viernes, 14 de septiembre de 2012

Reflexiones leninistas (primera parte)



Nunca he sido un leninista convencido. Y no me refiero a las ideas de un calvito ruso que mandó a matar a la familia del zar, niños y criadas incluidos, con la misma tranquilidad con que se mandaba a preparar un baño. Aunque no, si uno lo piensa bien al calvito ruso prepararse para entrar en el agua debía ponerlo mucho más tenso que hacer derramar sangre de los enemigos de clase. Me refiero al interés que me suscita haber sido estudiante de la escuela que lleva el nombre del calvito ruso, empezada a construir hace cuarenta años e inaugurada dos años después por otro ruso con bastante más pelo, sobre todo en las cejas. (Un amigo mío tiene su propia teoría de por qué se fundó aquella escuela más o menos exclusiva. Los triunfadores de la revolución del 1959 en su esfuerzo por sacarle réditos a un país que habían virado al revés habían descubierto que los hijos que habían tenido con las mejores mujeres disponibles en los meses posteriores a su entrada triunfal en La Habana iban a tener que estudiar en el mismo sistema educativo que ellos habían creado para los muchachos del resto del país. Llegaba la hora de crear escuelas más o menos tan exclusivas como aquellas en las que habían estudiado ellos mismos en el antiguo régimen. Y darle entrada también a otros muchachitos no necesariamente herederos de la nueva aristocracia para mantener la ilusión de que después de todo aquello seguía siendo una revolución de los humildes, con lo humildes y para los humildes).

Quiero dejar claro que no se trata que reniegue de haber estudiado en una escuela que tomaba su nombre de un asesino ruso aunque ahora que lo pienso tampoco es para sentirse orgulloso. Si carezco de ese sólido sentido de pertenencia que suele abundar entre los que han estudiado allí es en parte porque a diferencia de la mayoría de ellos sólo pasé tres años en aquella escuela, de décimo a doce grados, la mitad de lo que pasaron muchos de mis condiscípulos. O sea, una parte menos sustancial de mi adolescencia, esa edad tan definitoria en casi todos los sentidos. (La razón por la que no entré en séptimo grado es una historia aparte: la resumiré diciendo que no me hacía gracia pasar la secundaria internado y mi familia se tiró al piso ante lo que veían como una traición a sus esperanzas de que entrara allí. En décimo luego de ciertas expulsiones en masa en Lalenin volvieron a abrir plazas y ante la amenaza –que se cumpliría algo más tarde- de que enviaran a todos los preuniversitarios a internados en el campo decidí complacer a mi familia con tres años de tardanza). La otra razón por la que mi orgullo de haber estudiado en esa escuela es más bien moderado es la misma que la de Groucho para resistirse a entrar en sociedades exclusivas. Desconfío de un club que se rebaje a admitir a gente como yo.

Entré a la escuela cuando buena parte de la generación de los hijos de los vencedores se había graduado así que quizás eso explique por qué ya no era la sombra de lo que se contaba de ella al menos en lo que respecta a sus condiciones materiales. Había laboratorios, un tabloncillo magnífico, tres piscinas, es cierto, pero la comida escaseaba, los laboratorios y el tabloncillo apenas abrían sus puertas para recibir una inspección o una visita de alto nivel (en la curiosa concepción cubana del “alto nivel” cualquier grupo de extranjeros clasificaba como tal) y en esos tres años la única piscina que se llenó no pasó de funcionar más allá de tres o cuatro semanas en total. (El laboratorio de inglés era una leyenda que le escuché a los pocos afortunados que decían haber estado en su interior y había hasta un estudio radial en el en la única vez que conseguí entrar con unos amigos de puro asombro y felicidad improvisamos una fiestecita). Cuando le dije a una señora que me encontré en Washington DC y que estaba muy orgullosa de que su hijo hubiera estudiado en “una de las mejores escuelas del mundo” que Lalenin era bastante menos de lo que aparentaba quiso asesinarme con la mirada y no la culpo: pese a todas las carencias y falsedades éramos, en los estrechos confines de la isla, unos privilegiados absolutos (y si eso éramos dentro de la isla ¿por qué no del mundo?) Bastaba que nos visitaran estudiantes de otros internados y ver sus rostros hambreados, machacados por el sol y los uniformes que parecía que se iban a deshacer mientras caminaban, el asombro con que miraban nuestros cubículos de cuatro literas (los de ellos serían de treinta o más) y los espejos que les parecían objetos de otro mundo para darnos cuenta de lo afortunados que éramos.

[Continuará]

Abajo: "Qué bien te quedaba" videoclip de Boris Larramendi dedicado a aquellos años leninistas.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo hay que leer el Archipielago Gulag de A. Solzhenitsyn para saber la clase de hijo de mala madre y asesino que era el infame calvito ruso. Por sus propias instrucciones de implementar el terror se fusilaron a miles a diario durante la primera etapa de la "gloriosa revolucion de octubre" en 1918-1920. Despues su discipulo mas aplicado el asesino Bigotudo georgiano que asesino a mas de 25 millones de rusos y mato de hambre a otros 7 millones solo en Ucrania para implementar su plan de colectivizacion. Ademas de ahaber asesinado a todos los antiguos camaradas del calvito.Y muy bien merecido que lo tenian todos.
La escuela Lenin de Cuba deberia tener una imagen de los muertos de hambre del comunismo en Rusia afuera para recordarles a los cubanos quien fue este hijo de mil prostitutas. Quizas algun dia cuando la patria sea libre se hara.
Un cubano libre

Unknown dijo...

te perdiste cosas indispensables en lugares con nombrecitos igualmente heroicos y fundacionales como carlos marx, heroes de yaguajay, luis augusto turcios lima, pablo de la torriente brau, manuel bisbe, raul cepero bonilla, o la "nueva escuela" de ceiba 1, ceiba 2, etc.
en luis augusto turcios lima [ciudad escolar para que veas la importancia de la siberia de las becas de secundaria en cuba donde iban a parar los botados de todas las becas de playa] hubieras conocido que antes que existiera esa cosa que es alamar alli habian una casitas y un reparto de los "rusos" con agua salobre por potable pero con una via de escape por el golfito de cojimar gracias a un viejo que por un medio [luego cuando subio la demanda el hp subio a 20 kilos] te cruzaba el rio y ahi mismo tenias la primera parada de la 58 pa' la poma.
en carlos marx te perdiste marchar al sol 6 horas al dia y el pesca'o a la marialena [una de las primeras palestinas con pustulas sangrantes en manos y brazos con los que desmenuzaba el pesca'o hervido con sal que devorabamos como faisan en fuente imperial]. en heroes de yaguajay ademas del uniforme verde que la unesco "solicito" sustituir te podias meter un tiro en un pie o mano o matar a tu mejor amigo gracias al desgaste natural de los m1 sustituidos en 1936 en la infanteria yuma o pasarte 8 meses sin clases contribuyendo voluntariamente a la gran obra agricola del triunfador en jefe. para no extenderme mas alla del sentido de "no-pertenencia", en carlos marx y yaguajay se desayunaba con leche cuando habia visita de alto nivel, que raramente ocurrian sino era para machacar aun mas, pues estaban muy ocupados con las cebias y lalenin.
hago constar que el criterio de enviar a alguien pa' lalenin o pa' carlos marx en cierta epoca no se asociaba como verifico el curso futuro de cada biografia por los input-output de los moropos, sino por el origen socio-clasista y geografico. la gente de puerto padre, manzanillo, bayamo y atares [preguntale a arturito arango] iban pa' carlos marx y los de la vibora, playa y el vedado pa' la lenin. lo de mariano era ya mas clasista aunque a cocosolo le tocaba el m1 y el pesca'o a la mariaelena.
la valoracion final del criterio de seleccion de los triunfadores al cual se ajusta el sentido de pertenencia a lalenin, pasa por aquello del calvito genocida que la practica es el criterio de la verdad, busca a ver si encuentras a alguno de turcios lima, carlos marx o yaguajay.

Pepe desde mexico dijo...

Yo no tuve el "privilegio" de entrar a Lalenin, pero si fui parte de la otra cara, las ESBEC.. Tu y yo creo somos contemporáneos (cosecha del 65). Y mi experiencia no fue nada instructiva academicamente hablando, pero muy importante en las otras ramas de la vida como por ejemplo, como sobrevivir cada noche sin que me lanzaran por el pasillo aéreo, cosa que si sucedió con varios.. o ser marcado con una plancha caliente, o que me robaran la comida (eso si sucedió alguna que otra vez), o que le prendieran candela al colchón con desodorante.
Entonces en esa época si añoraba ser de Lalenin, porque las anécdotas que se escuchaban eran del tipo "la mejor escuela del mundo".. pero sabes qué? Ahora mi hijo ha ido y sigue yendo a escuelas en México mejores que la tan mentada Lenin.. que nada mas escuchar el nombre hoy por hoy me da urticaria en la trompa de eustaquio... un abrazo

cubasno dijo...

Conocí varias en mis peregrinaciones intelectuales, como Humboldt 7, la Engels en Pinar del Río, la Carlos Marx en Matanzas, la Che Guevara y la Menéndez en Santa Clara, la Máximo Gómez en Camagüey, la Maceo en Santiago, los nombres solos indican el ajiaco ideológico que había que dispararse a cambio de dar un poco más de clases de ciencia y sobre todo, a cambio de no perder miserable y trágicamente tu juventud en un pre en el campo. Muchos de mis mejores amigos vienen de aquellos años de arroz precocido y condones rotos, pero de todos modos no logro entender el orgullo y la nostalgia de muchos de mis condiscípulos, a menos que se entienda como el orgullo y la nostalgia del privilegio, no muy lejano de lo que los yumas llaman "white privilege", si se tiene en cuenta que el porcentaje de negros en los luego llamados IPVCE no se correspondía ni de casualidad con el de la población general. Al discípulo de Stalin y tracatán de Brezhnev no se le ocurrió lo de la affirmative action. Bastante tenían los curros del manglar conque los "educaran" mientras trabajaban en el campo sin cobrar, como sus antepasados. Y el que proteste es un malagradecido y un singao, vaya.

Cheito dijo...

Brodel, yo pase' por alli 3 abriles tambien,probablemente tu agarrastes la plaza mia cuando me dieron el bate!!Despues me fiu para la EIDE, el orgullo de QTS para los deportes. De alli salieron muy buenos deportistas y mucho mejores delincuentes.
Dile a la vieja esa que te encontrastes en Washington, que esa escuela y todas las demas fueron tremenda mierda!!!Para mi era como estar preso y salir en libertad los fines de semana.Desde luego, los hijos de hijos de puta, salian todas las noches (sobre todo las hijas) para ir al medico.Al parecer,todos los esbirros tenian al mismo medico de cabecera.!

Anónimo dijo...

Yo hice secundaria y pre en la Lenin. No logro entender de qué se sienten tan orgullosos los graduados de la Lenin. Qué anioran?
Para mi la Lenin fue una escuela buena. Hasta ahí. No me transmitió ninguno de mis valores, no me ensenio nada particular, no me enriqueció de ninguna manera.
Mi hija en Europa estudió en una escuela que material y academicamente es varias escalas superior a la Lenin. Y esa sentencia se deja demostrar. Una muy buena escuela pública.

César Reynel Aguilera dijo...

La Lenin -el femenino me encanta, porque hay algo de feminidad no reconciliada en el corazón de muchos asesinos-; La Lenin, decía, es heredera de “Cèsar Escalante” y de una escuela anexa a la Universidad de la Habana que llevaba por nombre “Felipe Poey”. A esas dos escuelas primarias fueron a parar casi todos los hijos de la nomenclatura castrista y algunos mataperros, como yo, que fuimos aceptados para cumplir con la imagen del “todo mezclado”.

Cuando esa hornada se fue acercando a la edad de los estudios secundarios crearon La Lenin para acogerlos, cuidarlos, esconderlos, en una institución que mezclaba el elitismo social –pertenencia a la nomenclatura- con una suerte de elitismo intelectual. El problema fue que bien pronto se dieron cuenta que aquella mezcla de comandantes con cabareteras no había dado una descendencia muy brillante, que digamos, y tuvieron que abrir la talanquera a los mejores estudiantes de La Habana.

El antecedente de La Lenin en materia de elitismo intelectual fue el preuniversitario “Raul Cepero Bonilla”. La diferencia fundamental entre las dos instituciones fue que al “Cepero” se entraba por test psicométrico y a La Lenin por calificaciones –notas- y buena conducta. Una diferencia abismal si tomamos en consideración que un buen porcentaje (60% en algunos estudios) de las personas dotadas intelectualmente tienen problemas de adaptación escolar que se traducen en bajas calificaciones.

En mi experiencia personal casi tod@s l@s egredad@s de La Lenin que he conocido son personas abrumadoramente brillantes. Algun@s de una capacidad intelectual tan alta que son capaces de dejar a un lado el “orgullo” de haber ido a La Lenin para concentrarse, o reconocer, las deformidades intelectuales y/o espirituales que le deben a la famosa escuelita. Dos sobresalen, una es la lejanía del hogar durante esa época tan importante de la vida que llamamos adolescencia; y la otra es una especie de “psicología de presidio” que comparten con casi todos los egresados de aquellas escuelas en el campo.

Una de los signos màs sobresalientes de esa “psicología de presidio” es la adicción a las “profeci’as que se validan a si mismas”; esa provocación del conflicto por culpa del tanto pensar que “me quieren joder”; esa pérdida –o ausencia- de amigos por culpa del de tanto pensar que la “amistad no existe”; ese terminar babeados y rabiosos de tanto creer que “todos son lobos”. Otro signo importante es esa tendencia a pasar trabajo intentando obtener con la cabeza lo que obtendrían con mucha mas facilidad si intentaran hacerlo con el corazón. En fin, una hornada hecha para tenerle terror a la vulnerabilidad, para estar siempre con la guardia en alto; o para poco entender ese verso de Habana Abierta que dice “baja la guardia, se valiente”.





Anónimo dijo...

Es impresionante como en apenas 5 años esa escuela se fué al carajo, yo me gradué en el 77 y entonces funcionaba todo, las 3 piscinas, el tabloncillo yo di clases en el de gimnasia, las aulas de inglés y todo, eso si en los dormitorios los cubiculos eran de 30 así que en los albergues eramos 60, ahh y si había un estudio de radio de desde donde te despertaban por las vocinas en los albergues, he visto fotos, pero si entraste en 10 por lo ,que describes, en el 82 ya todo estaba de defunción y sí entonces estudié con varios hijos de ministros y otros mayinbes, además en 2 grados inferiores estaban 2 hijos de fidel, uno cagadito a el que era un pesado engreido y el otro que no se parecia nada, jejejeje supongo que al graduarse el último, se acabó la cuerda y la buena estrella de la escuela..

Güicho dijo...

Me templé a un par de becadas, pero no quise -que pude- más intimidad leninista.

Pero, bueno, La Lenin era suave indiscutiblemente. Tal vez esa sea, aparte de los nexos gregarios, la intrínseca razón del "orgullo" en algunos de sus egresados: el haber escapado del salvajismo bestial a machete, cabilla y pinga de becas como las de Isla de Pinos.

Enrisco dijo...

anonimo 11:50: lo curioso es que todo habia sido remozado para que la escuela sirviera de villa olimpica de los centroamericanos de 1982 (de ahi la creacion de cubiculos de 4 literas, los espejos por cubiculos y todo lo demas) pero parece que alguien decidio que la mejor manera de conservar las instalaciones remozadas era manteniendola lejos del alcance de los estudiantes y la invencion de sucesivos trabajos de reparacion de las piscinas (primero poniendoles un fondo de azulejos, luego rodeandolas con cercas) para no tener que llenarlas.

David Prego dijo...

" todo habia sido remozado para que la escuela sirviera de villa olimpica de los centroamericanos de 1982 "

recuerdo ahora, leyendo esto, el primer día que pisé la escuela en una jornada de puertas abiertas, o en una bienvenida hecha un sábado antes del comienzo del curso, donde creo que nos daban un paseo por toda la escuela. La única cosa que creo recordar de aquel día ( aparte de que viajaba hacia la escuela en el mismo autobús que la chica más guapa que había visto hasta ese momento en mi vida, y que sin conocernos, ella también se había fijado en mí y le parecí lo mismo, y que horas más tarde supimos que "caímos" en la misma unidad, en la misma aula, y que fue mi compañera de asiento de al lado por los siguientes tres años)fue que me llamó la atención lo largas que eran las camas,y creo que alguien me explicó que todas fueron hechas así por el tamaño de los baloncestistas.

Octavio Guerra Royo dijo...

Uno de los planes diabólicos del castrismo fue el de separar los hijos de la familia y formarlos en hábitos de pensamiento y conducta adecuados a la agenda del régimen. El primer paso fue la "alfabetización" en 1961, que no produjo ningún efecto educacional importante, pero mantuvo a la mayor parte de la adolescencia fuera de los centros urbanos en medio de la represión previa y subsiguiente a Bahía de Cochinos o Playa Girón, que neutralizó toda la oposición interna y externa a Castro. Esto fue seguido inmediatamente, en 1962, por el "plan de becas" y la "recogida de café" (que resguardó en las montañas los "futuros cuadros" en caso en que la Crisis de los misiles, o crisis de Octubre o crisis del Caribe saliera mal y estallara la guerra nuclear). A partir de ahí, todos los institutos de educación media superior tecnológicos y de otras especialidades fueron exclusivamente impartidos en internados y se creó el funesto "Servicio Militar Obligatorio", que sojuzgó a todos los hijos varones al Estado, así comolas movilizaciones al campo de las escuelas secundarias y preuniversitarias urbanas. El deletéreo Congreso de Educación y Cultura en 1973 -uno de los pasos previos de la sovietización de Cuba junto al XIII Congreso Obrero-, que provocó la represión de todo lo que se opusiera a dicha "sovietización", "creó" el plan de las Escuelas al Campo. Este tenía como objeto llevar poco a poco todas las escuelas de educación media a internados en el campo, lejos de los centros urbanos, plan, cuya realización económica fue afortunadamente imposible. Dentro de este plan, se construyó la "paradigmática" Escuela Lenin, la escuela "insignia" del sistema educacional cubano. La escuela "Lenin" surgió como una escuela especial durante la década de los 60 en la antigua institución "Baldor" en el Vedado para preparar "cuadros revolucionarios" altamente especializados. Cuando se trasladó a su nueva sede, se destinó, según la propaganda del régimen, a formar los cuadros de todo tipo para el "futuro comunista" (los soviéticos aseguraban que podían "construir el comunismo" en pocas décadas y Castro utilizó esta falacia para seguir engañando a todos). Sin embargo, para lo que sólo servía era para llevar a extranjeros a la misma como parte de la fachada propagandística "utópica" del régimen. Hoy día, los planes de beca han colapsado junto con todo el sistema del Estado benefactor-protector. Este plan se extendió durante más de 40 años, de-"formando" a varias generaciones de cubanos, produciendo la desintegración de los valores tradicionales tanto familiares, nacionales como católicos e insuflando en la mente de las mismas una visión deformada de la realidad, tanto general como, sobre todo, nacional, que afecta, incluso, la oposición surgida en la Isla e impide toda comunicación con fuerzas del exilio, corrompida, también, a su vez, por la nefasta influencia castrista, que todo lo corrompe y tergiversa. http://havanaschool.blogspot.com/

Camilo dijo...

Los graduados del 79 nos reunimos varias veces al año. Un quinto de los casi 1000 egresados radica fuera de Cuba y hemos celebrado encuentros de alta convocatoria en Miami y Madrid. Nuestras relaciones con aquellos que viven en Cuba son, con poquisimas excepciones, amistosas y hasta fraternales. Es precisamente ese sentido de pertenencia a un grupo que convivio durante una etapa formativa muy importante, lo que mas rescatamos de nuestra experiencia en La Lenin.
Treinta años despues de la graduacion visite la escuela por primera vez, y me encontre con un gimnasio clausurado (por las rendijas pude ver que no existia tabloncillo) y las piscinas vacias con las paredes grafitadas y evidencia de que se usaban para jugar futbol. Pero me impacto mas redescubrir la vegetacion tropical de las plazas y el brillo de los pasillos, y ver claramente la belleza y familiaridad del mosaico del Gallo y las Frutas constrastando con el aspecto casi comico del busto blanco del 'calvito' que aun se ve en la entrada principal.

Anónimo dijo...

Muy similar a mi experiencia en el IPVCE Jose Martí de Holguín (1989-1992). Tres años de encierro de los que preferiría no acordarme “let alone celabrate”. Aunque indudablemente la calidad de la docencia todavía era superior al de los IPUEC y los “PRE de la calle”.

No estoy del todo convencido (tal vez en un principio) de que la escuela fuera única y exclusivamente, para el beneficio de los hijos de la elite pues lograron clonar el mismo modelo por toda la isla, ni que la calidad de las instalaciones declinara por la graduación de nadie.

Yo entre en el 89 y las dos piscinas estaban llenas y estuvieron llenas los 3 años. Al principio comíamos relativamente bien: pollo, carne rusa, pescado, spam y 3 meriendas diarias. Íbamos al laboratorio de Inglés, al menos una par de veces al año. El tabloncillo funcionaba. El policlínico más o menos tenía lo que tenía un policlínico de la ciudad y hasta comedor escuela un par de años.

Por algún motivo que aun no entiendo, 1973-74-75 marca el Babyboom en Oriente y en algún momento la escuela llego a tener una matrícula de 5500 alumnos (la más grande de Cuba) al punto que a algunos les tocaba dormir en los pasillos de los albergues.

La cosa empezó a declinar en el 90 y ya en el 91 solo comíamos arroz con frijol Gandul. Ya en el 92 la situación era tristísima e insoportable. Nunca olvidaré que en pleno apogeo de la crisis, se apareció un carrito de helado a la plaza de la unidad 3 y tuvieron que llamar a la policía pues volcaron el carrito con el dependiente dentro. LOL.