jueves, 3 de julio de 2014

El pez muere por la letra

De un artículo mío que aparece hoy en Penúltimos Días:

El próximo 13 de julio se cumplirán ya veinte años del hundimiento  del remolcador “13 de Marzo” y de la muerte de cuarenta y una de las 72 personas que navegaban en dicha embarcación mientras trataban de escapar de la isla(de entre los muertos diez niños de edades que fluctuaban entre los 5 meses y los doce años). Decir “los hechos son de sobra conocidos” conlleva ignorar que la gran mayoría de los habitantes de la isla no tuvieron otra información que la versión oficial y luego, veinte años de absoluto silencio. Discutir si se trata de un accidente o un crimen de Estado solo conviene a los obvios culpables. Conviene no obstante repasar aquellas versiones oficiales, esas falacias que trataron de presentar como hechos y que añadieron al crimen el insulto adicional de la mentira.
La primera nota apareció sin firmar un día después de los acontecimientos, el 14 de julio de 1994 en el periódico Granma, página 2.


Como se observa se menciona el número de sobrevivientes, los muertos se aluden con la fórmula de “un número indeterminado de desaparecidos” y al hecho en sí se refieren con un escueto “zozobró”. El hundimiento de la embarcación y la “desaparición” de las personas es resumido como “este desagradable incidente” mientras como culpables se señalan a los que cometieron “este irresponsable acto de piratería” que a su vez fueron estimulados “por las radios contrarrevolucionarias, los elementos más reaccionarios de la gusanera de Miami y por los consabidos incumplimientos de los acuerdos migratorios del gobierno de Estados Unidos”: demasiada rabia en una nota más bien desapasionada que intenta describir un “desagradable incidente”. No es la única discordancia, no obstante. La rutina retórica del Granma quizás no nos deje ver qué autoriza a calificar como “elementos antisociales” a personas de las cuales el redactor de la nota no parece conocer ni el nombre y mucho menos el número de fallecidos pero llama la atención de que transcurridas casi veinticuatro horas del acontecimiento no se dé ni siquiera un número aproximado de desaparecidos.

[Seguir aquí]

Post Data: Consulto el libro "Los hijos del enemigo" de Norberto Fuentes y veo que llega a conclusiones muy similares a las mías (los subrayados son míos):

Las autoridades conocen de antemano el proyecto de fuga por una delación o indiscreción, permiten que prosiga y hacen su plan, esta vez para dar un escarmiento mayor, cansados ya de hacer el ridículo de tener que ir a recoger frecuentemente patanas, remolcadores y otras embarcaciones a Cayo Hueso, algo que los perjudica por dos razones: a) da la medida de su debilidad al no poder impedirlo; b) evidencia que crece la desesperación por salir de Cuba.
Los observadores de los mecanismos de poder en Cuba conocen que nadie se atreve a dar una orden de tal naturaleza, sino al máximo nivel.
Eso explicaría el testimonio de las dos sobrevivientes que dicen que los remolcadores ya los estaban esperando en la bahía. Para mayor cr edibilidad de esta tesis, son otros tres remolcadores (de entre todo el espectro de embarcaciones civiles) los que conocen y participan de la frustración de fuga, o sea, precisamente las embarcaciones idóneas, que tienen el poder de hacer frente al remolcador 13 de marzo. ¿Qué probabilidad existe de que precisamente tres remolcadores participaran en ese evento, por la madrugada, si no estaban avisados previamente?
Por otra parte, tres remolcadores, de potencia y tamaño mayor que el 13 de marzo son suficientes para, maniobrando en las aguas tranquilas del puerto, impedir que el 13 de marzo siguiera su camino. Pero esa no era la orden.
El plan estaba en dar el escarmiento en alta mar. ¿A qué distancia? A siete o diez millas sería la distancia ideal de la costa. A menos distancia pudiera haber testigos, a más distancia estarían fuera de las aguas juridiscionales. Esa distancia fue escogida de antemano en el plan operativo.
Las guardafronteras, por supuesto que avisados de antemano, esperaban a una distancia prudencial por la "acción del pueblo" para después realizar su intervención humanitaria. Nadie que conozca este sistema puede imaginar que sea posible que una embarcación descubra una fuga de este tipo, la informe a las autoridades, y que (sobre todo siendo en el puerto de la capital) no se presenten de inmediato, en pocos minutos, las lanchas rápidas de guardafrontera. Incluso hasta aviones o helicópteros podían haber sido despachados de inmediato. Es conocido el celo de las autoridades militares cubanas de que ningún civil no autorizado participe en algo que les toca a ellos de oficio, aunque sea para que no salga nada fuera de un absoluto control.
Justifica esta tesis el interés de las declaraciones oficiales en subrayar que fueron embarcaciones civiles las que participaron en impedir la fuga. Ellos se lavan las manos. Solo actuaron al final, a título de salvadores. 

4 comentarios:

Nausea dijo...

Y este no fue el primer "incidente desagradable" semejante. El 6 de Julio de 1980 fue la masacre del Río Canimar en Matanzas, donde hubo alrededor de 50 y pico muertos, incluyendo cuatro menores de edad. En ambos casos, de justicia no ha habido nada hasta la fecha. Para colmo, en el caso del remolcador, el jefe de la operación, un tal Jesús González Machín, fue condecorado como "Héroe de la Revolución."

Miguel Iturralde dijo...

Ojalá que se recopile toda la información posible sobre este crimen y que se entreviste a sobrevivientes y a todo aquél que tenga información al respecto que sirvan de base a casos legales, que a lo mejor no se puedan ventilar en lo criminal pero sí en un foro civil. Por ejemplo, una demanda por daños y perjuicios a ese "Heróe de la Revolución", a ver si se queda callado o tira al medio a quiénes dieron las órdenes. Yo me apuesto cualquier cosa que algunos de los heroicos trabajadores que impdieron el hurto de la nave viven ya fuera de Cuba. Saludos.

Anónimo dijo...

qué impotencia.
queda en la historia como evidencia de qué fue ese régimen, como vergüenza infinita para los comunistas

Realpolitik dijo...

No, queda como vergüenza infinita para los cubanos responsables por el castrismo. Los comunistas no entienden de vergüenza; la consideran una bobería burguesa.