viernes, 21 de junio de 2013

Alejandro Frómeta: Sió

Es un hecho establecido que Alejandro Frómeta –una de las fuerzas creativas detrás del desaparecido proyecto Superávit- es uno de los compositores cubanos más sofisticados y originales de las últimas décadas. Sió, su última grabación, ha sido el más reciente modo de confirmar esta convicción, el mejor producto de una madurez musical rica y sabia. Dicho esto debo advertir que en Sió, donde Frómeta se hace acompañar por viejos compinches de 13 y 8 (la legendaria peña musical habanera de finales de la década del 80 y principios de la siguiente) como Boris Larramendi y de Superávit como Raúl Ciro o hasta por Pável Urquiza, productor entre tantos de la seminal antología “Habana Oculta” no se regodea del complaciente pero con frecuencia infecundo ejercicio de la nostalgia. Repite sí, los principales sellos que han marcado su carrera de compositor y arreglista, la combinación de su creatividad armónica con la astucia de sus letras pero consigue al mismo tiempo el gratificante efecto de la sorpresa. Lo acompañan en esta lujosa aventura la violonchelista Ivette Falcón, el trompetista Carlos Puig y Mirelys Morgan, Karolina Andrzejczak y Elena Rodríguez en los violines, Lucía de la Puente (clarinete), Iván Luzardo (guitarra), David García  y Jesús Mendoza (piano), Rubén Martínez (vibráfono y timpanis) y Emilio Veitía en la batería que contribuyen a crear una atmósfera exquisita y potente en cada una de las catorce surcos (¿es lícito hablar de surcos en plena era digital?) de esta producción.

Si esto puede decirse en general de “Sió” cada canción requiere atención aparte, tan personalizada y distinta como su concepción. Detenernos en “Instante feliz” con su aire vago de guajira estudiada y su idea cauta –por no decir desesperanzada- de la felicidad: “Tú llegaste a mí en aquél momento/ infinito y a la vez fugaz/ la imaginación y el pensamiento/ fueron como niños a jugar/ pero se detuvo el universo/ y me devolvió/ a la soledad”. O como en “Fue quién” en la que con la malicia conceptual y musical de un Leo Masliah se enfoca en la culpa como falso dilema. O ese “Aviso” de hálito sinfónico (incluida la voz castiza del GPS indicándote cuándo girar a la derecha) que nos sugiere que por medios distintos Frómeta podría ocupar un espacio similar al de Tom Zé en la música brasileña, el de renovador incómodo y deslumbrante. O la ironía que recorre todo el disco pero se adensa en “A nadie” donde con un estribillo de piel roja indignado se convoca a dar “muerte al hombre blanco/ muerte al hombre blanco/ muerte al hombre blanco/ con su maldad y su poder” para enseguida advertir que “a nadie hay que juzgar por su color de piel”. Pero si de estribillos se trata ninguno más actual que el de “Ya cambió” donde a ritmo de cha cha- rock la apelación sentimental adquiere ribetes políticos: “yo no te pido un cambio/ sólo que asumas que ya pasó”. Es “Sió” con su apelación al silencio mucho más sutil de lo que la agresividad del título sugiere. Como esa entrada que bajo el título de “Tacet” (indicación latina de silencio, otra manera de hacer callar a los músicos) nos recuerda que incluso el silencio, con su ilusa aspiración a la pureza, está relleno de ruidos.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que lindo ver este dos en uno, todo bien, un beso triple desde los miamis. Thanks

raúlciro dijo...

Hermano, un abrazo. Muchas gracias por todo y enhorabuena a Frómeta. Sólo por joder (ya sabes, a la segunda algo saco…), Emilio Veitía, también fue batería de Superávit mucho tiempo; hasta ha colaborado en otros trabajos de Frómeta (Tu Cantante Favorito) Mira tú, no tengo mucho más que decir; o sí: muy buena y útil tu reseña. Gracias. Ah, muy lindo el vídeo sobre tu blog y tu contrincante; tus intenciones de servicio público. Esos planos con la ciudad de fondo, son lo que son, muy similares sí…, impresionantes, también muy alusivos y nostálgicos de tu… parte. Otro abrazo.

humberto dijo...

creo que ale encontró un equilibrio aquí entre su pasado y su renovación actual. hay frescura, ironía, como también percibo cierta nostalgia (o tristeza contenida) decodificada a su manera. le agradezco que siga creando: ya hoy en día ese es un mérito gigante. lo demás es como dice litto nebbia: quien quiera oir, que oiga.

Anónimo dijo...

Gracias, Enrisco, por romper el hielo, por pronunciarte respecto a este disco; pienso que contiene verdaderas joyas. Y ya va siendo hora de abrir los oídos. A veces el sonido es mejor que el silencio. ¡Enhorabuena a Frómeta! Espero que su música llegue muy lejos.