Ya sé que esas cosas no se dicen pero alguien tenía que hacerlo: ¡Feliz Navidad!
P.D.: Y junto conmigo Nat King Cole:
P.D.: Y junto conmigo Nat King Cole:
Blog personal y casi tan íntimo como una enfermedad venérea pensado también para liberar al pueblo cubano, aunque sea del aburrimiento. Contribuyentes: Enrisco (autor de “Obras encogidas” y “El Comandante ya tiene quien le escriba”), su alter ego, la joven promesa de más de cincuenta años, Enrique Del Risco. Espacio para compartir cosas, mías y ajenas, aunque prefiero que sean ajenas. Quedan invitados a hacer sus contribuciones, y si son en efectivo, pues mejor.
"En primer lugar las relaciones productivas dentro del Instituto son muy tensas. Al igual que en todos los demás frentes económicos de nuestro país, en la televisión cubana se vive una tensa situación productiva que determina en la calidad de su producto final, que en este caso son los programas que luego emite al aire. Las carestías, el bajo poder adquisitivo de los sueldos que se devengan, la indisciplina laboral, la falta de prestigio y liderazgo de la dirección, la desafortunada desproporción administrativo-artística, así como la desilusión y desmotivación de todos los elementos de su cadena son, por sólo mencionarlos de pasada, los culpables de la baja calidad televisiva.
Por otro lado, la erosión del papel y autonomía del director de programa de televisión, así como su subordinación a una infinita cadena de mando con variados puntos de vistas e intereses en toda su longitud provocan que su papel en la toma de decisiones se vea diluído con leyes, resoluciones, directivas y memorandums que ponen sus diversas facultades en manos de administrativos y dirigentes, logrando con ello un agudo resquebrajamiento de la principal unidad de esta cadena productiva, que es el equipo de cada programa.
Y claro está, el viejo dilema de la televisión con respecto al humor. El ICRT es un organismo que no está subordinado ni a Cultura ni a ningún otro ministerio. Las políticas, rumbos, proyecciones... todo lo que le concierne es sancionado en el Partido a nivel central. No estoy descubriendo nada, es un viejo axioma. Por lo tanto, las decisiones que se toman dentro del Instituto tratan de estar "a tono" con las campanas que "allá arriba" suenan. Muchas veces ese "tocado de oído" es el peor de los censores.
En mi larga experiencia con la televisión no sé cuántas veces me han querido engatuzar con los lemas temporales de "hablar sin tapujos" para luego "censurar sin miseria". Todo bajo el presupuesto de que "no está permitido". Tácitamente (cuando no te lo enfatizan con un gesto ambiguo señalando a las nubes) se sobre-entiende que los criterios de "se puede y no se puede" vienen de arriba. No importa el escalón en el que estés preguntando. Siempre la culpa es de más arriba. Una sola vez en 20 años un directivo asumió su responsabilidad frente a mí. Y era tan idiota lo que me estaba diciendo que llevo cinco años fuera del organismo.
He explicado todo esto para llegar al punto en el que, encomendándome a mis Dioses paganos, le dije que sí a Gloria Torres, que iría a su grabación. El 18 de este mes hemos grabado ese programa... Ya hay ruido... dicen que el verso que improvisa mi personaje, casi al final de la fiesta que simula el programa, está "fuerte"... Todo lo que dice Almendrita al final del programa, al recitar su despedida de año es:
El Año Nuevo está aquí,
el Viejo Año se fué...
Se gastó como un pirulí,
está cerrando como un cine 3D
Yo sé exactamente por qué me metí en esto y lo que podría suceder. Pero uno nunca se acostumbra."
Antonio Rodiles, Walfrido Lípez, Calixto Martínez y Kizzy Macias fueron brutalmente golpeados y ahora están en paradero desconocido. Estamos sitiados, todo el día con mitines. Ayer vino Arnaldo y su Talismán en persona, que manera de gritar Viva Fidel y Viva Raul, pronto tiene un viaje a Miami... Me han cortado la línea de teléfono, el concierto se dará pero cuando termine seguramente nos detengan a todos, que se corra la voz!!!!
Confirmo a los señores de Miami: Antonio Rodiles fue detenido x abusar de niños que jugaban en jornada deportiva. #Cuba #DDHHCuba2013
— Yohandry Fontana (@Yohandry8787) December 11, 2013
"Ahora me escribe Boris que tienen montado un fuerte cerco policial alrededor de la casa, son 18. Ayer pudieron escapárseles algunos y llegaron pero hoy es imposible, están deteniendo a todo el que intanta llegar, que se corra la voz"P.D. 1:
"Estan preparando mitin de repudio con niños de secundaria, Tienen puesto unos bafles a todo lo que da con musica de Silvio"P.D. 2:
"Ya ha comenzado el evento, solo que mucha gente no pudo llegar. De momento todo tranquilo"P.D. 3:
"Ya los del mitin se dejaron de sutilezas y estan poniendo regueton!"P.D. 4:
"Dice Boris que ahora estan con Buena Fe"Ya cayeron declaradamente en la tortura física.
me acaba de escribir P que su prima estaba en L y 23 y vio como se llevaban a las Damas de Blanco
ela le puso el telefono para que escuchara la bulla
dice que la gente esta revuelta
que hay mucha confusion
Raperos de #PuñosArriba protestan hoy en Inst.de la Musica x suspension de su actividad #DDHHCuba2013
los raperos anclados en el instituto de la música por la suspensión del concierto dicen que o salen con su concierto o presos
#DDHHCuba2013 via Calixto Martinez varias damas de blanco detenidas en 4ta unidad Cerro
Detenidos artistas visuales Maldito Menendez y Otari Silva invitados a #DDHHCuba2013 @EstadodeSats se los acaban de llevar en patrullero
#DDHHCuba2013 Comienzan a montar nuevamente tarimas y audio frente @EstadodeSats otra dia de pachanga ridicula y venas inflamadas
Detenidos Antonio Rodiles (@AGRodiles) y Ailer González (@ailermaria), de @EstadodeSats | #Cuba http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1386779864_6300.html … #DDHHCuba2013
Pregunta: ¿Crees que el escritor, en tanto figura pública tiene responsabilidad social?
Respuesta: En una sociedad “normal” (recordemos que la autocracia sigue siendo la norma en este mundo) con instituciones democráticas, prensa independiente, etc., el único deber del escritor es escribir bien. (Entiéndase escribir bien no como escribir bonito sino como una escritura relevante, subversiva en algún sentido con respecto al lenguaje y el resto de las convenciones sociales). Intervenir o no en la esfera cívica es su opción de la que hace uso con toda la libertad que le sea posible, como cualquier otro ciudadano.
En cambio en una dictadura las instituciones que mencionaba antes no existen y un escritor antes de publicar la primera letra debe preguntarse cómo es que a su gremio –me refiero al de la creación artística en general- es al único al que dejan expresarse con alguna libertad, aunque sea para referir sus miedos infantiles. Y la respuesta no es que las dictaduras tienen una especial debilidad por tu talento para contar cómo te orinabas en la cama. La única respuesta honesta es reconocer que eres víctima de un chantaje para silenciar a todo un pueblo. O lo aceptas o te resistes.
Las opciones –por supuesto- no son fáciles porque ya conocemos todos los recursos de que dispone el poder si te le resistes (entre ellos el tiempo que es el recurso más disuasorio de que dispone: una buena dictadura es lo más parecido a la eternidad que podemos producir los humanos). Por otro lado la vergüenza de aceptar algo en lo que no crees suele provocar daños irreparables incluso en la capacidad creativa algo que tanto depende de la autoestima porque no hay que olvidar que todo creador al menos en el momento de la creación debe pensarse como alguna variante de dios. En cualquier caso la de la rendición- resistencia es una disyuntiva perversa que debe enfocarse con mucho cuidado cuando se está en esa situación y mucha humildad cuando se le juzga desde afuera. Hay que pensar que las denuncias, aunque necesarias en el plano cívico, tienen escasa vida literaria pero aún así entre el panfleto y el colaboracionismo hay todavía bastante espacio para crear. Exigir deberes fuera del de escribir bien se parece mucho a la exigencia de respaldo por parte de las dictaduras. Ninguna respuesta es fácil a excepción del oportunismo de llamarse apolítico cuando el poder atropella y luego darle todo tu apoyo cuando te lo pide.
"no fue blog ["Mala Letra" que ella lleva desde hace años] lo que hizo a los compañeros que “me atienden”, “profilactarme” ayer por la mañana. . Fue el consejo –y la advertencia—de no participar en el Estado de SATS programado los días 10 y 11. Fueron enfáticos: No permitiremos la actividad. De nada sirvieron los argumentos de que prohibirla le daría más visibilidad, con las consecuencias que se derivan de descargar el poder de la Seguridad del Estado sobre un grupo de personas que por reunirse no van a derrocar al gobierno. Les recordé la verdad que expresara Esteban Morales cuando dijo que el cáncer que daría al traste con el gobierno sería la corrupción y no la disidencia. Fue una conversación civilizada pues creo en el diálogo y no en la confrontación; sí les dejé claro mi interés como ciudadana y activista en la ratificación de los Pactos de la ONU. No sé si me creyeron cuando les aseguré que lo hago gratis. Por parte de ellos hubo respeto, pero también un mensaje muy claro: Si vas, te detenemos"
"Contra la Revolución, nada... o te ahogas"Es que la corriente es muy fuerte.
“el éxito de esa película entre nosotros no fue tanto la trama más bien confusa, sino los personajes y sobre todo su modo de hablar. Hablaban desde una gracia anterior a nuestra vida conocida pero con la que nos conectábamos sin mucho esfuerzo. Como quien recupera su lengua materna después de que la creía olvidada. Cuando estrenaron la película, el audio era horrible y nadie le prestó mucha atención, pero luego, al reponerse una y otra vez con un sonido algo más decente buena parte de sus bocadillos pasaron de inmediato a ser la principal referencia cultural de mi generación. En la cúspide de su gloria no era difícil encontrarse en cualquier parte a un par de adolescentes que en lugar de conversar reprodujesen el guión de la película escena a escena, frase a frase”
Vampiros era una serie (1967) que hacía para El Sable, suplemento de Juventud Rebelde y que, de pronto un día, en las palabras de los funcionarios de entonces: FUNCIONARIO: (CON VOZ ENGOLADA) No es el tipo de humor que queremos para nuestra juventud…
Chirrín chirrán, se dejó de publicar en el 69. (Eso incluyó Verdugos y Piojos). Luego, cuando empecé en el ICAIC en el 75, seguí haciendo los vampiros, verdugos y piojos para Filminutos y nadie dijo ni pi.Pero bien, seguimos con la peli.
Hice el guión dibujado en 18 días, trabajando sin descanso para que lo llevaran al coproductor principal el día tal. Mi esposa Berta me peleaba, que eso era un disparate, que no podía ser, que me iba a morir y el ICAIC seguiría igual. Me daban fiebres por las noches. Durante días me quedó un tic muscular en el dedo pulgar de la mano derecha, pero entregué poco antes de fecha.
Luego, el ICAIC se demoró 21 días de más en fotocopiar el guión dibujado y mandarlo al alemán.
Un avance en colores de lo que sería la producción de Vampiros…
Desde el principio dio guerra esa película. Se realizó en una época que coincidió con que los jefes de Animación querían implantar un horario de fábrica en el estudio, y se sucedían peleas sobre la hora de los llamados de edición, etc. También se metían con el tamaño de los dibujos y la cantidad de colores que yo les ponía, cosa que me revolvía histérico. Aparte de la presión de la fecha de entrega, todo esa arbitrariedad colateral crispaba los nervios, te desgastaba en fajarte con ignorantes. Además, varios de los animadores de más experiencia se fueron del estudio, por distintas razones, o para el Yuma. Hice la animación con gente que prácticamente empezaba, como Mario García-Montes, que me ayudó mucho con su entusiasmo. Los funcionarios que firmaron el contrato, llamaban de vez en cuando porque la fecha de entrega era sagrada y esto y lo otro… pues, horror, descontarían dineros si fallábamos. Eso ponía a los jefecitos al borde de la diarrea y daban brinquitos detrás de nuestras mesas de trabajo.
Dijeron que pagarían a destajo y luego no pagaron. Todo encantador. Además, nosotros estábamos acostumbrados a trabajar sin presiones y ahora los cochinos coproductores capitalistas nos bajaban velocidades con el almanaque.
Tengo que reconocer que no todo fue horrible, nos divertimos muchísimo grabando las voces con los geniales Frank González, Manuel Marín, Irela Bravo, Carlos González, la Guillot... fue un privilegio trabajar con ellos. El músico Rembert Egües se pasó con la música y cuando grabamos con Sandoval, el tipo se metía en el papel. Trajo tres trompetas y, para la escena de la bañadera, puso un cubo de agua y la metió y sopló muerto de risa. Por ese lado, gozamos la película.
Ya casi terminada, cerca de la fecha de entrega a los cerdos coproductores capitalistas, se vio que la película tenía flicker en la mayoría de los planos. Eso es que la imagen parpadea (sin motivo) por momentos.
Seguíamos filmando con todas las revisiones, chequeos, precauciones, y con el manual en la mano… y volvía el flicker. A punto de pensar que eso era una cosa del Más Allá o falta de profesionalismo de los camarógrafos (que se pusieron histéricos), se descubrió que unos tipos que hacían rejas (en aquella época de forma clandestina), se enganchaban al tendido eléctrico de Cubanacán para robar la corriente. Cada vez que soldaban, bajaba el voltaje de las luces en nuestras cámaras.
Al final tuvimos que volver a filmar como el 60% de los planos en horas recontra-extras.
Pero ahí no paró la cosa. Como no era una película para niños, la Santa Inquisición fue contra ella. (Se suponía que el estudio de Animación hiciera solo películas para niños. Los Filminutos eran una excepción, pues se vendían muy bien. Después de Vampiros… ya se pudieron hacer más). Querían que yo hiciera dos versiones: una como está, y otra, muy descafeinada, para los cubanos.
Dije que hacía una sola película, si los extranjeros podían ver tetas animadas, también los cubanos, por lo tanto: más líos con los jefes. Quedamos que la película tendría una sola versión, pero que se archivaría para Cuba durante un tiempo indefinido. (Yo pensé: qué emoción, tigre, el primer animado archivado del cine cubano.) Mientras sucedían las discusiones, los coproductores opinaron que la peli estaba bien, y entonces, como iban a pagar (alivio), hubo una última reunión final para ver el destino del proyecto.
Aunque no era lo que esperaban de mi trabajo, aunque había sido un experimento fallido, aunque los había decepcionado, (como no había hecho caso a sus atinadas orientaciones), había salido una película demasiado vernácula, vulgar, y en una clave cubana tan cerrada que nadie la iba a entender fuera de Centro Habana. Y bueno, para no tirar a la basura tanto esfuerzo, los jefes opinaron que no la iban a archivar, pero que la pondrían para mayores de 12 años y en cines de barrio. Para joder hasta el último momento, ordenaron quitar la palabra posada (en la escena en que Pepe y Lola entran a la posada, Lola decía: -¡Coño, Pepe, chico, esto es una posada!) porque no se entendía fuera de Cuba. Yo dije que no le quitaba nada (para negociar, había quitado dos “malas palabras” de Smiley: mierda babosa, y otra que no me acuerdo y de lo que me arrepiento hasta ahora) pero alguien, sin yo saberlo, cortó el sonido y lo sustituyó por otro diálogo (-¡Ay Pepe, mira que tú me haces sufrir!). Esa tarde, el equipo citado a la reunión fuimos a emborracharnos, como fracasados que éramos y porque ya habíamos salido de la maldita película. Recuerdo agradecido el esfuerzo constante de Mayito, Adalberto Hernández, Pepe Reyes, Rosa María Carreras, Modesto García (Modesto hizo acuarelas para los fondos de la película sobre el reverso de unas cartulinas, buenísimas, que eran carteles en portugués con la cara de Agostinho Neto. Las habían tirado a la basura porque al mapa de Angola, que aparecía detrás de Neto, le faltaba Cabinda) y muchos otros compañeros para entregar el trabajo en tiempo y forma (como dicen los funcionarios) y porque creían en la película. Tratando de que pasara desapercibida a la Santa Inquisición, que gateara por debajo de la mesa, fue la única película del ICAIC que salió directo a los cines sin la clásica conferencia de prensa previa, ni premiere ni nada. (De todas maneras, rompió récord de taquilla en la primera semana de exhibición en La Habana). De la coproducción, por nuestro abnegado trabajo durante casi dos años, obtuvimos una fotocopiadora para el estudio.
El diálogo no tengo que inventármelo, ya ha ocurrido en varias ocasiones y el resultado es francamente desalentador. Te confieso una vieja sospecha que tengo: los escritores adictos al régimen cubano no existen. Pueden apoyarlo por conveniencia personal o porque relacionan su adhesión a algún tipo de estabilidad emocional que necesiten pero hasta ahora no he encontrado ninguno que crea realmente que el régimen que apoyan funciona. Un escritor adicto a un régimen como el cubano es una imposibilidad teórica y según mi experiencia, también una imposibilidad práctica. Cuando me he encontrado uno de estos personajes se puede hablar de cualquier cosa excepto de la situación cubana. Llegado a ese punto sólo pueden hilar unas cuantas consignas. Eso es en público. Una vez que pasan a un plano más privado, en caso que tal cosa suceda, te pasan el brazo por arriba, tratando de convencerte de dos cosas: que los invites a tomarse una cerveza y de que nada de lo que han dicho en público hay que tomárselo totalmente en serio. Después de un par de cervezas vuelve el tema político pero esta vez en la forma de algún ataque personal, como para sentirse ellos mismos libres de la culpa de haberle aceptado una cerveza al enemigo. Es un patrón casi matemático. Me lo explico pensando que un régimen decrépito como el cubano, incapacitado de producir nuevas ideas o aún de dejarlas producir aunque le sean favorables sólo permite la reproducción de consignas. Los escritores que apoyan al régimen tienen muy poco juego y su contribución se reduce a añadir comas y adjetivos, crear epítetos contra el enemigo pero siempre atentos a los caprichosos cambios de humor y de consignas del caudillo. Sólo Él decidirá cual es la táctica del momento y el enemigo del momento. De otro modo el escritor oficialista, pongamos por caso al propio ministro de cultura, habla de integración y acercamiento en una feria donde uno de los primeros actos es una burda provocación contra la presentación de una revista, provocación que hace quedar en ridículo a ese propio ministro. Ante una situación así los cambios se hacen imprescindibles para los propios sectores oficiales y el único tema de discusión posible sería la dirección y la envergadura de esos cambios. Pero poco se puede esperar en ese sentido cuando hablar de cambios no sólo puede ser considerado peligroso sino inconstitucional.
Son libros que relatan la experiencia bajo un poder político tan absoluto y abarcador que parecería una metáfora de la idea de poder si no se ejerciera sobre (y contra) gente real. Es autobiográfico porque no me he inventado esa experiencia. Es, ni más ni menos, el resultado de vivir en Cuba durante 28 años. No es autobiográfica porque tuve que usar mucha imaginación, mentir literariamente para poder relatar hechos que, contados de un modo literal, resultarían incomprensibles. Buena parte de mi escritura se ha realizado en condiciones en las que no sabía cuándo ni quiénes la leerían, de modo que debía asumir de antemano una dificultad adicional para la comprensión. Pero nunca perdí la oportunidad ni la esperanza de dar cuentas a un público más inmediato. Buscaba imágenes, tramas que fuesen asimilables para cualquiera que las leyera. Y sin embargo, hay algo de ajuste de cuentas con mi tiempo, pese al sabor siciliano de la expresión. Porque si no ajustamos cuentas con nuestro tiempo (y eso puede tener desde la dimensión más social o política hasta la más íntima) el tiempo ajustará cuentas con nosotros. Lo que sucede conmigo –supongo que también le pasó al resto de mis coetáneos– es que la dimensión política contaminó incluso mi intimidad. Por eso veo que [en el caso cubano] una separación entre lo íntimo y lo político es algo innecesariamente superficial y falso. Me interesa más bien observar cómo se produce esa contaminación por motivos terapéuticos, si lo quieres ver así.
No lo sé. Tampoco me preocupa. No me siento parte de ninguna generación o grupo a pesar de que tengo muchos amigos escritores más o menos de mi edad con los que coincido en muchas cosas esenciales. No me identifico demasiado con "mi" generación o promoción. Sin embargo, sospecho que cuando llegue el tiempo de mirar esto con la debida perspectiva alguien descubrirá identidad en lo que otros no veían más que contrastes. La diferencia es lo mejor que nos podría suceder después de tanta uniformidad entusiasta. De cualquier manera, lo que hace que una generación se sienta a sí misma como tal, –compartir espacios comunes (revistas, círculos, debates) más que ideas comunes–, prácticamente no existe dentro ni fuera de Cuba. De momento estamos demasiado dispersos para inventarnos ese tipo de comunión a menos que seamos la primera generación que se forje a través de Internet.
La zorra jefa rabona pierde la cola. El simbolismo y la connotación ideológicas de la irreparable pérdida hacen pensar en una tragedia colectiva. Los mejores médicos, llamados en secreto, se encogen de hombros ante la imposible restitución. Como la prótesis no es recomendable en medio de tanta suspicacia, la primera de las zorras decide afrontar la pérdida en todas sus consecuencias. Para ello prepara un discurso contundente. No deja de tener en cuenta que hasta ese día la posesión de la cola se ha visto como una cuestión de principios. Mencionará entonces las difíciles circunstancias en que hubo que tomar medidas contra aquellos que por una razón u otra habían renunciado a su cola. Explica, casi con convicción, cómo a través de los años el extenso y peludo apéndice iba convirtiéndose en obstáculo del desarrollo de toda la raza. También menciona el que el desmedido orgullo que generaba la tenencia de la cola, ha terminado por inducir a la adopción de conductas equívocas, contrarias a nuestros principios. Finalmente, propone a toda la manada la renuncia de tan superfluo artefacto en aras del porvenir. Para terminar, recomienda que esta tarea se emprenda con el entusiasmo de siempre; aunque advierte de los peligros del extremismo.
El primero en resentirse es el mercado negro de colas postizas. Ante el desenfado mayoritario de los ahora descubiertos muñones traseros, las zorras, que hasta el momento se habían aferrados a colas y principios, se sienten aturdidas. Sin saber contra qué molestarse, van a amputarse su ahora inútil apéndice con fingido entusiasmo. Siempre habrá alguna renuente, es cierto, pero se espera que con el tiempo comprendan lo necesario de ese paso. Si no, ya se verá qué hacer con ellas.
Von Trotta admite en el libro de Wiebel que ella , al igual que muchos en la izquierda alemana en las décadas de 1960 y 1970 , despreció a Arendt por comparar el comunismo y el nazismo como ejemplos de totalitarismo y se negó a leer sus libros. Pero más tarde se encontró con la biografía de Elisabeth Young- Bruehl y descubrió a una figura fuerte, una filósofa comprometida en el debate político, cuya vida personal también era rica en amigos y amantes. Esa era una mujer a la que podía admirar y celebrar.
El problema es que von Trotta ha elegido un episodio en la vida de Arendt, donde las apuestas eran tan altas, intelectual y moralmente, que no puede ser tratado como el telón de fondo de una historia de interés humano sin faltar al buen gusto. Aunque puede ser una batalla perdida nunca se insistirá bastante en que el Holocausto no es una circunstancia aceptable para viajes sentimentales.
Cuando el radicalismo de izquierda estaba en su violento apogeo en la década de 1970 se convirtió en lugar común el siguiente falso silogismo: los crímenes nazis fueron posibles gracias a la obediencia ciega a las órdenes y las convenciones sociales, por lo tanto, cualquier persona que todavía obedece a reglas y sigue las convenciones es cómplice del nazismo mientras que cualquier persona que se rebele contra ellos golpea retrospectivamente a Hitler. Para la izquierda en ese período, el Holocausto no era fundamentalmente sobre los judíos y el odio hacia ellos (de hecho, el antisemitismo era común en la izquierda radical). El análisis del holocausto se centraba, de una manera narcisista, en la relación alemanes con ellos mismos y en caso extremo en su falta de voluntad de pensar por sí mismos. La Hannah Arendt de Von Trotta comparte esa perspectiva.
[Primo] Levi cuenta la historia de Chaim Rumkowski, el vanidoso y dictatorial anciano judío del gueto de Lodz que imprimía sellos con su imagen sobre ellos, comisionaba himnos que celebraban su grandeza e inspeccionaba sus dominios en un carruaje tirado por caballos . Historias como éstas que unos han contado y otros han querido enterrar son complicaciones mal recibidas. Pero Levi las cuenta sin permitir que el lector pierda de vista la simple realidad moral en la que tuvieron lugar. Sí, "todos nos reflejamos en Rumkowski , su ambigüedad es nuestra, es nuestra segunda naturaleza, somos híbridos moldeados de arcilla y espíritu. Sin embargo, "no lo sé y no tengo mucho interés en saber si en mi interior se esconde un asesino: lo que sí sé es que yo era una víctima inocente y que no era un asesino".