Credulidad

Solía decir Borges que no existe gente que fuera de su especialidad que no sea crédulo. Mi empeño en mis cuatro décadas de vida por no especializarme en nada hace que mi credulidad sea casi infinita. Soy de los que aceptan que un hombre estuvo caminando por la Luna hace 40 años, que los nazis mataron seis millones de judíos o que las pirámides las construyeron los egipcios con troncos, sogas y mucho esfuerzo. Así de ingenuo soy. Por eso cuando me sorprendo a mí mismo desconfiando de un comentario o una foto trato de buscarle una explicación a mi suspicacia, aunque en la foto aparezcan Colón y Ghandi jugando ajedrez.
En este caso no tenía ninguna razón para desconfiar de la foto excepto la foto misma, su textura. Porque la verdad es que no me asombra que los Pérez Roques y Lages de este mundo les gustara tomarse una cerveza o echar una partidita de dominó, algo que por otra parte los humaniza por mucho que la cabeza del primero y la camisa del segundo ejerzan un efecto contrario. El celo con que hasta ahora las autoridades han guardado todo el material con que se apisona la tumba política de dichos señores hace sospechosa de por sí la aparición de estas fotos. Algo me dice que los enterradores de Carlos “Yumurí” Lage y Perroque querían que viéramos las fotos. Y no sólo las laticas de cerveza. Queríamos que los viéramos juntos al lado de Conrado “Mano de Piedra” Hernández. Su intencion profunda era convertir una fiestecita que en mi casa pasaría por un velorio de los menos animados en una conspiración. Faltaba la foto de familia –todos juntitos- y como al parecer alguno de ellos no estaba por ahí el día del fetecun el photoshop se hacía inevitable. Como en otras ocasiones quieren que el mundo se entere sin decírselo directamente. Eso me hace pensar en otra indiscreción cometida nada menos que por el más discreto de los corresponsales extranjeros en Cuba, el inefable Mauricio. Fue cuando mencionó las relaciones homosexuales de uno de los curas españoles asesinados en los últimos tiempos –Eduardo de la Fuente- como causa de su muerte. Tal afirmación viniendo de un periodista tan discreto como Vicent y a cinco meses de la muerte de de la Fuente no se explica si no fuera ya no bajo permiso sino hasta por sugerencia directa de las autoridades cubanas. Un modo discreto de decir. “No hay ningún problema con los curas o con la seguridad ciudadana. Él mismito se lo buscó”. Así, con el tufito homofóbico fácilmente detectable. Prefiero seguir siendo crédulo en lugar de vivir rodeado de fantasmas pero insisto: hay cosas que hasta yo me doy cuenta.