jueves, 13 de junio de 2013

Precauciones

-¿Viste?

-¿Qué?

-Lo de la familia de Payá.

-Sí, que llegó a Miami.

-¿Te parece poco?

-¿Qué?

-Que traicionen la causa de su padre y esposo.

-¿Cómo?

-Huyéndole a la candela. Cogerle miedo a sacrificarse por su patria. Como hizo ese paladín de la libertad que se llamó Oswaldo Payá Sardiñas.

-¿Tú no decías hasta ayer que lo de Payá era un accidente? ¿Que el gobierno no podía estar interesado en matar a alguien tan insignificante?

-Sí, pero así y todo. Ellos deben ser fieles a la causa.

-¿Qué causa?

-La causa de esforzarse en que yo confíe en ellos.

-Total, si se quedaran en Cuba y se fueran muriendo uno a uno ibas a decir que son unos exagerados, que es evidente que el gobierno no tenía interés en que se murieran.

-Sí pero va y cuando muriera el último de los Payá en extrañas circunstancias podría cambiar de opinión…

-¿Qué tú considerarías “extrañas circunstancias”? ¿Que los fusilen?

-No necesariamente. Hay circunstancias en las que yo podría dudar de su carácter accidental.

-Si por ejemplo les cayera un saco de cemento desde un helicóptero...

-Es posible, aunque también hay mucha negligencia.

-O si aparecen ahorcados con las manos amarradas a la espalda.

-Bueno en ese caso no sé. Tú no te imaginas la cantidad de maromas que hace la gente en Cuba con tal de que les manden dinero.

-O por simple afán de protagonismo.

-Sí, claro. Lo que digo es que en caso de que toda la familia Payá muriera en circunstancias tan extrañas como las que hemos comentado yo empezaría a cambiar de idea –porque tampoco soy un fanático- y quizás hasta considerarlos como mártires del panteón patrio en contraste con todos los que siguen vivos que como tú sabes, son unos descarados. Mientras tanto no me queda otro remedio que considerarlos unos traidores.

-¿Traidores a qué?

-A la causa de la libertad cubana, al exilio -en especial a mí que tantas cosas esperaba de ellos- y al magnífico legado que dejó su padre.

-Pero ¿Tú no tenías sospechas incluso de que Payá fuera un agente del gobierno?

-Pero bueno, ahora que murió podemos considerar que quizás no lo sea o si lo es llevó su esfuerzo de cultivar su fachada hasta las últimas consecuencias.

-Entonces, aceptas que a Payá lo mató el gobierno.

-Es posible aunque quién sabe. No descarto la posibilidad de que siga vivo y todo no sea más que una gran maniobra de distracción para colarnos a su familia en Miami. Como el Caballo de Troya.

-¿Y qué función tendría este Caballo del Palacio de los Jugos?

-Destruir este sistema de sospecha universal que hemos desarrollado a lo largo de los años. Hacer que terminemos aceptando que no todo el que sigue en Cuba o viene de allá y no está preso o muerto es un agente de la seguridad ¿Te parece poco? Sobre todo con todo este entra y sale que se ha armado.

-Claro. Sería terrible. ¿Qué sería del exilio sin la pureza?


-El caos. Que te lo digo yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial, sencillamente genial, porque en clave de jodedera y de absurdo, en un diálogo corto y preciso, reflejas el pensamiento de una buena parte del exilio (aquí en Miami,al menos) y el drama que nos ha tocado de una u otra manera. Hay que quitarse el sombrero ante este post.