dejará en libertad.
Todos los ojos se dirigen al capitán de la nave. Él es el único culpable de que estén allí.
-No se precipiten -explica el capitán- ¿Qué harán cuando salgan? Sólo yo sabría como sacarlos de aquí. Sugiero que se ofrezca en primer lugar el mejor de todos nosotros, alguien que siempre ha estado dispuesto a ofrecer su vida por los demás. Si señores, por supuesto que me refiero a Chick Ferrari.
Chick no sabe qué decir. Lo abruma la admiración con que todos lo observan. La azafata con la que ha estado liado sentimentalmente las últimas 5 horas le pide:
-Sí Chick, nadie como tú para ese sacrificio. Ve, no temas, siempre te recordaré...
Como si obedecieran una orden secreta, decenas de gargantas terrícolas gritan a coro :
-¡Sí Chick, siempre te recordaremos!
El pequeño alien se le aproxima y mientras un lágrima suya corroe el piso dice:
-Ánimo Chick. Tu sacrificio no será en vano.
Incluso su perra Mercedes lo empuja con el hocico hasta la puerta que se abre. Por ella (la puerta, no la perra) se asoman un par de guardias armados.
-Estoy listo -anuncia a los guardias y lanza una última mirada hacia sus compañeros de viaje. Los guardias lo sujetan por los brazos y antes que la puerta se cierre escucha una voz que dice:
-Yo siempre le vi cara de maricón.
Chick lanza un suspiro y flanqueado por los guardias camina con paso seguro hacia donde lo espera El Gran Lamo Ronga.

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