¿El fin de un espejismo?

Perdió Cuba. Mejor dicho, el equipo cubano. Cuba lleva perdiendo hace mucho tiempo. Pero al menos antes había gente que se consuela con las medallas y dos o tres estadísticas. Ahora solo le quedarán las estadísticas. Un equipo que lucía bien pero tenía un par de circunstancias en contra: la presión y la curva. Dieciocho entradas sin anotarle una carrera a Japón. Eso fue la curva. El desespero, el nerviosismo, los errores: la presión de estarse jugando la moral del país, la dignidad, el futuro de sus hijos, saber que no se trata de un juego. Antes la presión los había empujado más allá de sus verdaderas posibilidades pero esta vez –gracias a la presión cada vez más descarada y pública del Manager en Jefe- se convirtió en peso abrumador.
El primer clásico fue un espejismo. Los cubanos tomaron a todos por sorpresa, física y mentalmente. Al menos hasta que enfrentaron a los japoneses, poco dados a desmoronarse. Los locutores anoche no dejaban de mencionar que desde 1939 Cuba nunca había bajado de un quinto puesto pero olvidaron decir que desde 1959 no se enfrenta a los mejores y siempre campeó por un circuito diseñado para mayor gloria de la selección nacional. Y no hay que extraer conclusiones definitivas de un par de juegos porque de haber competido por la otra llave los cubanos no habrían tenido problemas para colarse en la final ante rivales que recién comienzan su entrenamiento. De ser así el espejismo se habría extendido tres años más. Nuestra arrogancia endémica mezclada con el aislamiento y la falta de referencias nos hacen ignorar lo evidente: pese a las expectativas y el mito que rodean a los jugadores cubanos son muy pocos los que llegan a establecerse en las Mayores, todavía la referencia obligada del béisbol. En estos días el manager de Japón reconocía que todavía el nivel del mejor béisbol asiático era inferior al de las grandes ligas aunque aspiraban a superarlo en algún momento. Y eso lo dice el director del equipo que ganó el ultimo Clásico. Triunfar en un campeonato tan corto no da para hacerse ilusiones.
Y la verdad es que lo lamento por los muchachos. La mayoría de ellos tiene muchísimo talento y son muy jóvenes. No lo lamento por el equipo porque en definitiva el Manager Absoluto ya anunció que la derrota sería responsabilidad suya. Pues que le pidan cuentas a él (y ya que estamos en eso, que también le pidan cuentas por todo lo demás). Mi actitud no pasa necesariamente porque haya democracia o no en el país. Me conformaría con que al menos los peloteros fueran libres de decidir dónde jugar, que el equipo no excluyera a los que prefieren jugar en otro sitio pero claro, eso es demasiado pedir. Entonces tampoco me pidan que lamente la derrota. El Granma (órgano oficial del equipo Cuba) insiste en aferrarse al espejismo:

Muchas serán las interrogantes de nuestra exigente afición con este resultado. Sin embargo, este es un gran equipo que no demerita a nuestro béisbol, porque luchó, por su gran sentimiento patrio y vergüenza deportiva, porque lo dio todo en el terreno defendiendo un deporte digno, hecho totalmente en esta tierra, con mucho esfuerzo, y esos atributos son los que le seguirán motivando para empeños futuros y por supuesto, para buscar nuevas victorias.

El Granma -que se resiste a hacer un recuento del juego- culpa al pitcheo como si en pelota los juegos pudieran terminar 0-0. A lo mejor se refieren al pitcheo contrario...