Una tesis

El siempre cauto Mauricio Vicent al comentar sobre el caso de Conrado Hernández, el representante en Cuba de la cámara de comercio vasca acusado de trabajar para el servicio de espionaje español (y causante aparente de la caída de Lage y Pérez Roque) se atreve por un momento a incluir la versión de “los miembros del espionaje español en La Habana” y otras fuentes diplomáticas:

En esos medios la tesis es que si Conrado trabajaba para algún servicio de inteligencia era para el cubano, por lo que todo respondería a un plan interno para acabar con Lage y Pérez Roque -antes considerados hombres de Fidel Castro-, en momentos de reestructuración del poder.

Lo difícil de creer es la versión que impera en el resto del artículo. La de un funcionario cubano tan bien conectado como Conrado que se arriesgue a ser capturado como espía, algo que -como todos en Cuba saben- le podría acarrear la pena de muerte. Teniendo en cuenta las pocas ventajas que le traería su part time como espía es difícil imaginar que se atreviera a tanto. Mucho más racional es imaginar que fuera usado por el raulismo para desembarazarse de una rama del fidelismo fuera de su control y que había acumulado más poder (incluída una relación privilegiada con Hugo Chávez) del que estaba dispuesto a compartir. Elementos para pensar así, además de la propia racionalidad de Conrado serían los siguientes:
-El seguimiento de Conrado comenzó antes de acercarse a los agentes españoles y no después. Sólo así se explica que “las autoridades cubanas utilizan como "prueba" la grabación de un encuentro en 2007 entre Hernández y agentes del CNI en el restaurante El Templete de La Habana, donde los comensales supuestamente acuerdan en qué consistiría la colaboración del primero”. Si la reunión preliminar (donde le explican al espía su contenido de trabajo) fue grabada es porque lo venían siguiendo desde antes que hubiera ningún acercamiento.
-La tesis de un Conrado captado por la seguridad para ser usado como cebo en la trampa tendida a Lage y compañía es mucho más consistente con lo que ocurrió a raíz de la enfermedad del Gran Hermano: reforzamiento de la vieja guardia y desplazamiento sutil de los más jóvenes. Esa sólo sería la primera parte del plan. Para desbancarlos por completo el affaire Conrado era una pieza básica.
-Si en realidad Raúl Castro hubiese estado preocupado por los problemas de seguridad que suponía que figuras claves del gobierno estuviesen expuestas al espionaje español les habría advertido sobre los peligros que corrían en sus relaciones con Conrado y no se habría dedicado durante dos años a acumular pruebas contra ellos.
-Ha sido política del régimen desembarazarse sistemáticamente de los “números tres” de un sistema que sólo ha contado con los números 1 y 2. Sólo que esta vez la comprobada cautela de Lage y la enfermedad del jefe los obligó a hilar más fino y provocar la caída con una minuciosa acumulación de pruebas que consisten, en lo básico, en bromas sobre la edad del presidente cubano o el bisoñé del vicepresidente.
-Lo inédito de una situación en que el gobierno cubano deja pasar la oportunidad de hacerle un juicio ejemplar a Conrado Hernández (y poner a temblar al resto de los funcionarios) y recordarle al gobierno español la quema de Hatuey hacen sospechar muchísimo de las motivaciones de los verdugos de siempre.
El atrevimiento de Vicent está pues, más que justificado. Aunque la tesis de Conrado como señuelo del Raúl Castro para hundir a Lage no es la que favorece no la descarta porque pondría su escasa credibilidad a nivel idéntico al Granma. Estamos aquí ante el caso del agente reconocido que de vez en cuando se hace pasar por periodista.