miércoles, 11 de septiembre de 2013

Miami y yo

Hace unos meses una conocida publicación de Miami me pidió que les escribiera una columna costumbrista sobre la ciudad. Ya se sabe, algo ligero y divertido. Ni penetrante ni minucioso pues a esa ciudad sólo voy de vacaciones y mis impresiones sobre ella no son mucho más profundas que una postal. Más que sobre Miami sería una serie sobre la idea que representa, una de la caricatura de la caricatura que ya es en la mente de los que se sienten un poco más civilizados por mostrar un mohín de desprecio al escuchar su nombre. El caso es que a los editores de la publicación les gustó pero nunca se decidieron a publicar ninguno de los tres artículos* que constituían el inicio de la serie. Pasados los meses pensé que ya llevaban suficiente tiempo acumulando polvo virtual en la memoria de mi computadora y los envié a Diario de Cuba donde han sido publicados en semanas sucesivas. Fue entonces que entendí la reticencia de la publicación miamense a imprimirlos. Su dependencia de los anunciantes le sugiere una cautela de la que puede prescindir Diario de Cuba y por lo visto  conocen a sus lectores mucho mejor que yo. La reacción ante mis artículos, a juzgar por el promedio y la intensidad de los comentarios es un tanto desmesurada pero sobre todo errónea. El mismo error que puede hacer a alguien incapaz de distinguir un retrato de una caricatura.

En lugar de los textos ligeros y retorcidamente cariñosos que pretendía ofrecer la serie ha sido vista por la mayoría de los comentaristas –y espero que no de los lectores- como un ataque en toda regla a la ciudad. Y así reaccionan en dependencia de su propia relación sentimental con la ciudad ya sea regañándome o insultándome si viven en ella -supongo que a gusto- o jaleándome y declarándome campeón de supuestas verdades que el mundo necesita oír si viven en otro sitio. En lo que coinciden todos es que, merecido o no, yo había querido hacer de Miami el objeto de mi desprecio**. No trataré de contradecir una convicción tan firme diciendo que he viajado a esa ciudad más que a ninguna otra porque bien pudieran pensar que con ello intento satisfacer mi masoquismo. Al fin y al cabo siempre digo que para mí Miami es la Patria aunque como buen patriota al fin uno debe tener el cuidado de vivir lejos de ella.

Y no es broma. Miami –reconozcámoslo- es, al menos en su aspecto material, bastante más cubana que La Habana, una ciudad construida en su mayor y mejor parte por arquitectos españoles y norteamericanos o de nativos dominados por el gusto de aquellas civilizaciones tan distintas entre sí. Los habitantes de La Habana deambulan entre las ruinas de aquella ciudad con el mismo orgullo pero al mismo tiempo con la misma extrañeza que los romanos por la suya y supongo que por las mismas razones: en todo sentido están más lejos de los que la erigieron que los que la invadieron después en oleadas sucesivas. Ha sido en aquella esquina de la Florida donde los cubanos hemos armado una ciudad al gusto de cada uno de nosotros multiplicado –casi- al infinito. Ya si luego queremos pensar que Nueva York, Viena o París están más cerca de nuestra sensibilidad colectiva se trataría de una aberración puede que simpática pero no por eso aceptable. Es demasiado complicado –por poner un ejemplo- erigir una ciudad de peatones allí donde casi todos identifican como signo elemental de la prosperidad la posesión de un carro.

Digo con esto que quiero a Miami como se debe querer a cualquier patria: con la misma dosis de ternura que de resignación que debemos dedicar a todo lo que nos pertenece por alguna suerte de fatalidad. Y que, querámoslo reconocer o no, las carencias que creemos descubrir en Miami son una parte más bien pequeña de las muchas que padecemos como nación. Que, nos guste o no, Miami –y me refiero, por supuesto al pedazo de ciudad habitado en su mayoría por cubanos- es lo que los cubanos hemos conseguido construir en cuanto nos dejan solos.Y lo que salió fue Miami: lo raro es que hubiésemos reinventado Nueva York, París, Viena o incluso La Habana.

Dicho lo anterior sólo me falta añadir que si algo explica mi “atrevimiento” con esta serie era mi pretensión de tratar a la ciudad y a lo que encarna como parte del tejido nacional con el desenfado que se merecen las relaciones adultas. Al margen de mi evidente falta de talento si no lo he conseguido con todos mis lectores es porque, sospecho, no hay mayor ofensa para alguien que se resiste a crecer, a asumir responsabilidades, que se le trate como a un adulto. O lo que es lo mismo: nada más insultante para alguien que trata de convencernos de su importancia con gesto grave que lo tratemos como lo que somos todos los humanos, como seres perfectamente risibles. Esa es la razón por la que no hay mayor síntoma de madurez y confianza que estar dispuestos a reírnos de nosotros mismos. Ya lo dijo Hobbes, el filósofo: "La risa no es más que la gloria que nace de nuestra superioridad". Y lo completa el Pible, un magnífico humorista afincado en Miami: “La gente que no se ríe no es gente seria”.       




*Las tres partes de la serie son: Injusticia: ¡tiembla!, 20 minutos y Silicone City

**Algún guasón ha atribuido mi supuesto odio a Miami al hecho de que los miamenses no compran mis libros. Más bien lo que sucede es lo contrario: Miami es una de las pocas ciudades donde mis libros se venden a un nivel decente. Si fuera por falta de compradores mi odio debería enfocarse en el resto del mundo.    

18 comentarios:

Jorge Ignacio Domínguez dijo...

Me recuerdas una conferencia de Luis Aguilar León a la que asistí en Miami hace casi veinte años. A Lundi le habían pedido que hablara de "Por qué pudo ser destruida la República" o algo así... Lundi se pasó una hora y media explicando, con su lucidez y su humor inigualables, los vientos republicanos que trajeron la tempestad del 59. Al final, todas las preguntas que le hacían era sobre por qué él, que habitualmente ponderaba las virtudes y las glorias cubanas, había hablado tanto esa noche sobre nuestros defectos. Lundi les explicó que era para hablar de defectos que lo habían invitado. Un señor evidentemente conmocionado, le pidió entonces que dedicara unos minutos a hablar de las virtudes de la República. Lundi, como quien le canta una canción de cuna a un niño que llora de sueño sin poder dormirse, dedicó quince minutos a hablar de los mejores momentos de nuestra historia republicana. Hubo aplausos al final, y comentarios doblemente elogiosos en el Versailles seguramente. Unos días después, Lundi me resumió el asunto con una frase que no voy a olvidar: "¿Qué podía decirles, que éramos un pueblo de seis millones de genios que cada cuatro años se ponían de acuerdo para elegir a un idiota o a un ladrón como presidente?"

Tersites

Miguel Iturralde dijo...

Ni modo, Enrique, así somos. Por esa razón puse el comentario de "tanto tiempo en la malojilla y todavía no conoces la yerba de Guinea" bajo un post anterior de esta serie sobre Miami. ¿Aún te extrañan las reacciones? Por algo la "conocida publicación de Miami" no te publicó los artículos.

Y muy acertada la anécdota del amigo Tersites. Nos la comemos cruda y sin sal, sin embargo, siempre nos han mangoneado como pueblo -adentro y afuera- una partida de atorrantes, con sus contadas excepciones. Saludos.

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja, asi es mi amigo. Tu tranquilo.

Enrisco dijo...

no me extrañan las reacciones. las proporciones si me parecen un poco extremas. como si nadie se enterara de nada.

Armando Tejuca dijo...

También debes, creo yo, tomar como válida la opción de que hay una pila de jodedores y tu tomándolos como serios comentaristas eh. Humor con humor se paga.

Anónimo dijo...

ay pero que hacer con este tipo..........nooooo, un carro no es signo de prosperidad para los mayamenses chico, es que Miami , que hace 80 anos no existia, crecio y se fundo con los conceptos del urbanismo modern, el cual result un fracas, ese que dijo una vez: en una ciudad aqui se duerme y aqui se trabaja y aqui te diviertes, creando grandes areas separadas de funciones con el sub product de los movimientos pendulares (trafico pa aqui trafico pa alla)
paris , roma, la Habana (?) viena, etc tienen sus Miamis, tienen sus grandes areas de urbanismo modern e inhumano, solo que, cuando este urbanismo hizo sus estragos, estas ciudades ya existian y tenian sus grandes redes y centros tradicionales, con lo cual el cancer modern esta en sus periferias
en Miami el cancer modern fue la semilla y por eso todavia hoy, aunque exista un south beach, un coral gables , un brickell o un south Miami caminables, tenemos que manejar tanto y obviamente no queremos hacerlo en cacharros viejos que se rompen cada 5 millas.
Habra quien se sienta major con un carraso y Habra quien juzgue por el carrazo, como se juzga hoy en la bella Habana por el t-shirt de aeropostale y el cellular, por cierto, casi siempre llegados y/o recargados desde Miami. un abrazo. portate bien

Anónimo dijo...


1. El autor desconoce que hay personas en Miami que no saben, ni les interesa ademas, donde esta Cuba. (Afirmacion basada en experiencia personal).
2 Que la silicona no tiene la mas minima relacion con la cubanidad de Miami; mas bien tiene que ver con el exodo causado por las guerrillas y por Hugo Chavez.
3. Empezamos las clases en Agosto para disfrutar del verano mejor; antes de que lleguen las hordas de turistas.
4. Su opinion esta tan atrasada y estereotipada como la de Los viejitos del Versailles y Los esiuvis.
5. El autor necesita visitar mas cubanos en Miami, sobre todo NO relacionarse con cubanos de su generacion. y por ultimo el autor Necesita dejar de buscar arte de Miami en la calle 8; y tomar un camino de mejoramiento espiritual; Coleccion CIFO, Rosa de la Cruz, Margollis Collection, Rubell Art collection, Design District. Creo que solo asi se iria con una idea de Miami.

Anónimo dijo...

A mi me parecio excelente la serie, aunque es evidente que no todo el mundo esta preparado para el tipo de humor inteligente mas riesgoso ( el que bordea la ironia, el sarcasmo y la satira sobre lo que llamamos en Miami "cubanidad"). Coincido con Tejuca en lo que te apunta y para muestra un botón: Anónimo - 9 Sep 2013 - 4:46 pm.
La economia de Miami se esta diversificando de forma creadora. Mientras tanto, yo espero ansiosamente que comienzen los aumentos de pene, para coger el que me esta tocando desde hace rato.
Este no tiene ningun complejo en definirse como pichicorto, quizas, porque nadie mas que el sabe que lo escribio. En fin, que no hay que tomarse tan en serio los comentarios, a menos ( que no es para nada tu caso espero ) se crea uno un Eduardo del Llano ante un simple "no me gustó" tu pelicula de parte de OLPL. Saludos

Anónimo dijo...

Me mudé a Miami hace 4 años. Viví en Laguna Beach, CA y sigo viviendo en México por períodos cortos. Miami no es muy diferente al sur de California en términos urbanísticos. Miami es un crisol de cubanos, desde el snob que vive en Sunny Isles hasta el "inventor" que se las sabe todas en Hialeah, desde la dama encopetada que desayuna en el Versailles hasta el hijito de papá recién llegado que se compra restaurantes en Miami Beach, desde el artísta y escritor que lucha por salir adelante hasta la enfermera que revalida su título y compra su primera casa. Generaciones diversas de cubanos, todos diferentes pero con algo en común: Cuba y esa capacidad aparentemente intrínseca de tomar cualquier comentario como una ofensa personal. Pero recuerden, Ustedes pueden reproducir en Miami cualquier modo de vida anterior o deseado. Lo demás, como decía el buen Alvárez Gudes, es comermierda. Saludos, O. Sixto.

el fume dijo...

Uno puede tener malentendidos con la persona con la que ha convivido durante muchos años así que tener malentendidos con gente desconocida que quizás vivan a miles de kilómetros de distancia no debiera sorprender. Lo peculiar de estas malas interpretaciones en los comentarios de un sitio popular en internet es que pueden crecer como las bolas de nieve rodando loma abajo, salen malentendidos alrededor del malentendido del malentendido. Cuando leí tus columnas en DDC fue como verte jugar fútbol en lo alto de los Alpes, la avalancha venía que se despetroncaba. Y no es que hayas escrito de una forma oscura o difícil pero es que la burla al cliché (que ya en sí es una burla) o el cuero basado en la confianza del cariño son formas de expresarse muy aptas para la interpretación equivocada.
Haz la prueba de darle cuero público, inocente y cariñoso, a un querido amigo en una fiesta. Si en el lugar hay otros amigos del socio que no te conocen, que no saben qué tipo de relación te une a él, probablemente le caerás mal a alguno que otro. (Y probablemete le caerás bien a algún enemigo del socio que se haya colado en la fiesta.) Para mí no hubo dudas sobre tus intensiones con las columnas pero este entendimiento no creo que era basado en una inteligencia o sensibilidad mayor que nadie sino más bien en el tiempo que llevo leyéndote.
En fin, lo que quiero decir con esta cháchara es que, por su forma, los textos se prestaban para el malentendido, sobre todo para los que no te conocen lo suficiente. Después las reacciones son las típicas de internet, en este caso salpicadas con algunos rasgos de la idiosincracia cubana como la exageración y la falta de reflexión.

Enrisco dijo...

Fume: uno de los mejores humoristas norteamericanos Dave Barry vive y trabaja en Miami. el dice horrores de Miami y de otras ciudades en todo el mundo. de Nueva York, Paris o Londres dice horores pero lo curioso es que las reacciones mas viscerales vienen siempre de algun pueblito de Dakota del Norte o cualquier otro lugar poco acostumbrado a verse en la prensa. puede que me equivoque pero siento que he tocado una zona muy sensible del complejo cubano. y no es que me molesten las criticas. me daba mas pena si acaso con los que me felicitaban por darle a Miami "lo que se merecia", como si se pensaran que son una especie distinta y superior al cubano radicado en Miami. si, me merezco ser mal entendido pero lo que digo es que mas alla de si fui bien o mal entendido, si gusto o no la serie todo esto confirma que los cubanos (y esta es una generalizacion como todas, injusta) tenemos una relacion muy incomoda con nuestro ser, vivamos donde vivamos. y me rectifico y ya paso a otro tema: ultimamente noto a los que viven en Cuba mas comodos con esa circunstancia y no se en que medida atribuirlo a una mejoria en las condiciones de vida y en cual a simple empacho nacionalista.

Total dijo...

Cierto, los actuales habitantes de La Habana tienen muy poco que ver con La Habana que fue, y esa Habana es solamente memoria y ruina. Gracias, Fidel, o mejor dicho, fidelistas. Y efectivamente, hubo mucho españolismo, demasiado. Si no se hubiera comido tanta mierda con los españoles tras la guerra (incluyendo permitir que un gallego ex-soldado de Weyler se estableciera en Cuba, un tal Angel Castro), las cosas hubieran ido mucho mejor. Total, miren la moneda con la que España ha pagado--la misma moneda con la que está "pagando" a Oswaldo Payá y sus familiares.

Anónimo dijo...

Nestro ghetto es amarmgo pero es nuestro ghetto, como dijo Marti. Y Miami es eso, nuestro ghetto.

"Miami es para pasearla, no para vivirla. Demasiado etnica." Que.... Eso lo dice una amiga de mas arriba que Mayari Arriba que ahora vivi en New York. Le zumba. Vueltas que da la vida, aqui afuera orientales nos damos el lujo de despreciar la Habana en el exilio. Y despreciarla de verdad, porque Miami es cara y paga mal y hay que estar loco para ir a vivir alla solamente por el flan y la vaca frita.

A mi me encanta Miami, mejor dicho, ir a comer y comer y comer y comer a Miami. Los pastelitos de guayabas, los ebenezer, esos pasteles de guayaba con la masa como de pastel de boda (a los orientales nos encanta ese), el dulce de leche, los aguatones gigantes, los zapotes que venden en cada esquina gigantes tambien, los anones, el cafe con leche. Las hayacas. Todo, lo que se te ocurra lo encuentras en Miami, ahi esta. La Cuba que debia de ser.

Y otra cosa que tiene Miami es que hay una pila, pero una pila de gente linda. Hombres buenotes y mujeres preciosas. El eye candy esta para botar en Miami.

Cada ciudad tiene su magia y la de Miami es esa. La comida y la belleza del personal.

El cubaneo ...que rico..., pero tres dias nada mas. Choca un poquito. Pero nada, asi son los gehttos sea cual sea la nacionalidad.

Otra observacion, pareciera que los orientales no emigramos para Miami, todo el mundo habla con el cantaito de los habaneros. Que sera?

Mercedes

Luis Gomez dijo...

Enrisco creo que fuiste mal entendido porque por lo general el cubano no entiende de ironias y mucho menos de humor inteligente. No somos dado al ejercicio de la meditacion y la practica del pensamiento, somos mas pasionales que pensadores. Digo generalmente porque siempre hay una minoria excepcional que confirma la regla. Miami genera muchas pasiones, sentimientos encontrados. Miami es la ciudad que construyeron los cubanos con esfuerzo y trabajo, es tambien la gusanera o la mafia, es la pacotilla ( si la del apartamento en la playa, el Mercedes Benz, la Internet, y la rubia de 18 en el auto), es la ciudad de las ayudas gubernamentales, la ciudad de los que viven del cuento, la ciudad de la frivolidad (de la silicona, los cuerpos esculturales con poca materia gris), es la ciudad quizas mas nombrada en Latinoamerica y por ende la mas envidiada, es el paraiso para los que viven en el norte, es la ciudad odiada por muchos americanos porque casi no se habla en ingles y gobernada por latinos (mayormente cubanos). En ella conviven el exilio historico (a veces histerico tambien) y las nuevas olas que ya no se consideran exiliados. Personas con ideales y metas personales y colectivas y personas con metas materiales, pero sin ideales. En fin, Miami es un poco la imagen de lo que pudiera ser una Cuba sin dictadura; asi incomprensible e incomprendida,amada y odiada; dicho en criollo algo asi como un gallinero al que todos critican pero en el que todos quieren estar, aunque sea de vacaciones. Asi somos de irracionales los seres humanos, en especial los cubanos.

Anónimo dijo...

Enrisco, el articulo no estaba mal, lo que era imperdonable era que criticaras a los miamenses que se tardaran en llevarte a los lugares que querias. Eso solo tiene una explicacion: no sabes manejar, y, para colmo, blasfemas a tus resignados choferes. Siempre existe la opcion de llamar un taxi, son mas caros pero suelen ser mas puntualues.

Néstor Aragón dijo...

Y ya se acabo la serie? Eso si que no te lo perdono.
Para entenderla y disfrutarla se necesita:
1- Vivir fuera de Miami
2- Haber visitado la ciudad un par de veces
3- Tener sentido del humor.

Nosotros la hemos disfrutado muchisimo. Gracias!!

Total dijo...

Razones hay para que los cubanos tengan una relación incómoda con su ser, pues como pueblo metieron la pata por lo menos hasta el cuello, y ese "bulto" no lo brinca un chivo. Yo, simplemente por razones cronológicas, nada tuve que ver con el suicidio colectivo, o lo que se le quiera llamar, pero eso no me ha librado de una considerable sensación de bochorno, y a veces de asco--y entre lo que más me abochorna están los cubanos que no sienten bochorno alguno. Todo el mundo comete errores; todos los países han metido la pata, pero no todos se han cortado la cabeza porque no les gustaba su nariz. Y todavía hay gente por ahí, y bastante, culpando al totí--el muy conveniente totí barbudo.

Anónimo dijo...

Oyieeee pero tumben esto ya que no da pa mas. Le han echao mas soya a esta serie que a aquel picadillo del que no quiero acordarme. Una serie de 3 articulos de humor ligero, bueno, inteligente y desenfadado ha dado pie a consideraciones filosoficas, antropologicas, sociologicas, metatrancologicas, chovinistologicas, anticubanologicas, sapingologicas y un largo etc.
Es como ver un comercial del Pibles en tv anunciando un producto para el crecimiento del cabello y tomarselo en serio y llamar al unochocientos.
Que razón tenia Marisela Verenas cuando le bajó la musa para componer su mas famosa canción. tu me entiendes? digo, tu me entiendes? o sea, tu me entiendes? quiero decir...tu me entiendes?